jueves, 24 de octubre de 2013

Las relaciones suegra yerno en las tribus primitivas

     
     Las controvertidas relaciones entre suegras y yernos tienen unas raíces muy profundas, y son dignas de estudio de una ciencia como es la Antropología. Las malas relaciones entre ellos son demasiado antiguas, como podremos comprobar a continuación. Tienen un carácter universal; y según la Sociología, es una de las causas más importantes de discusión en muchas parejas, especialmente si son jóvenes. Dichas relaciones también han sido motivo de multitud de chistes y befas en todas las sociedades, sobre todo modernas, como aquel dicho que afirma: que el demonio creó a las suegras porque no podía estar en todas partes. En la cultura occidental actual, esta relación es uno de los asuntos más complicados y que más quebraderos de cabeza produce en la organización familiar. Aunque no existe ningún tipo de prohibición ni norma que regule esta situación. Freud, nos dice al respecto, de que la situación psicológica del yerno y la suegra entraña algo que favorece la hostilidad entre ellos y hace muy difícil la convivencia.
     Puedo narrar una conversación que escuché hace unos años durante el recreo en un corrillo de profesores. Uno de ellos manifestaba alegremente, y sin ningún tipo de sentimiento, que la muerte de su suegra se había producido en febrero de ese mismo año y que había sido muy oportuna con su fallecimiento, pues el dinero recibido de la herencia lo utilizó para hacer frente a pagos que tenía pendientes por la casa en la playa que se había comprado. Una de las presentes, ante la falta de sensibilidad manifiesta de su compañero exclamó: ¡Por Dios, espero que cuando yo muera, no hablen así de mí! Tenía dos hijos con novia y pronto alcanzaría la condición de suegra. Son muchas las voces que he oído sobre este controvertido tema y casi siempre en la misma dirección, es decir, críticas a la suegra por parte del marido de su hija.
     El miedo y el pavor con el que el hombre salvaje, y por supuesto sin civilizar, contempla a su suegra, es uno de los hechos más habituales de la antropología, según nos cuenta Georges Frazer en su conocida obra: La rama dorada. En ella, nos relata algunos episodios que se observan en estas tribus primitivas que, cuanto menos, nos resultan curiosos actualmente; como el hecho, de que un nativo australiano casi murió de terror porque la sombra de su suegra cayó sobre sus piernas cuando dormía tumbado bajo un árbol. Siguiendo en el mismo continente, y más concretamente en Nueva Gales del Sur, en las tribus Yuin, tenían por costumbre prohibir de una manera tajante a los hombres tener ninguna comunicación con su suegra. No sólo no podían ni mirarla, más aún, ni siquiera mirar en su dirección. En el caso de que su sombra cayera sobre su suegra era motivo de divorcio. En la isla de Nueva Bretaña, al este de Guinea Papúa, sus habitantes más primitivos no alcanzaban a imaginar el gran número de desgracias  y calamidades, que resultarían de una conversación accidental entre una suegra y su yerno; el suicidio de uno o de los dos, posiblemente fuera la única solución para semejante desgracia. La forma más solemne de realizar un juramento entre ellos era como sigue: “Señor, si no digo la verdad, que tenga que estrechar la mano de mi suegra”. Los peligros imaginarios que acosan al salvaje son numerosos, y estas relaciones son un motivo más de preocupación. La explicación de ésta, y otras conductas, las hace a la luz de los principios de la magia simpatética, que expone en el libro ya mencionado y que condicionan la vida del hombre primitivo, y en los que no entraré, pues rebasan ampliamente las pretensiones de esta entrada. En otra ocasión quizás. Tan solo añadiré, que según este autor, los pueblos primitivos tienen creencias mágicas ante la ausencia de conocimientos científicos.
     Sigmund Freud también se ocupa de este tema en su famoso y ameno libro Tótem y Tabú publicado en 1912, casi contemporáneo al de Frazer, autor al que tiene presente en numerosas ocasiones, como podemos comprobar en las notas de su publicación. Añade, que en las islas Banko son muy severas y crueles las prohibiciones que afectan a la relación de un yerno con su suegra, los cuales deben evitar aproximarse el uno al otro. En Port Patterson, el yerno no estará en una playa si antes ha pasado su suegra, tiene que esperar a que la marea haya hecho desaparecer sus huellas de la arena, e incluso, les está prohibido a ambos pronunciar el nombre del otro. En las islas Salomón, el hombre casado no debe ver ni hablar a su suegra. Entre los zulúes existía la costumbre de que el marido se avergonzase de la madre de su esposa, no entra en su casa si ella se encuentra allí, la única relación posible entre ellos es a través de una tercera persona, o hablándose separados por un obstáculo natural. Entre los basoga, el hombre no puede hablar a su suegra si no está oculta a sus ojos. En fin, así podríamos seguir si repasamos lo que dicen otros autores que se refieren a esta relación.
     A juicio de Freud, estas cosas ocurren por las relaciones ambivalentes, en consecuencia, un tanto neuróticas, compuestas de elementos afectuosos y hostiles a la vez, que se dan entre yernos y suegras. Por una parte, la desconfianza hacia un extraño al que se le ha entregado su hija, y la tendencia a imponer su autoridad como lo hace en su propia casa. Y, por otra parte, el yerno no quiere someterse a ella bajo ningún concepto. Pero en el fondo, lo que mejor explica las prohibiciones tan severas en las relaciones yerno suegra en las tribus primitivas es evitar un posible enamoramiento por parte de uno hacia la otra, o viceversa, por el horror al incesto que sienten estos pueblos. 
     El mismo Freud nos resume las opiniones que Sir Jhon Lubbock expone en su obra El origen de la civilización, el cual se remonta al rapto primitivo para explicar la actitud de la suegra respecto al yerno: “Mientras existió realmente el rapto de mujeres no podían los suegros ver a su yerno, el raptor, con buenos ojos. Pero al cesar esta forma de matrimonio… Quedó la costumbre que nos ocupa después de haber sido olvidado su origen”.  Y de E.B. Tylor, que opina, que la actitud de la suegra con respecto al yerno, no es sino una forma del no reconocimiento de este último por la familia de su mujer. Preguntada una mujer zulú por las razones de esta prohibición contestó: “el hombre no debe ver los senos que han alimentado a su mujer”. Por último, hace unos pocos años un compañero mío profesor de Lengua y Literatura me dijo: “Si conocieses a mi suegra, te sobrarían todas las explicaciones”. Con esta frase trató de poner luz a esta tormentosa relación.

P.D. Lo que faltaba, en un periódico digital del 3 de abril de 2015 leo la noticia de que un hombre muere en un cementerio de Pensilvania al caerle encima la lápida de su suegra, cuando éste iba a depositar un ramo de flores en su tumba y fue enterrado a escasos metros de ella. Sin duda, una tragedia que, por desgracia, será aprovechada para el chiste fácil.
P.D. 2 Un preso argentino: "Prefiero volver a la cárcel antes que estar en la casa de mi suegra". Tras cumplir diez días de arresto domiciliario en la casa de su suegra, decidió ir a la cárcel para seguir cumpliendo el encarcelamiento allí. Según le confirmaron a Clarín fuentes judiciales. Suceso difundido en España por Antena 3 Noticias el 16 julio de 2016.
P.D. 3 Hasta el papa Francisco ha pedido el miércoles 27 de abril de 2022 un mejor trato para las suegras que "a veces son un poco insoportables pero que lo dan todo", según informa Antena 3

      R.R.C.

viernes, 4 de octubre de 2013

Una mastaba muy particular


     Las mastabas son construcciones funerarias realizadas en el antiguo Egipto para enterrar a personajes importantes de aquella época. Se les llama así, porque los trabajadores que empleaba el famoso  arqueólogo inglés F. Petrie se referían a ellas con ese nombre, por el parecido que tenían con ciertas casas tradicionales de su época que se denominaban de esa manera. Con base rectangular y forma que recordaba a la parte inferior de una pirámide, las más grandes alcanzaron una altura de veinte metros, como podemos comprobar en la llevada a cabo por un poderoso faraón de la IV dinastía. Los materiales que se emplearon fueron en un principio el adobe y, muy poco después, la piedra, en la remota III dinastía faraónica hace más de cuatro mil quinientos años.

     Una vez enterrado el difunto con todas sus riquezas, se sellaba la entrada para impedir el paso a posibles saqueadores. Las hay de distintos tamaños, lujos y complejidad. Tanto la cámara sepulcral, como aquellas en las que se colocaba el ajuar funerario, estaban situadas en el subsuelo y se llegaba a ellas, a través de huecos verticales que se hacían a tal efecto. Los familiares sólo podían acceder a la parte construida sobre la superficie, con el objeto realizar posibles ofrendas.
     
     A la V dinastía corresponde una mastaba que pronto llamó la atención de los investigadores, por los relieves y otras informaciones que allí aparecían. Correspondía a dos altos funcionarios de la administración faraónica, casados con dos sacerdotisas de Hathor y con sus respectivos hijos, como allí mismo se deja constancia pero, a pesar de ello, y esto es lo desconcertante del asunto, aparecen representados en algunas escenas, íntimamente abrazados y con su nariz pegada. Así que, el debate está servido. Lo que para algunos estudiosos es un hecho evidente del hallazgo de una tumba, que vendría a ser un claro ejemplo de homosexualidad en la antigua sociedad egipcia. Otros, ven en ella un enterramiento conjunto de hermanos gemelos y, si apuramos más; de siameses.



     Otra opción posible, en mi opinión, y que no he visto reflejada en la información consultada, probablemente porque no la han considerado necesaria, es que nos podríamos encontrar ante un posible caso de bisexualidad, lo que explicaría, por una parte, las actitudes íntimas de los personajes y, por otra, el hecho de que tuvieran esposa e hijos. Evidentemente, si la antigua sociedad egipcia hubiese admitido con normalidad la bisexualidad no habría inconveniente alguno para que aceptase la homosexualidad. Hoy día, sabemos con toda seguridad que un faraón del Imperio Antiguo, a finales del tercer milenio antes de J.C. con Nombre de Trono Neferkara (Pepy, para los amigos, quiero decir su nombre de nacimiento), le tiraba los tejos* al general Sasenet que iba a visitar todas las noches, y según los documentos que se conservan “hacía todo lo que quería”. Qué cada uno interprete. Pero todo indica que nos encontramos ante un comportamiento abiertamente homosexual, por parte de la máxima autoridad política y religiosa y, si fuera poco, con un alto cargo militar. No tenemos más información para saber si la conducta de este faraón era admitida o reprobada por su pueblo.

      Por último, esta tumba se descubrió hace ya casi cincuenta años, en la necrópolis de Saqqara, cerca de El Cairo y se puede visitar desde 1990.  No sabía si escribir sus nombres por lo impronunciables que resultan pero, en fin, aquí van: Nianjjnum y Jnumhotep.

*Expresión que se utiliza, a veces, para proponer una relación amorosa, o sexual, a otra persona.
Nota: sobre la expresión Nombre de Trono, hay una explicación en otra entrada de este blog titulada: El pectoral de Tutankamon.

Nota 2. Ya que no voy a dedicar ninguna entrada de este blog al faraón Pepy II, informaré de un par de cosas suyas. En primer lugar, según algunas fuentes fue el gobernante que más tiempo ostentó el poder, ya que comenzó a reinar con 6 añitos y estuvo hasta los casi 100 que murió, es decir, más de 90 años en el trono. Otras fuentes apuntan menos tiempo, pero coinciden en que su reinado fue muy largo. Y, en segundo lugar, se cuenta de él que para liberarse de las molestas moscas, tuvo la idea de hacerse acompañar por varios esclavos cubiertos de miel, para que, ante semejante manjar lo dejaran tranquilo y se quedaran atrapadas en su golosina.
 
       R.R.C.