Expuesto en
el Museo Nacional de Historia Natural de Washington, he podido obtener esta
preciosa foto de National Geographic, del diamante natural de color azul
intenso más grande y famoso del mundo. Hallado en la India, un comerciante
francés, Jean-Baptiste Tavernier, lo trajo a Europa para ofrecerlo a Luis XIV
en el siglo XVII, el cual lo compró. Una vez tallado definitivamente en forma
de cojín alcanzó un peso de 45 quilates y medio, cuando su peso en bruto era de
115. Es un diamante muy poco frecuente considerado de fantasía o fancy color, que no se le pueden aplicar
las escalas que se tienen en cuenta para determinar la calidad en cuanto a tonalidad
de los diamantes blancos. En principio, los diamantes son carbono puro
cristalizado en el sistema cúbico. Ahora bien, a nivel atómico pueden contener
en trazas otros elementos químicos o prácticamente nada. Si se realiza un espectro
de infrarrojos en un laboratorio, puede determinar si en su red cristalina se
han introducido otros elementos que alteren su color, en el caso del Hope se
han encontrado átomos de boro, responsable pues, de su color azul. En
definitiva, hay que buscar algo “infinitamente” pequeño, para poder explicar
algo “infinitamente” hermoso.
Como curiosidad, a este diamante se le
atribuye una historia de desgracias a sus dueños como a ningún otro pedrusco,
por lo que también se le reconoce como el diamante maldito. Luís XVI se lo
regaló a María Antonieta, y ya sabemos todos cómo acabaron ambos, que perdieron
todo del cuello para abajo. Sucesivos dueños posteriores padecieron desgracias
ellos mismos o personas de su alrededor, hasta llegar a su último propietario
que lo donó al museo donde actualmente se encuentra, convirtiéndose desde 1958
en una de las piezas más visitadas. Al ser un diamante único es imposible saber
su valor si no se saca a subasta pública, aunque se le adjudica un precio de
350 millones de dólares. Como vemos en la imagen, se encuentra engastado a un
collar. Lleven cuidado si lo contemplan.
NOTA: Este diamante no tiene nada que ver
con el que sale en la famosa película Titanic, que fue una joya elaborada para
la misma y, además, no es un diamante, pero probablemente se inspiró en él.
R.R.C.

