domingo, 12 de agosto de 2012

El David de Donatello, Miguel ángel y Berbini: tres momentos

      El segundo rey de Israel, un humilde pastor antes de alcanzar trono, todavía adolescente, se enfrentó al más temible enemigo de su pueblo, el gigante Goliat, el mejor militar que tenía el ejército filisteo. Para ello sólo contaba con su honda de pastor, mientras el segundo estaba perfectamente equipado para el combate, en fin, un duelo desigual. Para sorpresa de todos los presentes, el joven le lanzó una piedra a su enemigo que golpeó su frente  y cae desmayado al suelo, lo que aprovechó el joven pastor para cortarle la cabeza con la propia espada que portaba el vencido. Esta inesperada victoria ante un enfrentamiento tan desigual, fue interpretado por el pueblo como una señal de Dios, David era su elegido para guiar y gobernar este pequeño reino hacia el año mil a. de J.C.
     Este episodio ha sido narrado con cierta frecuencia en pinturas y esculturas a lo largo de toda la Historia del Arte. De todas estas obras podríamos destacar las tres imágenes puestas en paralelo más arriba. Su orden responde a la cronología de las mismas y no al momento que representan. El David de Donatello es de mediados del siglo XV, elaborado en bronce y es el primer desnudo del Renacimiento en escultura. El segundo, es de principios del siglo siguiente, también renacentista, de mármol de carrara y su autor es el florentino Miguel Ángel. El tercero es del polifacético Bernini, un artista barroco del siglo XVII que también emplea el mármol para su obra.
     El David que aparece en el centro, curiosamente “el gigante de Florencia” como se le conoce cariñosamente, por sus más de cinco metros de altura, está observando al gigantesco Goliat que tenía delante, soldado experimentado que no le iba a dar una segunda oportunidad, si no realizaba la acción adecuada. El David de Bernini, de tamaño real, tiene un metro setenta de altura, se encuentra en plena acción, con los músculos en máxima tensión y el ceño fruncido, está lanzando la piedra que impactará en la frente de su enemigo. Si observamos a continuación el David de Donatello, más pequeño que los anteriores, de un metro cincuenta y ocho de altura, ya ha terminado “la faena”, le ha cortado la cabeza a Goliat, sobre la que sitúa su pie izquierdo, haciendo ver, que la derrota es inequívoca, total y completa.  La propia espada  del filisteo se luce ahora en la mano del joven héroe.
       R.R.C.    
Nota: composición de imágenes del autor