Realizada en
piedra caliza y yeso, tiene una altura de 47 cm y un peso de 20 kg.,
posiblemente del maestro escultor Tutmose del que se ha localizado su taller.
Se encuentra expuesta en el Altes Museum de Berlín y fue hallada en unas
excavaciones llevadas a cabo en Tell-El-Amarna en 1912. Como vemos, es un busto
policromado, de mediados del siglo XIV a. de J.C., casi contemporáneo de la
famosa Máscara de Tutankamón, del que precisamente era madrastra suya y esposa
del Amenofis IV, más conocido por Akenatón, al que le dio seis hijas.
Es una obra maestra del arte egipcio de
todos los períodos. Además, hay que tener presente que la escultura de estos
momentos se hace más realista y cambia los cánones anteriores, por la reforma
religiosa tendente al monoteísmo que emprendió el mencionado Akenatón y que,
por supuesto, influyó decisivamente en la concepción artística. De talla
delicada, de composición simétrica y de tonos suaves, destaca su extraordinaria
belleza y su gran sensualidad, en la que colaboran sus labios carnosos y su
rostro delicado de facciones perfectas.
Las tres partes en las que se podría
dividir el busto; pectoral, cabeza y tiara, son simétricas y proporcionadas,
gozan de armonía entre ellas, y como sabemos, la armonía es consustancial con
la belleza formal. El cuello de cisne que muestra le da esbeltez a la obra y esos
grandes ojos almendrados (a pesar de faltarle uno) proporcionan vida a un rostro,
que todavía mantiene un cierto hieratismo, una cierta distancia frente al
observador.
R.R.C.