Es un óleo sobre lienzo realizado en 1861 por el artista
francés Jéan Léon Gérome de 80 x 128 cm, se encuentra expuesto en el Kunsthalle
de Hamburgo. Representa el momento en que la hetera Friné se desnuda ante el
areópago, es decir, el tribunal que la juzgaba por el grave delito de impiedad
(incumplimiento público de sus obligaciones religiosas), una vez que todos los
argumentos de su defensor se mostraron inútiles. Éste era su último recurso, la
gran belleza de su cuerpo desnudo, que inmediatamente convenció al viejo y
masculino tribunal, que votó por unanimidad su absolución. ¿Cómo se iba a privar
al mundo de semejante belleza, que había posado como modelo para representar a
la misma diosa Afrodita? Hetera era el
nombre que recibían en la antigua Grecia las cortesanas, una forma de prostitución
de lujo, en algunos casos, de gran influencia, tenían un gran renombre y al
contrario de la mayoría de mujeres griegas de la época, recibían educación.
Nos encontramos
ante una obra de arte al más puro estilo académico, característico de la
segunda mitad del siglo XIX, que sigue estrictamente las normas que indicaba la
Academia de Bellas Artes de París, muy en sintonía con los gustos de una parte
considerable de la burguesía francesa que recordaba de buen grado el
neoclasicismo de principios de siglo, que de alguna forma, estos cuadros rememoran,
como su gran calidad técnica de la que hacían gala. Así, lo podemos comprobar
en el empleo de la perspectiva, composición, color, pincelada precisa, dibujo
exquisito, naturalismo, movimiento y expresividad. Merece la pena hacer un
recorrido visual por los rostros y gestos de cada uno de los personajes de la
obra, todos manifiestan, a su manera, la gran admiración que les produce la
belleza inigualable, comparable a la de una diosa, de la protagonista, a la
cual, le invade un sentimiento de pudor al mostrarse desnuda ante semejante
audiencia, por lo que no puede evitar desviar la mirada y cubrirse el rostro.
Respecto a
Friné (Φρύνη), sabemos que nació en la polis griega de
Tespias en el año 328 a. de J.C. Era la amante y musa favorita de Praxíteles,
quien se inspiró en ella para la creación de varias esculturas de la diosa
Afrodita y fue a petición del escultor, que uno de los mejores oradores del
momento se encargara de su defensa, aunque de nada le hubiera valido de no ser
por su enorme belleza, que a la postre, fue lo que la salvó.
R.R.C.