Recientemente se ha publicado en español
el último libro de Antony Flew fallecido en el 2010, en colaboración con R. A.
Varghese “Dios existe” por la editorial
Trotta. Flew fue el máximo referente del
ateísmo, posiblemente mundial, de la segunda mitad del siglo XX, con obras como
Filosofía y falsificación, o La
presunción del ateísmo, en donde la carga de la prueba, la hacía recaer
en los que afirmaban la existencia de Dios y
no en los que la negaban. En el 2004 anunció su cambio de postura al
deísmo y en el 2007 defendió sus nuevas
opiniones en el libro mencionado al principio de estas líneas. Después de leerlo
atentamente, creo que se quedó a un paso de abrazar la religión cristiana, como
podemos comprobar en su último capítulo,
se declara abierto a creer en un Dios personal y a la omnipotencia, cuando
escribe que “algunos aseguran haber establecido contacto con una Mente infinitamente
inteligente. Yo no lo he hecho; no todavía. Pero ¿quién sabe lo que podría
ocurrir en el futuro? Quizás algún día podría oír una Voz que dice: ¿me oyes
ahora?”. Y en su reflexión final concluye: “Me impresiona mucho la
argumentación de obispo Wright (a
continuación me referiré a ella), que es totalmente fresca. Presenta las
razones del cristianismo con un acento nuevo. Esto es enormemente importante,
sobre todo en el Reino Unido, donde la religión cristiana prácticamente ha
desaparecido. Es una argumentación absolutamente magnífica, radical y poderosa.
¿Es posible que haya o haya habido una
revelación divina? Como dije, no se pueden limitar las posibilidades de la
omnipotencia, excepto en lo que se refiere a producir lo lógicamente imposible.
Todo lo demás está abierto a la omnipotencia”.
En el apéndice final de este libro, mantiene una interesante conversación con el obispo de la iglesia anglicana N.T. Wright, reconocido experto en temas de cristianismo primitivo y Nuevo Testamento, con el que trata el tema de la resurrección de Cristo desde el punto de vista histórico y qué pruebas puede aportar. Precisamente la reflexión final ya indicada hace referencia a esta conversación. Vamos a ella:
La resurrección tal como la entiende el
cristianismo no tiene parangón en el mundo grecorromano en donde se desarrolla
esta nueva religión. Sabían que los muertos permanecían en sus tumbas y no
resucitaban, el concepto del más allá de las religiones paganas no tiene nada
que ver con el que tenían los seguidores de Jesús. Sin embargo, dentro del
mundo judío de hace dos mil años, la mayoría creían en la resurrección, como
los fariseos, no así los saduceos, que negaban la existencia de otra vida
después de la muerte, mientras los esenios, parece ser que creían en un estado
de inmortalidad que no implicaba resurrección. Ahora bien, todos los cristianos
primitivos creían en una futura resurrección de la carne. Todos creían que, al
menos, una sola persona había
resucitado: Jesucristo, mientras los demás reaccionaron con incredulidad hacia
dicha idea. Hablaron de un nuevo tipo de corporeidad no vulnerable al dolor y a
la muerte. La versión de resurrección cristiana es totalmente nueva y diferente
a la judía de su tiempo y fue la idea central en estos primeros cristianos, no
así en el judaísmo, lo que indica que
algo debió ocurrir que trajo la resurrección
de la periferia al centro de la fe. Los primeros cristianos
discrepaban en otras muchas cosas, pero en esta idea de la resurrección había
unanimidad.
La historia, en opinión de Wright, tiene
la obligación de preguntarse ¿por qué los cristianos primitivos tienen una idea
totalmente nueva y unánime de la resurrección?, algo concreto ocurrió, nos dice. Lo que transmiten los
evangelios y los Hechos de los Apóstoles
de la resurrección, presenta rasgos
comunes que prueban que se remontan a tradiciones orales muy próximas a la
crucifixión de Cristo y la forma de presentarla hubiese sido diferente a como lo hicieron, de haber expuesto un modelo
ya recogido en el judaísmo, concretamente en el libro de Daniel en su capítulo
12* tendrían un texto apropiado.
Para el evangelio atribuido a Mateo, por ejemplo, que tanto le preocupaba
justificar como se cumplían en Jesús las profecías del Antiguo Testamento, le
hubiese encantado narrar la resurrección tal como estaba escrito. Sin embargo,
no lo hizo así, y añado ¿por qué?, lógicamente no fue esa su experiencia. Por
otra parte, en el texto griego de los evangelios se utilizan palabras
diferentes para referirse a este tema, lo que indicaría que no copiaron unos de
otros.
Otro aspecto muy interesante para Wright
es el papel otorgado a las mujeres en este asunto, cuando sabemos la poca
importancia que se daba a su opinión en la sociedad de estos momentos, ni siquiera
servían de testigos en un juicio. Colocar
a mujeres, y en especial a María Magdalena**, que provenía del bajo mundo de
la ¿prostitución? como testigos
fundamentales de la resurrección, de un hecho tan trascendental para los
cristianos, hubiese sido como dispararse
un tiro en el pie, como podemos comprobar en Celso, filósofo anticristiano
del siglo II, cuando asegura: “esta fe se basa sólo en el testimonio de unas
mujeres histéricas”. Los primeros cristianos nunca hubieran inventado algo así.
Por
último, Wright descubre que debieron concurrir dos acontecimientos: 1) la tumba vacía de Jesús y 2) debió haber apariciones. Ambas cosas
son necesarias, pues las apariciones de Cristo no fueron alucinaciones de sus
discípulos, ya que la tumba estaba vacía y su cuerpo no fue robado como
demostrarían las apariciones. Estos dos puntos serían para Wight la explicación
más plausible y certera de los textos neotestamentarios.
* “Muchos de los que duermen en el polvo de la
tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el
horror eterno. Los doctos brillaran como el fulgor del firmamento, y los que
enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.”
Texto obtenido de la Biblia de Jerusalén.
**Llamada “La
apóstol de los apóstoles” por Santo Tomás de Aquino. Por otra
parte, el papa Francisco elevó su memoria litúrgica al rango de fiesta con un
decreto en 2016, para evidenciar la importancia de esta mujer en los orígenes
del cristianismo.
P.D. Además de lo expuesto, cabría
plantearse la siguiente pregunta: ¿qué
vieron los Apóstoles de Jesús? Excepto Judas el traidor, que ya sabemos
cómo acabó y fue sustituido por Matías, pues con su acción dejó de ser apóstol,
todos sufrieron enormes martirios por su causa y murieron de una forma
violentísima, salvo Juan que falleció de vejez porque pudo sobrevivir a la
tortura que fue sometido, aunque con secuelas. Renunciaron a su vida anterior,
a sus mujeres, a sus hijos, a sus familias, a sus trabajos, siendo todos ellos
hombres sencillos de extracción humilde, que
no estaban preparados ni mentalizados para la vida de sacrificios que les
esperaba y que no dudaron en asumir voluntariamente.
Nota: P.D. Añadida el 2 de enero de 2014
R.R.C.Nota: P.D.
P.D. II Me ha parecido interesante incluir en
esta entrada, cómo contaba Antony Flew en una de sus últimas entrevistas poco
antes de fallecer, su cambio de conversión intelectual y, de paso, dar una
contundente respuesta al biólogo británico nacido en Nairobi Richard Dawkins, uno de los mayores
representantes del ateísmo mundial en la actualidad, ridiculizando su principal
argumento sobre el origen de la vida. Lógicamente, el tema tratado aquí es
otro, pero el texto que expongo a continuación, complementa con una gran
claridad el cambio de postura intelectual de este gran pensador, que no tuvo
inconveniente en reconocer, ya al final de su vida, que durante toda ella había
mantenido una postura equivocada:
Dos
factores fueron especialmente decisivos. Uno fue mi creciente empatía con la
idea de Einstein y de otros científicos notables de que tenía que haber una
Inteligencia detrás de la complejidad integrada del universo físico. El segundo
era mi propia idea de que la complejidad integrada de la vida misma —que es
mucho más compleja que el universo físico— solo puede ser explicada en términos
de una fuente inteligente. Creo que el origen de la vida y de la reproducción
sencillamente no pueden ser explicados desde una perspectiva biológica, a pesar
de los numerosos esfuerzos para hacerlo. Con cada año que pasa, cuanto más
descubrimos de la riqueza y de la inteligencia inherente a la vida, menos
posible parece que una sopa química pueda generar por arte de magia el código
genético. Se me hizo palpable que la diferencia entre la vida y la no-vida era
ontológica y no química. La mejor confirmación de este abismo radical es el
cómico esfuerzo de Richard Dawkins para aducir en El espejismo de Dios que el
origen de la vida puede atribuirse a un "azar afortunado". Si este es
el mejor argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado. No, no
escuché ninguna voz. Fue la evidencia misma la que me condujo a esta
conclusión.
Nota
II: P.D. II Añadida el 4 de
febrero de 2014.
R.R.C.
P.D. III Aunque estas últimas posdatas sobrepasan el título de la entrada, creo que aportan algún argumento para la reflexión sobre el tema aquí expuesto. Un testimonio atractivo sobre la resurrección, lo encontramos en Charles Colson, fallecido recientemente y hombre fuerte de la administración del presidente de E.E.U.U. Richard Nixon, e implicado en el escándalo Watergate por lo que fue condenado a tres años de cárcel. Después de estar unos meses en prisión, se convirtió al cristianismo y dio un cambio radical a su vida, concentrando todos sus esfuerzos en ayudar a los demás. Afirmó lo siguiente:
“Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mí. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas. ¿Usted me está diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”
Nota III P.D. III Añadida el 15 de febrero de 2014
R.R.C.
P.D. III Aunque estas últimas posdatas sobrepasan el título de la entrada, creo que aportan algún argumento para la reflexión sobre el tema aquí expuesto. Un testimonio atractivo sobre la resurrección, lo encontramos en Charles Colson, fallecido recientemente y hombre fuerte de la administración del presidente de E.E.U.U. Richard Nixon, e implicado en el escándalo Watergate por lo que fue condenado a tres años de cárcel. Después de estar unos meses en prisión, se convirtió al cristianismo y dio un cambio radical a su vida, concentrando todos sus esfuerzos en ayudar a los demás. Afirmó lo siguiente:
“Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mí. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas. ¿Usted me está diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”
Nota III P.D. III Añadida el 15 de febrero de 2014