domingo, 9 de junio de 2013

El Panteón de Agripa


     Construido hacia el año 118 después de Cristo por el emperador Adriano, como un edificio dedicado a todos los dioses (que es precisamente lo que significa panteón) del Imperio. Decía de él, el escritor francés del siglo XIX Stendall que: «El más bello recuerdo de la antigüedad romana es sin lugar a dudas el Panteón. Este templo ha sufrido tan poco, que aparenta estar igual que en la época de los romanos.» Se levantó sobre el mismo lugar donde Agripa edificó el antiguo Panteón en época de Augusto. Se escogió la planta circular, derivada del tholos griego, sin renunciar al eje longitudinal tradicional en los edificios romanos, que iba del pórtico al ábside.

     El acceso al templo se lleva a cabo a través de un pórtico, dividido en tres naves, formado por ocho columnas de fuste liso de granito egipcio, de color gris, alineadas en el frontis, más otras ocho en dos grupos de a cuatro. Todas las columnas son de 11'5 m. de altura y capiteles corintios de mármol. El desnudo frontón triangular  se apoya en un estricto entablamento formado por un arquitrabe dividido en bandas, un friso epigráfico atribuye la construcción del edificio a Marco Vipsanio Agripa, amigo, general y yerno del emperador Augusto «M. Agrippa L.F. cos. tertium fecit»* y una cornisa saliente que cierra el gran tímpano.

     Esta inscripción no se remonta a la época de Agripa, sino que fue destruido y la reconstrucción que vemos en la actualidad, es como ya apunté inicialmente, de época de Adriano, de principios del siglo II. Hay que tener presente que el edificio sufrió daños por un incendio en el año 80, de los que fue reparado por Domiciano, aunque sufrió una nueva destrucción en tiempos de Trajano, en el año 110. Aunque el arquitecto es un tema discutido, se atribuye generalmente a Apolodoro de Damasco, de origen sirio y que trabajó en Roma en estos momentos que se estaba llevando a cabo la reconstrucción. Y ¡caprichos de la vida!, si así se les puede llamar, fue mandado ejecutar por el emperador Adriano, por haberle increpado su afán por la arquitectura. ¡Uno de los más grandes arquitectos de Roma! ¿Ustedes lo entienden?

     El interior del Panteón sobrecoge por las dimensiones de su bóveda, de 43'5 metros de diámetro, que descansa sobre ocho pilares dobles, decorados por pilastras adosadas, entre los cuales se levantan columnas corintias pareadas. Esta sucesión de columnas y pilastras corintias soportan el entablamento, que se rompe por un gran ábside semicircular, inscrito en el tambor y situado frente a la entrada principal. Entre las columnas y pilastras se encuentran nichos y hornacinas separados por cuerpos macizos delante de los que aparecen altares con imágenes.

     El tránsito del entablamento a la cúpula se hace por un  cuerpo cilíndrico que sirve de tambor y que ofrece un juego de alternancias de macizos cuadrados y vanos rectangulares, remarcados por una nueva alternancia decorativa: frontones triangulares sobre rectángulos y rectángulos sobre cuadrados. Sobre ellos descansa el anillo de la cúpula.

     La cúpula, de 43'5 m. de diámetro interior, tiene su parte interna  revestida de hormigón y se encuentra  dividida  en cinco círculos, de 28 casetones cada uno, que simbolizaban los días del mes lunar, y que también pueden leerse como las cinco esferas concéntricas del sistema planetario antiguo, con el Sol en el centro. El tamaño de los artesones disminuye progresivamente al aproximarse al oculus  y varía desde 3'9 m. de lado en el anillo inferior a 2'3 m de en el superior. En lo alto se abre un orificio circular, el oculus, de casi nueve metros de diámetro, y que es la única fuente de luz cambiante con el giro de la Tierra.

     Todos los nichos están empotrados en los muros y sólo el de la cabecera del eje principal lo vemos en profundidad. Parece ser que tenía las estatuas de Marte y Venus, dioses tutelares de los Julios, así como la estatua de Julio César, que cita Dión Casio: «Parece probable asimismo que los otros seis nichos grandes contuvieran tres dioses cada uno, y los ocho pequeños un dios cada uno».

      El Panteón se salvó de la destrucción muy pronto, porque ya en el año 608, un Emperador bizantino lo donó al Papa Bonifacio IV, que lo transformó en iglesia cristiana. Por esta razón fue el único edificio de la Antigua Roma que permaneció intacto y en uso ininterrumpido. En la actualidad nos encontramos con un altar católico adosado a la pared del fondo, desde donde se puede decir misa. También se utiliza como tumba de personajes ilustres de la historia italiana; el propio pintor renacentista Rafael descasa en uno de sus nichos, o el antiguo rey de Italia Victor Manuel II. En 1980 fue declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
*“Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, lo hizo”

      Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.