Óleo sobre tela, de 1'69 x 2'16
m. (La Haya). Pintado en 1632, es la obra
que consagra a Rembrandt como gran pintor ante la sociedad holandesa. El
cuadro representa un momento importante de la historia del "retrato de
grupo", que es un género característico de la pintura holandesa. Las
asociaciones, los grupos, las compañías tenían la costumbre de encargar a los
artistas cuadros que representan a sus miembros, sin más finalidad que la de
ser inmortalizados todos juntos.
En
La Lección de anatomía del doctor Tulp,
Rembrandt distribuyó los ocho personajes según un escenario dramático donde
cada uno participó con un papel y una importancia particular, en la unidad
psicológica que preside la composición. El doctor Tulp realiza la disección del
brazo de un cadáver, rodeado por sus alumnos, interesados tanto en la lección
práctica como en el texto de anatomía de Vesalio, que se ve en primer plano, a
la derecha.
El
cuadro está compuesto según un esquema
geométrico que determina la posición de los personajes dividiendo los lados
verticales del rectángulo en tres partes y uniéndolas con las diagonales, y
trazando las diagonales, de izquierda a derecha, de los dos rectángulos
obtenidos trazando el eje vertical.
Conociendo
la personalidad y las intenciones del autor, resulta interesante analizar los
personajes, sobre todo seguir sus miradas. Si se observa bien, se puede ver que
solamente dos de ellos (el que lleva ropa de color y el que se encuentra detrás
del mismo) siguen la disección, inclinados sobre el cadáver; el primero, desde
la izquierda, se ha girado hacia el profesor, mientras que el que está a su lado
torna la cabeza hacia el espectador; el personaje de arriba se ha girado
francamente hacia el observador, a quien invita con la mirada a entrar en la
escena; contribuye también a crear una sensación de relieve entre el fondo del
cuadro y el espectador. Los dos últimos parecen más interesados en el libro que
en el brazo, donde el profesor introduce sus tijeras.
Aparte
de la novedad de la composición, llama la atención el papel de la luz, que
destaca de la sombra las caras de los protagonistas (que resaltan con sus
expresiones sobre el blanco de sus golillas), las manos del profesor que está
explicando, la palidez del cadáver, dispuesto en diagonal, el gran volumen
abierto a los pies de éste. En contraste entre la luz y la sombra es aún
marcado en esta obra, más bien duro, sin las variaciones y los matices del
claroscuro de la madurez del artista.