Con fecha 13 de febrero de 2014, el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC- español comunica a la opinión pública el descubrimiento de un
sarcófago egipcio en excelente estado de conservación, de la poco conocida
dinastía XVII faraónica. El ataúd perteneció a un hombre llamado Neb,
probablemente un alto funcionario del año mil seiscientos antes de Cristo.
Ha sido descubierto en una necrópolis de
la antigua Tebas (Luxor en la actualidad), después de doce campañas de
excavaciones en una cámara sepulcral excavada en la roca a cuatro metros de
profundidad, en el patio delantero de la tumba de Djehuty, que fue supervisor
del Tesoro de la reina Hatshepsut (1470 a. J.C.). Realizado en madera, presenta
unas medidas de dos metros de largo por medio metro de ancho, completamente
policromado, mantiene brillantes los colores originales como podrán comprobar
en la imagen que inicia esta entrada. Este estilo decorativo duró un breve
período de tiempo y es típico de la XVII dinastía, al que corresponde la pieza
como ya advertí al comienzo: “Por ese motivo, el ataúd tiene pintado en la tapa
un par de alas extendidas sobre el cuerpo del difunto, como si una diosa alada
le abrazara por detrás, otorgándole así su protección en el más allá”, detalla
el Dr. Galán. El acceso a la tumba se encontraba sellado, por lo que es la
primera vez que veía la luz desde que fue depositado en ese lugar.
Una inscripción que recorre toda la tapa
del ataúd dirige una invocación de ofrendas a un hombre llamado Neb. Por
supuesto, la momia todavía se encuentra en su interior y parece ser que en buen
estado (dentro del “buen” estado en el que se puede encontrar una momia).
R.R.C.
Nota: Imágenes bajadas de Internet.