Fue
adquirida por un coleccionista estadounidense llamado Warren a principios del
siglo XX en Jerusalén, y de ahí el nombre, por el que esta bella copa de plata
es conocida en la actualidad. En 1999 fue adquirida por el Museo Británico por
una enorme cantidad de dinero, exactamente 1 800 000 libras inglesas, en donde
la podemos contemplar en una de sus vitrinas. A pesar de tener algunos
desperfectos, inevitables con el transcurso de los siglos, su estado de
conservación es excelente.
Lo que más nos llama la atención de este
objeto es la representación de dos escenas de alto contenido homosexual
explícito, lo que le acarreó diversos problemas de rechazo en otros momentos
pasados, felizmente superados hoy en día. La gran calidad artística de los
relieves es evidente, las figuras están esculpidas en bajo relieve,
probablemente por un artesano griego con altos conocimientos técnicos de la
segunda mitad del siglo I d.C. Con la intención de utilizarla en sus
fiestas y banquetes privados para beber vino, es posible que un cliente
adinerado romano que residía en Palestina hiciese el encargo, ya que la copa
apareció en las proximidades de Belén. La base está realizada en plata maciza y
se encuentra soldada al pie hueco que sostiene el recipiente que, previsiblemente disponía de dos asas que no se han hallado.
En cuanto a
las escenas que podemos ver en la copa, ambas nos presentan una pareja
masculina, en la que el personaje de mayor edad sodomiza al más joven. En uno
de sus lados, un hombre adulto y barbudo que aparece tumbado en un canapé, con
un personaje más joven sentado sobre él, agarrado a una soga o cinta para
mantener la posición necesaria, y así poder realizar el acto sexual. Mientras
tanto, al fondo y detrás de una puerta entreabierta, otro personaje aún más
joven observa la escena sin ser visto por los protagonistas, con lo cual nos
encontramos con la circunstancia añadida de un acto de voyerismo. En el otro
lado de la copa descubrimos una representación similar, en la que un personaje
todavía imberbe practica sexo anal con otro que aún no ha llegado a la
adolescencia. Lógicamente, visto el hecho con una mentalidad actual, nos
encontraríamos ante un caso claro de pederastia. Junto a estas dos escenas
principales se incluyen telas dobladas y algún instrumento musical.
No son raras las escenas de contenido sexual en las representaciones romanas, no hay más que recordar todas las imágenes que nos han llegado de Pompeya, ciudad sepultada por el Vesubio y en la que había un gran número de burdeles, más que panaderías, según algunos textos que he leído por ahí. Los contenidos de carácter homosexual, aunque los hay, son menos frecuentes que los heterosexuales, lo que hace aumentar la singularidad de la copa.
R.R.C.
NOTA: Esta copa
hay que verla en el contexto de su tiempo, al igual que cualquier otro objeto
histórico, ya que en la antigua Roma no se planteaban la homosexualidad, la bisexualidad, e incluso la pederastia como
hoy en día. Sencillamente se hablaba y se practicaba el sexo, sin más. Por supuesto, también tenía sus limitaciones y actos indecorosos, pero siempre que se
mantuviesen en privado y no trascendieran eso era lo importante, más que la
acción en sí misma. Las personas ricas podían tener esclavos jóvenes y hacer lo
que consideraran oportuno con ellos para obtener placer sexual, lo cual no
estaba mal visto por la sociedad en general. En fin...
R.R.C.