Posiblemente ha sido la estatua que Miguel Ángel realizó de Moisés para la tumba del papa
Julio II en el siglo XVI, y que hoy podemos contemplar en la iglesia de San Pietro
in Vincoli de Roma, a menos de medio km. del Coliseo, la que popularizó una imagen del profeta del Antiguo
Testamento con cuernos.
Cuando Moisés desciende del monte Sinaí
con las tablas de Los Diez Mandamientos, tenía su rostro desfigurado por haber
estado ante la presencia de Dios, según nos dice el libro del Éxodo en el cap.
34, vers. del 29 al 35. Los israelitas quedaron tan asustados que se vio en la
necesidad de cubrirse la cara con un velo el resto de sus días, descubriéndose
solo cuando volvía a estar en presencia de Dios.
¿Qué pudo ocurrir? El meollo de la
cuestión se centra en la palabra hebrea “KRN”, lógicamente escrita sin vocales,
ya que esta lengua carece de ellas. Cuando el papa Dámaso I encarga a San
Jerónimo en el siglo IV que traduzca la Biblia del hebreo y el griego al latín,
la famosa Vulgata latina, reconocida como la Biblia oficial de la Iglesia
católica, interpreta la palabra consonántica como: karan, que significa cuerno
y, de aquí, que a Moisés se le represente con estos “adornos”. Ahora bien,
actualmente se ha optado por otra traducción muy diferente del mismo término:
keren, que se podría traducir por radiante, e incluso, como rayos de luz. De
haber conocido el autor renacentista esta última versión del texto bíblico
¿cómo hubiera representado los rayos de luz a partir de un bloque de mármol?
Seguro que hubiera encontrado la forma perfecta de hacerlo.
¿Por
qué San Jerónimo optó por karan (cuerno) y no keren (rayo de luz)? Cuando,
además, tenía a su disposición la versión griega del Antiguo Testamento (Biblia
de los Setenta o Septuaginta), en la que para nada aparecía la palabra cuernos.
Parece evidente que el significado que quería dar al término era otro muy
distinto al que interpretamos hoy en día, es decir, que hace referencia a la
infidelidad, o al que se le dio en la Edad Media, que representaba todo lo
demoniaco. Según el
Éxodo, Moisés procede de Egipto y allí los grandes dioses no tenían ningún
inconveniente en aparecer con cuernos: Osiris, Jnum, o Isis, por ejemplo. E
incluso tenían un signo jeroglífico (F13 en la lista de Gardiner) que se
representaba con dos cuernos y suena “UP” y significa abrir en diversas
expresiones, como abrir una ruta, abrir la matriz para el parto, abrir el año…
Implica también la idea de discernir o juzgar, en definitiva de estar dotado de
inteligencia para tener la capacidad de comprender, cualidad necesaria para
guiar al pueblo elegido.
Por lo tanto, nos encontramos ante una metáfora que aludía (al igual
que en otras culturas antiguas) a la sapiencia, la fuerza, la energía, la
experiencia...; si no a la divinidad misma, al menos a haber estado en contacto
con Dios. Obviamente, este último significado no ha llegado hasta hoy.
R.R.C.
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