Aunque en realidad es una cabra de 42 cm de alto (cuernos de lapislázuli incluidos) con genitales de oro, sobre una base rectangular decorada con un sencillo mosaico. Con una antigüedad aproximada de 4500 años, se descubrió en la ciudad sumeria de Ur, de donde era Abraham; y su descubridor, el arqueólogo inglés Leonard Woolley, la relacionó con el carnero que sacrificó el patriarca en lugar de su hijo Isaac. Este hallazgo se llevó a cabo en la década de 1920, al igual que el conocido Estandarte Real de Ur* por el investigador ya mencionado. Ambos se encuentran exhibidos en la misma vitrina del Museo Británico. Junto a esta cabra fue descubierta otra similar, que acabó expuesta en el Museo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia. Se supone, que originalmente ambos animales se encontraran enfrentados. También se ha apuntado la posibilidad de que el carnero formase parte de un arpa. Por último, sus patas las apoya en el “árbol de la vida” adornado con láminas de oro y relacionado con la fertilidad.
R.R.C.
* Del que ya hay una entrada en este blog.
P.D. Añadida el 4-9-2022
El "parchís" de los
sumerios de hace unos 4600 años:
Irving
Finkel, experto en escritura mesopotámica del Museo Británico, establece las
reglas de este pasatiempo, para lo cual se ayudó de una tablilla cuneiforme
descubierta muchísimos años después en el siglo II a. C. y que se muestra a la
derecha del juego. Participaban dos jugadores con siete fichas cada uno negras
y blancas. Se empleaban tres dados en una especie de carrera, en donde un
jugador perseguía al otro. Ganaba el que sacara primero todas sus fichas del
tablero de veinte cuadros, para lo cual deben de lanzar los dados con el
objetivo de avanzar en esta entretenida competición. Las normas completas para
echar una partida las podemos buscar en la red. Por último, en Internet se ven
réplicas bastante certeras de este milenario juego, que también se puede
adquirir en la tienda del propio museo.
Justo en la
vitrina anterior se encuentra el conocido estandarte real de Ur. Igualmente
descubierto por el arqueólogo británico Leonard Woolley cuando halló las tumbas
reales de esta ciudad de Oriente Medio, mil años más antiguas que la de
Tutankamón.
R.R.C.
NOTA: Fotos del autor