Aunque Ptolomeo III nunca emitió moneda con su propia efigie, la que vemos en la imagen fue mandada a acuñar por su sucesor e hijo Ptolomeo IV Filopátor en memoria de su padre en el último tercio del siglo III a. C. Fue hallada en unas excavaciones llevadas a cabo en la antigua ciudad de Tanis al norte de Egipto. Nos encontramos ante un octodracma de gran belleza que supera los 25 g de peso y unos 27 mm de diámetro, con grafila perlada por las dos caras (fila de puntos que rodea la moneda).
En el anverso, el soberano que dirige su
mirada hacia la derecha aparece divinizado con la corona del dios Helios, que
desprende puntiagudos rayos de sol. Sobre su hombro izquierdo porta un tridente
cuyo diente central se remata con una pequeña flor de loto. Bajo el cuello, la
porción de torso que observamos se muestra profusamente engalanada.
La parte central del reverso aparece
ocupada por el cuerno de la abundancia (cornucopia), que nos recuerda por su
forma el de una cabra, culminado por una diadema real. A ambos lados aparece una
inscripción en letras griegas que leemos: BASILEOS que significa rey a la derecha; y su nombre
PTOLOMEO a la izquierda.
R.R.C.
NOTA: Imagen bajada de Internet.