Hace más de 10 años se pagó casi 1 millón de dólares por esta preciosa moneda de oro, un áureo del emperador Alejandro Severo (último de su dinastía), lo que la convirtió en la pieza romana más cara de todas hasta ese momento. Son varios los motivos que explicarían esta desorbitada cantidad, pero por referirme singularmente a tres de ellos: en primer lugar, habría que tener en cuenta que es una moneda muy rara (creo que solo hay dos); se encuentra en un estado excepcional (salta a la vista); y en tercer lugar, las subastas se sabe cómo empiezan pero nunca cómo acaban. Para situar la moneda en cuestión y aclarar la aparición en la misma del famoso Anfiteatro Flavio, no es la primera vez que aparece en la numismática romana, pues lo muestra, por ejemplo, un sextercio de la época del emperador Tito para celebrar su estreno. Por otra parte, el historiador romano Dión Casio nos reporta que este edificio sufrió un gran incendio en el año 217 que lo dejó bastante deteriorado. No obstante, pese a que no estaba reparado del todo, en tiempos de Alejandro Severo (cuando se emitió esta moneda en el año 223) ya se consiguió darle uso, lo que podríamos considerar una nueva inauguración, de lo cual hace alarde la pieza.
En el anverso, vemos contundentemente acuñada la efigie de perfil del emperador con su habitual corona de laurel, rodeado por una inscripción imprimida en abreviatura, que completada nos dice: IMPERATOR CAESAR MARCUS AURELIS SEVERUS ALEXANDER AUGUSTUS. (No necesita aclaración, se entiende perfectamente el latín).
En el reverso, comprobamos la parte más atractiva de la pieza (en mi opinión). Una representación del Coliseo bastante precisa desde la base hasta la parte superior, cubierta con toldos desplegables sobre la cávea, con el fin aminorar las calurosas tardes de sol en Roma durante el período estival. Los tres pisos de arcadas con estatuas entre ellas incluidas son perfectamente visibles. Una señal vertical colocada a la derecha parece indicar la altura de una planta. Mientras que un altar aparece a la izquierda. La leyenda del reverso, también en abreviaturas, nos informa que acumulaba los cargos habituales de otros emperadores: Pontífice Máximo, potestad tribunicia* (2º año) que le permitía vetar las decisiones del Senado, Cónsul y Padre de la Patria. En fin, una monada de moneda, capaz de representar de una manera tan majestuosa y en un espacio tan reducido, la construcción más imponente de toda la historia de Roma.
*Locución latina que hace referencia a la autoridad y prerrogativas que tenían los tribunos de la plebe en la época republicana, pero como los emperadores no podían ocupar este cargo eran investidos con esta facultad, que tenían que renovar todos los años. Por lo tanto, nos es bastante útil como marcador cronológico fiable.
R.R.C.