Sprintia en
sigular y spintriae en plural si lo escribimos en latín, el nombre de estas
fichas-monedas que se acuñaron hace unos dos mil años en el antiguo Imperio
romano, más concretamente entre los años 22 y 37 d. C. cuando gobernaba el
emperador Tiberio, sucesor de Augusto. Están acuñadas en bronce o en latón, de
unos 2 cm de diámetro y unos 4 g de peso, no eran monedas propiamente dichas y,
menos aún, de curso legal. No se han encontrado muchas de estas piezas, pues se
hicieron en un breve período de tiempo solo en Roma, aunque se han hallado por
todo el Imperio, normalmente bien conservadas, por lo que se venden en el
mercado por un valor relativamente alto de varios miles de euros, a pesar de
que no se sabe bien su utilidad o para que se utilizaron en su momento, ya que
se han expuesto diversas teorías y ninguna de ellas satisfactoria. No sabemos
si alguna vez sabremos de forma concluyente cual fue su propósito.
En su anverso muestran actos sexuales
explícitos de carácter realista que no dejan nada a la imaginación. Mientras en
su reverso presentan un numeral romano del uno al dieciséis, rodeado de una
grafila de puntos y una corona. Son anepígrafas por ambas caras. Personalmente
creo que se usaban como un regalo, digamos, “picante” o como fichas para algún
juego que hoy desconocemos. Descarto que se utilizasen en prostíbulos como
medios de pago, pues no se ha encontrado ninguna de ellas en los numerosos
lupanares repartidos por todo el Imperio que se han excavado.
El biógrafo romano Suetonio utiliza este
término por primera vez para referirse a jóvenes que practicaban la
prostitución en su capítulo 43 de la vida de Tiberio. Mientras Marcialal (poeta
romano del siglo I d. C.) prefiere llamarlas “lasciva numismata”, término muy
acertado. En mi opinión, claro.
R.R.C.