domingo, 29 de junio de 2025

CÓMO LEER LA BIBLIA (EL PENTATEUCO)

 

     En esta entrada solo pretendo dar una simple pincelada sobre algunas cuestiones que puedan servir de ayuda a un lector de hoy que se enfrente a leer la Biblia, y más concretamente, lo que denominamos el Pentateuco, que como su propio nombre nos indica lo componen los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Deuteronomio y Números, de ese conjunto de textos que integran el libro de libros que denominamos Biblia. Por lo tanto, dejo fuera de estas líneas la Biblia hebrea o Tanaj, que es un conjunto de veinticuatro ejemplares canónicos para el judaísmo; otras obras del Antiguo Testamento católico, que contiene siete libros más no incluidos en el anterior; y, por supuesto, el Nuevo Testamento íntegro, el más importante para los cristianos, de hecho, lo podemos encontrar en las bibliotecas y librerías por separado.

     Para empezar, no se conoce ningún autor concreto con seguridad de ningún libro de la Biblia en general, y más concretamente del Antiguo Testamento en particular, aunque se le atribuya a autores concretos, y los mismos especialistas se refieren a ellos por comodidad. Por ejemplo, el libro del profeta Daniel, no lo escribió Daniel, y Dios sabe quién (permítaseme la expresión). Volviendo al Pentateuco, ya se cuestionaba su unidad y autoría desde hace muchos siglos, es decir, se discutía que hubiese sido Moisés al que, según la tradición, se le asignaba. Había cosas que no cuadraban ya desde antiguo. Según los especialistas actuales el Pentateuco, que hoy conocemos, es el fruto final de una complicada sucesión literaria, tanto escrita como oral, que se afianzó en tiempos del exilio de Babilonia, cuando el rey Nabucodonosor II llevó forzado a su país al pueblo judío en el siglo VI a. C. del 586-539,  y del período post-exilio. El Pentateuco, tal y como lo conocemos hoy, surge como respuesta a la crisis y secuelas que había producido esta situación en el pueblo hebreo. Gran parte del Antiguo Testamento se puede explicar de forma parecida. El filósofo del siglo XVII Spinoza concluye: “De todo esto se hace más diáfano que el sol de mediodía que el Pentateuco no fue escrito por Moisés, sino por alguien distinto que vivió muchas generaciones después de Moisés”. Según él, el sacerdote post- exilio babilónico Esdras fue el autor del Pentateuco. Aunque ya lo había advertido San Jerónimo unos 1300 años antes. Ibn Ezra, destacado intelectual hebreo del siglo XII, nacido en la taifa de Zaragoza, ya observó problemas para mantener la atribución del Pentateuco a una sola persona.

     Hacia el año 1000 a. C. en tiempos de  los reyes David y Salomón, en la época que empezaba a surgir una nación, sería una época propicia para buscar y definir su propia historia, y a ella nos podemos remontar para esbozar, o empezar a escribir la Biblia, y así, parte de lo que el Pentateuco decía tendría sentido. No obstante, exégetas más modernos pensaban que en tiempos de la monarquía tan solo se podría plantear algo, por tanto, había que esperar hasta el siglo VI a. C. para tener el Pentateuco como lo podemos ver hoy. Basándome en el libro ¿Quién escribió la Biblia? de R.E. Friedman, y dejando el Deuteronomio aparte, considera que los autores de los demás libros que integran el Pentateuco, los llama fuentes: J. (de Judá) E (de Israel), P (Sacerdotal), R (de Redactor) y el Deuteronomio: DTR-1, DTR-2, OTROS, E y P. Luego hablamos de fuentes en general y no de una persona en particular. Luego las partes más antiguas de la Biblia estaban muy alejadas de la supuesta fecha de Moisés, unos 1000 años como el documento J, por ejemplo. Siguiendo a W. Brueggemann (experto en tradición profética hebrea), el Antiguo Testamento es producto y la respuesta del exilio babilónico, más concretamente de la época del segundo Templo, o sea, de la fase post- exilio. Vendría a ser la autodefinición de Israel como nación y del pueblo elegido por Dios, en respuesta a la cautividad de Babilonia: “Esto es lo que somos y este es el Dios a quien adoramos”. Es más, el Antiguo Testamento no es un libro de historia o pretende tener un interés científico. Es un libro de autodefinición de un pueblo, poseedor de una religión y cultura concreta: el pueblo elegido por Dios.

     En definitiva, los actuales lectores de la Biblia, si pretenden conocer su verdadero sentido con el que fue escrita, no deberían verla como un conocimiento científico actual, tendrían que interpretarla como hacían los propios israelitas del período post-exilio. Como diría Peter Enns (Doctor en Filosofía por la Universidad de Harvard), reducir el Génesis a libro de interés científico no es solo científicamente torpe, sino que falla al no aceptar su trayectoria teológica tal y como aparece en la Biblia cristiana.

NOTA: En este mismo blog con fecha 11-4-2013, hay una entrada llamada PENTATEUCO, que aclara y completa la presente.

      R.R.C.