Es una obra de primer orden, por
la excepcional calidad de su decoración, pero de proporciones reducidas. Hecho
construir por Augusto en Roma para conmemorar la pacificación de España y de
las Galias, el año 13. De pequeño tamaño, pues sólo mide unos diez metros de
lado, y de proporciones cuadradas, lo ciñe un muro de unos seis metros de
altura.
El
monumento fue concebido como un clásico altar helenístico, pero en su
realización se aleja totalmente de los cánones propuestos, resultando
profundamente romano. Parece ser que el Altar se levantó en el interior de un
templo que se ha perdido.
El
recinto, al que se accede por una escalinata frontal, alberga un simple altar
en su interior; Los muros aparecen decorados internamente por bucráneos,
mientras que en el exterior, la pared tiene dos zonas de relieve, una de hojas
y acantos, y otra superior con relieves historiados, que constituye hasta hoy
el monumento más importante de la escultura-relieve romana.
Los
relieves del Ara Pacis se encuentran
diseminados por varios museos. En el frontis, aparecen las nuevas divinidades
filosóficas de los tres elementos: a un lado, la Tierra, coronada de espigas,
rodeada de frutos y ganados, amamanta a sus hijos bajo la protección del Aire y
el Océano. En el otro, un personaje simbólico, que representa el pueblo o el
Senado romano, se apresta a sacrificar las tres víctimas rituales, sobre un
fondo de paisaje ideal con árboles, a la manera alejandrina; y el pequeño edículo o templo, que quiere representar
la cabaña de Rómulo y Remo, quienes, desde lo alto, asisten a la escena.
En
las fachadas laterales y en la posterior se desarrolla una procesión cívica,
presidida por el mismo Augusto, revestido con los atributos de Pontífice
Máximo, acompañado por magistrados y con un grupo de lictores, y detrás, el
séquito de los personajes de su familia: Livia, con su yerno Agripa y su hijo
Tiberio; el joven Druso, con Antonia, que lleva de la mano al pequeño
Germánico; detrás el cortejo de senadores y patricios, que desfilan gravemente
envueltos en sus togas.
Contribuye
a la mayor belleza de estos relieves el sentido pictórico que ofrecen. Se usan
dos clases de relieve: en bajo-relieve están talladas las escenas históricas
del fondo, mientras que los personajes de primera fila aparecen en medio
relieve, dando así mayor perspectiva a las escenas. La razón de esta gradación
de volumen se halla en la jerarquía: la primera fila se reserva a los
personajes principales; es más, Augusto aparece bien destacado, en medio de un
cerco de cabezas. La segunda fila de personajes, en relieve más bajo, dotan de
profundidad a la escena.
MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE