Es el más importante construido
en España, y uno de los mejor conservados del mundo romano. Es del año 18 a. de
C., mandado construir por el cónsul Marco Agripa, si bien su escena, que es
semejante a la del teatro tunecino de Dugga, y en que aún puede verse buena
parte de sus columnas en pie, es reedificada por Trajano y terminada por
Adriano en el año 135.
La
cávea era colosal para un teatro de
provincias. Mide 86'63 m. de diámetro y podía albergar 5.500 espectadores, lo
que, dada la corta población de las ciudades, hace suponer que asistirían a las
representaciones gran parte de la población campesina. Esta cávea se construye en parte,
aprovechando la ladera de una pequeña colina, por lo que la ochestra queda mucho más baja que la
calle que rodea la cávea. El exterior
es de buena sillería granítica almohadillada, y tiene trece puertas de entrada
que comunican, alternativamente, con uno u otro de los tres pisos de las
gradas; éstas quedan agrupadas en 22 la summa
cávea, 5 la media cávea y otras 5
la cávea prima. A ello hay que añadir
las tres gradas que constituían el pulpitum
o espacio para las autoridades. La organización interna es inteligente y
eficaz; pasillos curvados, adecuados al hemiciclo, comunican una salida o vomitorium con otra; como por otra parte
cada nivel de la cávea tenía sus puertas propias, el desalojo del público podía
hacerse en cuestión de minutos.
A
la orchestra se accede desde el
exterior por otras dos grandes puertas que permitían el paso de carruajes a
través de interesantes espacios abovedados con arcos diagonales de refuerzo en
las esquinas. El proscenio, la orchestra y el pulpitum están pavimentados con mármoles que, en su colocación y
diversidad de tonos, diseñan una elegante decoración geométrica. En el
escenario hay restos de doce agujeros que debían servir para albergar mástiles
que sujetaban el telón y la tramoya.
Lo
más importante desde el punto de vista artístico es el muro que sirve de fondo
a la escena. Bien conservado y mejor reconstruido a partir de las excavaciones
de José Ramón Mélida en 1910 y 1915, puede apreciarse hoy en casi toda su
monumentalidad. Consta de dos órdenes corintios superpuestos y el alzado
frontal queda rítmicamente movido por siete pórticos, tres de ellos más
profundos para las tres puertas rituales. Las columnas son de mármol gris
azulado notoriamente veteado y los capiteles y basas son blancos. Entre las
columnas se encuentran estatuas de Ceres, Venus, Baco, Plutón, Proserpina y
varios emperadores; hoy todas ellas se encuentran en el Museo de la ciudad y en
su lugar se han colocado copias exactas. En el pórtico central se interrumpía
el orden superior y se cubría por un casquete de cuarto de esfera, hoy caído.
La escena se cubría con una gran marquesina de madera, como era habitual en
estos edificios.
MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE