Perteneciente a la poco conocida Dinastía 0, Horus Escorpión II (hor Serq) vivió hacia el 3200 antes de J.C. Llegó a gobernar parte importante del Antiguo Egipto, y es posible, que se encuentre enterrado en la tumba B50 en la necrópolis de Abidos, 480 km. al sur de El Cairo, más exactamente en Umm el-Qaab, que significa “La madre de las vasijas”, por la enorme cantidad de trozos de cerámica encontrados en este lugar. El arqueólogo alemán Günther Dreyer descubrió en la tumba de este soberano unas 300 vasijas y tablillas de barro, datadas en la segunda mitad del IV milenio antes de Cristo, con signos jeroglíficos grabados, o dibujados con pintura, que podrían ser considerados como el origen de esta bella escritura (la jeroglífica), que se desarrollará en Egipto durante los siguientes casi 4000 años. Estas piezas nos informan de los impuestos que cobraba el rey a su pueblo en especie (aceite, lino, etc.) y la ciudad de donde procedían. La tumba, reproduce su propio palacio, ya que creía que la necesitaría en la otra vida posterior a la muerte, por lo que depositaron en ella todos los bienes materiales necesarios para esta segunda y definitiva existencia.
El rey Escorpión fue el predecesor del monarca Narmer, fundador de la I dinastía y unificador del Alto y Bajo Egipto, por lo que lo podríamos considerar el primer faraón. El museo Ashmolean de Oxford expone en sus vitrinas una cabeza de maza de piedra caliza de carácter ceremonial hallada tan solo a nueve metros de la famosa paleta de Narmer, de la que ya hay una entrada en este blog. En la maza, del tamaño de un balón de baloncesto y unos 9 kg de peso, aparece una enorme figura del rey portando la corona blanca del Alto Egipto y con rabo de toro (atributo utilizado por los faraones), junto con un escorpión, y sobre él, una flor de siete pétalos como un rosetón. Ambos dibujos, a modo de jeroglífico, en bajo relieve y frente al monarca, los podríamos interpretar como “Rey Escorpión”. En la parte superior, encontramos aves colgando de postes que simbolizan los pueblos sometidos por este monarca. También aparece con una azada en sus manos, que evidencia una escena alegórica, la cual podría estar relacionada con la apertura de muros como consecuencia de las inundaciones periódicas del Nilo, o bien, con la realización del primer surco en las tierras de labor.
En definitiva,
Escorpión fue el precursor de la unificación del país que culminaría su sucesor
Narmer, por lo que tuvo que enfrentarse con fuerzas que pretendían el caos y el
desorden. Gobernó en un momento de prosperidad y riqueza en Egipto. Desarrolló
la escritura por primera vez en la historia, tan importante para la
organización y el progreso. El arte experimentó un gran desarrollo y fue un
gran constructor de palacios y templos. Llevó el agua a la tierra, tan
necesaria en una zona desértica como ésta. Por último, abrió rutas comerciales nuevas
por Asia, llegando incluso, hasta el lejano Afganistán.
NOTA: La conocida
película estadounidense titulada “El rey Escorpión” no tiene nada que ver con
la verdadera historia de este monarca del Antiguo Egipto. Por otra parte, algo
habitual en las películas de Hollywood que tratan sobre temas del pasado.
R.R.C.
NOTA II: FOTOS DEL AUTOR.