La pirámide maya de Kukulkán, también
conocida por “El Castillo” en la llanura de Chitchén-Itzá, es mucho más
reciente que las egipcias de Keops o Kefren, ya que fue construida hacia el
siglo XII de nuestra era y su tamaño es
considerablemente más pequeño, pues no alcanza los treinta metros de altura, y
con una base de cincuenta y cinco. La construcción simboliza un gran
calendario de piedra. Tiene 9 niveles o pisos separados en el centro por
una escalera, conformando así 18 terrazas (18 es el número de los meses de 20
días que formaba el año maya, a los que añadieron 5 días sobrantes considerados
negativos, que se les denominaba Wayeb). La parte superior de la construcción
se culmina con un pequeño templete cuadrangular que, en su momento, presentaba
5 almenaras en cada uno de sus lados, lo que hacen un total de 20 (los días del
mes maya). Las cuatro escaleras tienen 91 peldaños cada una y sumando la plataforma
superior nos dará 365 escalones o días del año. No contemplaban el año bisiesto
de 366 días cada cuatro años como el calendario juliano, que posteriormente fue
actualizado con alguna modificación por el Papa Gregorio y que es nuestro
calendario actual, del que hay una entrada en este blog.
Declarada recientemente una de las siete "nuevas" maravillas del mundo, el conjunto de Chichén Itzá es uno de los más importantes enclaves de la antigua civilización maya. La pirámide está en medio de una gran explanada, con lo que destaca aún más si cabe. Las escalinatas están adornadas en su base por cabezas de serpiente que simbolizan a Kukulkán (o la serpiente emplumada), y con los triángulos de luz y sombra provocados por la iluminación del sol en los equinoccios, producen la fantástica ilusión de una serpiente que está descendiendo a tierra desde la parte alta de la pirámide. Una verdadera maravilla que uno, si puede, no se debe perder.
R.R.C.
Nota: Foto del autor