El próximo sábado 13
de Junio se va a celebrar por las calles de Murcia, algo que ya viene siendo habitual en otras ciudades de
España y del mundo, como es el día en el que los gays se manifiestan de una
manera festiva y pacífica para reivindicar sus derechos por los que tanto han
luchado, y que poco a poco la sociedad occidental le va reconociendo. ¡Ya era
hora! Aprovecho este acontecimiento para recordar que la más osada y temible
fuerza de combate de todos los tiempos estaba compuesta por 150 parejas de
amantes homosexuales, y que hasta los propios espartanos (sí, esos de la
película 300) salieron corriendo cuando los vieron combatir en la batalla de
Tegira, allá por el año 375 a.C., y eso que los triplicaban en número*. Me estoy
refiriendo al Batallón Sagrado de Tebas. Así que, pensar que la condición de
homosexual te hace más frágil, cobarde o débil; que se lo pregunten a los
espartanos, entre los que también había un número considerable de esta
tendencia sexual y contaron con el ejército más poderoso de su época durante
décadas.
Respecto a los amantes,
uno era de mayor edad (el que dirigía) y el otro más joven (el instruido). Pero ¿dónde residía la fuerza de estas 150 parejas de homosexuales? Plutarco,
historiador griego del siglo I nos lo explica en estas breves palabras: “Un batallón cimentado por la amistad basada
en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados
de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus
amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros”. El
fundador y comandante de este batallón en el siglo IV antes de J.C. se llamaba Górgidas,
y sometió a todos sus componentes a una severa disciplina y a un duro
entrenamiento, que no tenía nada que envidiar al que se llevaba a cabo en
Esparta. Estos esfuerzos dieron su resultado, pues durante tres décadas fue la unidad
de infantería más importante de toda La Hélade (Grecia), humillando el poderío de los espartanos en varias ocasiones.
Al final cayeron
derrotados en la batalla de Queronea que tuvo lugar en el año 338 a. C.,
luchando vigorosamente contra las tropas muy superiores en número del rey
Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno. En esta ocasión, todos sus
compatriotas abandonaron el campo de operaciones y únicamente ellos se
mantuvieron firmes, y luchando hasta el desenlace. Pagaron con sus vidas el acto
más heroico: pelear no solo por tu patria sino por el compañero al que amas. El
propio rey Filipo se quedó sorprendido, y prohibió a sus hombres manifestar la
más pequeña crítica contra ellos bajo pena de muerte. Parece ser que no todos
murieron ese día. Otra posibilidad es que la cifra que nos ofrece Plutarco de
300 soldados no es precisa, y solo sea una aproximación en cuanto a su número,
como ahora veremos. No obstante, Filipo II permitió a sus paisanos que los
enterrasen a todos juntos allí mismo. Los habitantes de Queronea colocaron un
león de piedra, como monumento que recordase su valor en el sitio donde tuvo
lugar la batalla. Descubierto hecho trozos en el siglo XIX se ha
podido reconstruir; y ahora lo podemos ver sobre un pedestal de tres metros de altura en
su emplazamiento original.
Una excavación
arqueológica realizada en 1924 descubrió en esta misma zona una tumba con 254
restos masculinos dispuestos en siete filas, es decir, la prueba material de este
Batallón Sagrado de Tebas: que juntos vivieron; juntos lucharon; juntos
murieron; y juntos descansaron.
*Era la primera vez que algo así ocurría: que un ejército
espartano se batía en retirada frente a otro considerablemente menor. ¡Si
Leónidas hubiese levantado la cabeza!
R.R.C.