Desgraciadamente no se conserva la original de una de las
estatuas más bellas de todos los tiempos, del genial escultor ateniense del
siglo IV antes de J.C Praxíteles, autor de numerosas obras, entre la que
destacaría la estatua de “Hermes con Dionisos niño” ya comentada en este blog.
De las numerosas copias que se hicieron de la diosa que estamos tratando (unas
cincuenta han llegado hasta nosotros), ninguna de ellas le hace justicia al
original, ya que ésta, era de mármol de Paros, y la fina capa de pintura que se
le daba, el cabello por ejemplo, lo llevaba dorado, no permitía cubrirla de
escayola como las de bronce, y así poder obtener un molde de la misma que la pudiese
reproducir con la mayor exactitud posible. El hecho de ser una obra tan
imitada, nos indica la importancia que se le concedió en su momento y la
admiración que levantó tanto en su época, como en siglos venideros. Acudió
gente de todas partes a admirar su belleza en el emplazamiento original; un
pequeño templo redondo, en donde los visitantes podían rodearla completamente y
observarla en su totalidad, aunque, lógicamente, al igual que otras obras del
autor, tenía su punto de vista principal, el cual, era frontal, con la cabeza
vuelta ligeramente hacia la izquierda. Se sabe que la escultura original
desapareció tras un incendio en Constantinopla en el año 532, llevada hasta esa
ciudad por el emperador romano Teodosio en el siglo IV después de J.C.
Aunque ya se
había realizado algún que otro desnudo femenino anterior, ninguno del tamaño y
envergadura de éste. Hubo que esperar a que algunos escultores del siglo IV
antes de Cristo, se atrevieran a representar el cuerpo de una mujer
completamente desnuda, y máxime, si tenemos presente que era el de una diosa
que se podía contemplar por todas partes. El motivo perfecto lo encontraron en
el hecho cotidiano de entrar o salir del baño, y elegir este instante de
desnudez, para su representación artística. También sabemos, que Praxíteles
tenía una amante que destacaba por su gran belleza, llamada Friné, que posaba
para él y le sirvió de modelo en la ejecución de esta obra.
Los griegos
consideraban que la mayor expresión de belleza era el cuerpo humano desnudo. Se
podría poner como ejemplo de ello el “Doríforo” (el portador de una lanza) de
Policleto, realizado un siglo antes, y ya comentado en otra página del blog.
Sin embargo, hubo que esperar unos cien años para encontrar un prototipo de
belleza femenino, y que saliese del cincel de Praxíteles esta preciosa Venus
que se disponía a tomar un baño. Pero a diferencia de los modelos masculinos,
el autor renunció a presentarla completamente desnuda, ya que nos esconde su
sexo femenino, con ese gesto púdico de cubrirse con su mano derecha, dando la
sensación, de que se ha visto descubierta por un personaje inesperado, al que
no deseaba exponerse en ese preciso momento.
Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.