La forma ligeramente trapezoidal del
pectoral simboliza la fachada de un templo. En el centro vemos los dos
cartuchos con el nombre (Nesut Bity) de este faraón, que los podríamos leer:
Ny-Maat- Re, es decir, “Vive la justicia de Ra”. A ambos lados de los
cartuchos, el soberano a gran tamaño aparece enfrentándose a sus enemigos que
caen arrodillados frente a él, tras darle a conocer su poderosa justicia. Sobre
la doble representación del faraón, la cruz egipcia de la vida se fusiona con
el pilar de la durabilidad de Osiris. Nejbet (el buitre que vemos) actúa como diosa
protectora durante las guerras que mantenían los faraones contra sus adversarios,
extiende sus alas en la parte superior con ese fin. Tras la representación del
monarca, dos cruces ansadas (símbolos de la vida) a modo de palmeros dan
aliento a su rey. Entre los cartuchos, en letras jeroglíficas podemos leer
referido a este faraón: “El buen dios, Señor de Egipto, Señor de los extranjeros
y Señor del cielo (esto último, sobre las alas desplegadas de Nejbet)”. En
definitiva, Señor de todo lo que existe. Todo ello realizado en oro,
meticulosamente trabajado por expertos artesanos que lo llenaron de celdillas
de distintos tamaños para, posteriormente, incrustar piedras de adorno de
distintos colores como: lapislázuli y cornalina, talladas al efecto, que
producen unos contrastes cromáticos notables. En fin, un pectoral lleno de
magia y simbolismo. Una maravilla.
* Descubierto por Jacques de Morgan en 1894 y está
expuesto en el Museo de El Cairo.
R.R.C.