El
historiador griego Ctesias de Cnido nacido un siglo después de los hechos que
aquí contemplamos, nos cuenta en Pérsica (una Historia de Persia que se conoce
muy fragmentariamente), que en las cercanías de la ciudad egipcia de Pelusium; la
entrada al país del Nilo por el este, ya que se encontraba situada en el límite
del delta, se produjo el primer encontronazo del ejército persa comandado por
el experimentado Cambises II, con las tropas egipcias bajo la autoridad del
bisoño Psamético III, cuando corría el año 525 a. de C. La genial idea que el emperador
persa puso en práctica, fue mandar a sus soldados colocar imágenes de gatos (o
la diosa Bastet que se le representaba con forma de gato) en sus escudos, otros
afirman que eran gatos vivos atados a los escudos persas para evitar el ataque
de los egipcios por miedo a lastimarlos, ya que estos sentían una gran
veneración por los felinos, y más que un combate se produjo, por este motivo,
una matanza de egipcios por parte del ejército persa. Según Ctesias la
diferencia de bajas fue enorme, ya que murieron unos 50 000 egipcios mientras
que solo cayeron unos 7000 persas. Los egipcios que resistieron este envite
huyeron y se refugiaron en la cercana fortaleza de Pelusium. Pero Cambises no
estaba dispuesto a un largo asedio para buscar su rendición, y aplicó la misma
estratagema que tan buen resultado le había dado en el combate anterior. Mandó
a sus tropas a recoger todos los gatos que pudieran para lanzarlos con sus
catapultas contra la fortaleza enemiga.
Los egipcios volvieron a caer en desánimo al ver a sus adorados gatos por los aires,
y con tal de no dañarlos, sus arqueros no fueron eficaces o se quedaron
paralizados. Por tanto, se convirtieron en una presa fácil para el poderoso
ejército persa, que pronto se presentó en Menfis, en donde el faraón Psamético
III fue hecho prisionero. Un tiempo después se suicidó o fue ejecutado, según
Herodoto bebiendo sangre de toro hasta que muriese, con tan solo seis meses en
el poder. Así, se puso fin a la XXVI dinastía egipcia para dar paso a la
dominación persa de Egipto, autonombrándose faraón Cambises II y dar comienzo la XXVII dinastía
Aqueménida.
A partir del 404 a. de C. regresaron los faraones
de origen egipcio durante un breve período de tiempo, para desaparecer
definitivamente del poder tras una nueva dinastía persa, y con la llegada de
los griegos comandados por Alejandro Magno. En fin, imagino lo que debieron
sufrir los pobres egipcios por el maltrato al que fueron sometidos sus queridos
gatos por parte de los persas. Pena a la que yo también me sumo como amante de
los animales, especialmente de los gatos.
R.R.C.