Este es uno
de los más bellos y conocidos pectorales hallados en la tumba de este faraón en
el Valle de los Reyes en Tebas (Egipto). Por lo tanto, tiene una antigüedad de
más de 3300 años, y podemos comprobar su excelente estado de conservación. Es
una fantástica sinfonía de formas y color; elaborado a base de oro, piedras de
adorno y pasta de vidrio con pigmentos de diferentes tonos y vivos colores,
pues los artesanos egipcios eran unos expertos en la imitación de minerales
como el lapislázuli, la turquesa, la cornalina y otras piedras semipreciosas
con el uso del vidrio, y, precisamente durante la dinastía XVIII se produjo un
auge de su empleo para piezas de una gran calidad artística.
Como es habitual, el pectoral tiene una
forma ligeramente trapezoidal que nos recuerda la fachada de los templos.
Resalta un enorme escarabajo tallado en piedra verdosa, cuyo colorido hace
hincapié en el nuevo renacer que simboliza el coleóptero. Sus alas elaboradas
en oro con incrustaciones de vidrio coloreado en pequeñas celdillas con técnica
cloisonné, descansan sobre las diosas Isis a la derecha y Neftis a la izquierda,
ataviadas con todo lujo de detalles, portando sobre sus cabezas los signos
jeroglíficos que nos indican sus nombres. Ambas diosas están íntimamente
asociadas y representan lo opuesto la una respecto a la otra. Asimismo, el escarabajo sostiene con su boca
los dos cartuchos que contienen los nombres de Nacimiento y de Trono de
Tutankamón. Otras seis bandas de textos jeroglíficos acompañan la obra, con lo
cual, se evita dejar espacios vacíos en la misma, y colaboran a la belleza,
armonía y simetría del conjunto.
El disco solar alado con uraeus, es decir,
con cobras que representan a la diosa Uadyet, "Señora del Cielo",
corona prácticamente toda la parte superior de este pectoral. A dicho emblema
se le conoce con el nombre de Horus Behedety (ay, qué complicada es la
mitología egipcia), que actúa como símbolo protector si se colocaba en las
puertas de los templos o tumbas reales. Dos impresionantes cobras con el disco
solar sobre sus cabezas cierran la obra, otros discos de menor tamaño cubren el
espacio que dejan sus enroscados cuerpos. Toda una maravilla colmada de
simbolismo.
R.R.C.
Apéndice:
Apéndice:
COLLAR DE TUTANKAMÓN
Desde las montañas del lejano Afganistán
llegaban al antiguo Egipto importantes cantidades de lapislázuli de una gran
calidad, con el que pudieron realizar infinidad de obras de un valor
artístico considerable. De un azul intenso con incrustaciones de pirita dorada, que nos
recuerda el cielo estrellado al anochecer, esta hermosa piedra era su preferida,
como demuestra el hecho de que las piezas más importantes de orfebrería se
realizaban con este material. Tanto los faraones como otras personas poderosas
nuca prescindían de esta formidable roca. Un ejemplo de lo afirmado, lo podemos
ver en este espléndido collar de Tutankamón del siglo XIV a. de C. conservado
en el Museo de El Cairo. Apareció en su tumba junto con gran multitud de
objetos, en donde el lapislázuli estaba presente de manera significativa en muchos de ellos.
Sobre la conocida barca solar de la
mitología egipcia asociada al ciclo del Sol, y en consecuencia al dios Ra, se
sitúa un imponente escarabajo de lapislázuli representante del Sol naciente y
símbolo de la resurrección, su portador, después de la muerte podría disfrutar
de la vida eterna. De hecho, la famosa cruz ansada que alude a la vida aparece
a ambos lados del coleóptero, junto a otros jeroglíficos egipcios relacionados
con la perfección y la estabilidad. Dos uraeus o cobras protectoras del faraón,
que lucen dos grandes discos solares de cornalina sobre sus cabezas cierran
esta magnífica obra de la orfebrería egipcia. El cuerpo de ambas también presenta
piedras de adorno incrustadas de distintos colores. Mientras tanto, el famoso
escarabajo sujeta con sus patas delanteras un enorme disco solar
de oro y cornalina entre dos montículos: imagen que representa el horizonte. Apuntando de
esta manera al amanecer y al anochecer (un ciclo que no termina nunca). Dos
pequeñas cobras de las que penden dos cruces egipcias completan esta sección. En fin,
además del valor artístico de estas “pequeñas” obras de arte, todas
tienen una trascendencia mágico-religiosa fundamental. Como casi todo en el
antiguo Egipto.
R.R.C.
Nota: Imágenes obtenidas en Internet.
Nota: Imágenes obtenidas en Internet.