miércoles, 23 de mayo de 2018

AMULETO PROTECTOR EGIPCIO


     Qué duda cabe de que en la antigua sociedad egipcia los amuletos gozaron de una gran popularidad, independientemente de la clase social a la que se pertenecía; desde el faraón, hasta el más humilde siervo confiaron en estos objetos para protegerse, o solicitar al destino: suerte, amor, riqueza, salud… en fin, un amplio abanico de opciones eran las que ofrecían a sus confiados portadores.
     Uno de mis preferidos pende de un collar de la princesa Mereret, allá por el siglo XIX a. de C. Parecido al anterior y del mismo significado, aunque no puedo precisar su fecha, es el que pude fotografiar en una vitrina del Museo Metropolitano de Nueva York, y que podemos ver en la imagen. Es un colgante compuesto por tres signos jeroglíficos diferentes que dotaba a la persona que lo llevase de una gran protección, además de la belleza que aportaba como adorno. Como vemos, sobre una base de oro se introducían piedras de distintos colores que lo dotan de una gran vistosidad. En la parte inferior se emplea un jeroglífico con forma de cesta dividido en bandas paralelas, en donde se colocaban los minerales dispuestos en galería, y que podríamos traducir por: “toda”. En la parte superior y en el centro, se coloca la famosa cruz egipcia que se representa como una antigua correa de sandalia, y hace alusión a “la vida”. A ambos lados de la misma, aparece un conocido jeroglífico que se inspira en un salvavidas hecho de papiro, utilizado por los barqueros del Nilo para protegerse de cualquier contingencia inesperada. Al igual que este flotador el signo es un ideograma que se aprovecha para expresar la idea de “protección”. Luego, el colgante completo lo podríamos traducir por: “Toda protección en la vida”. Es poca, añadiría yo.
         R.R.C.
NOTA: IMAGEN DEL AUTOR.

APÉNDICE:
                                         MALLA FUNERARIA EGIPCIA

     Expuesta en una de las salas que el Museo Arqueológico Nacional de Madrid dedica a las antigüedades egipcias, esta malla elaborada en fayenza de color azul, y con unas medidas de 140 cm de alto por 51 de ancho es una de mis piezas preferidas. Data de la Época Baja, es decir, entre los siglos VII y IV a. de C. Formaba parte del equipamiento que la momia debía de tener para sortear la muerte e iniciarse en la vida eterna. Engarzada a base de canutillos de cerámica vidriada conocida con el nombre fayenza, muy apreciada y profusamente empleada por los antiguos egipcios. Está compuesta a base de rombos y rematada en los bordes con pequeñas cuentas policromadas, que dan un toque de minuciosidad y elegancia a la pieza evidente, sin olvidar la bella decoración geométrica que podemos observar en el cuello.
     Por lo tanto, la malla en su conjunto colocada sobre el cuerpo del fallecido tenía un poder mágico, que colaboraba en su resurrección. Además, en la parte superior nos encontramos con el disco solar alado, símbolo de la eternidad del alma; y del que pende una inscripción jeroglífica en la que aparece el nombre del difunto, que incluye al dios Amón y que se refiere al finado como Osiris, término habitual para aludir a los muertos. Bajo el texto vertical nos encontramos con el típico escarabajo alado, un potente amuleto que ayudaba a resucitar en el Más Allá, y que estaba vinculado con el dios Jepri, símbolo de la vida eterna. A su alrededor descubrimos los cuatro hijos de Horus, cuya misión principal era preservar de la descomposición las vísceras que se habían extraído de la momia, y que se habían depositado junto a esta en los cuatro vasos canopos y, de paso, proteger al difunto al hallarse sobre él.
     Por último, debió de pertenecer a una persona poderosa del momento, por el alto costo que tendría un trabajo artesanal tan meticuloso.
        R.R.C.
NOTA: IMAGEN DESCARGADA DE INTERNET
APÉNDICE II:
                                                          Joya de la princesa Khnumit
     Presenta una gran belleza y una antigüedad de 3900 años, pende de un sólido collar elaborado a base de pequeñas cuentas cilíndricas, y perteneció a la princesa Khnumit, hija de Amenemhat II, de la XII dinastía egipcia. En la actualidad se conserva en el Museo de El Cairo. Es un colgante compuesto por cuatro signos jeroglíficos diferentes, que dotaba a la persona que lo llevase de una gran protección, además de la lindeza que aportaba como complemento. Similar al amuleto anterior, en el lado izquierdo vemos un precioso ramo de papiros que es un ideograma del Alto Egipto.       

        R.R.C.
NOTA: IMAGEN DESCARGADA DE INTERNET