Esta cobra tiene más años de lo que uno podría imaginar. Nada menos que 3900 años, del reinado del
faraón Sesostris II de la XII dinastía egipcia. Fue hallada por el arqueólogo
Flinders Petrie en 1920 en El-Lahun, entre los escombros de la pirámide de
dicho soberano. Su estado de conservación salta a la vista. Inmejorable. Mide
tan solo 6,7 cm de altura y presenta una elegancia difícil de describir. Los
materiales que se emplearon para elaborar esta bella pieza fueron: oro,
lapislázuli, cornalina, feldespato y granate. Representa a la diosa Uadyet,
protectora del Bajo Egipto y del monarca; de hecho, solo él podía llevarla en
su frente como símbolo protección. La imaginación, la brillantez, el esfuerzo y
el buen hacer, estuvo presente en la orfebrería egipcia desde tiempos muy
lejanos. Esta obra es una prueba de ello.
R.R.C.