Este
poderoso faraón fue el fundador de la XVIII dinastía egipcia allá por el siglo
XVI a. de C. No obstante, este brazalete forma parte del tesoro funerario de la
reina Ahhotep, madre de este monarca. A diferencia de otras obras de la
orfebrería egipcia, esta destaca por su simplicidad y por reducir los
materiales empleados a dos: oro, y como no, lapislázuli, prescindiendo de otras
piedras o vidrios de colores que frecuentemente empleaban en sus joyas más
preciadas. Se utilizan simplemente dos planchas de oro cilíndricas unidas con
bisagras, a las que se añaden relieves hechos en este mismo material, con
grandes piezas de lapislázuli incrustado como fondo.
En la parte que podemos observar en la
imagen vemos dos personajes representados a gran tamaño; uno sentado que es el
dios Geb, personificación de la Tierra, que con ese gesto cariñoso y protector
de poner su mano (manaza, diría yo) sobre el hombro de Amosis, que se encuentra
de rodillas, le está ofreciendo la realeza. Ambas imágenes aparecen duplicadas,
con la variante de que la divinidad se presenta con la corona del Alto Egipto
en una ocasión, y con la del bajo Egipto en otra. Una clase de abanico situado
en el centro, tiene por objeto separar la repetida escena de coronación de este
soberano. También podemos observar en ambos escenarios un ganso y una pierna.
Respecto al ganso es el jeroglífico con el que se conocía a este dios y se lee
Geb; mientras la pierna se lee: b, o sea, es un complemento fonético que
reitera la letra final, algo habitual en la escritura jeroglífica. Por último,
próximo a las bisagras de los dos lados se encuentran el Nombre de Trono y el Nombre de Nacimiento de este monarca.
R.R.C.