Denominado
así porque en su friso aparecen representados doce guerreros armados con lanzas
cortas; espadas con el filo curvado conocidas como falcatas, que eran muy habituales
en la península ibérica prerromana y, por último, también portaban alargados
escudos. Fue descubierto en la década de 1930 en el poblado ibérico del Tossal
de Sant Miquel, en la provincia de Valencia, y lo podemos contemplar en el
Museo de Prehistoria de esta ciudad.
Es precisamente en la cerámica ibérica en
donde la pintura de estos antiguos artistas mostró su mejor cara, y ni que
decir tiene, que nos encontramos ante una obra excepcional de finales del primer milenio a. de
C., en la que el autor nos deleita con seis caballeros y seis soldados de color
rojizo sobre fondo anaranjado pintados en el friso de la pieza. Las figuras, un
tanto estilizadas y geométricas, no le falta una base realista. Además, motivos
florales se esparcen por la escena. Mientras en la parte superior e inferior se
recurre a los consabidos motivos geométricos del arte ibérico.
Evidentemente el autor es anónimo, pero la
calidad que presenta esta pintura, y el dominio técnico desde el punto de vista
de su realización y composición de la narración, la convierte en el referente
artístico más importante de este estilo, a pesar de no estar claro el contenido
de lo que se quiere transmitir, pues mientras unos especialistas observan en
ella una celebración; otros creen que se está desarrollando una batalla, aunque
no se sabe cuál. En fin, como tantas veces ocurre en historia o en arte, las
posibilidades están abiertas.
R.R.C.
Apéndice (20-6-2021):
AS DE SEKAISA
Entre los
siglos II-I a. C. la ciudad celtibérica de Segeda realizó varias emisiones de
moneda, tanto de bronce como de plata (en menor cantidad). Una cabeza joven y
masculina con mechones de cabello abarca casi la totalidad del campo de la
pieza en el anverso, que aparece enmarcada por dos delfines y una grafila que
concluye esta faz. Cabría destacar que no presenta leyenda alguna, lo que en
numismática se denomina anepígrafa, término no reconocido actualmente por la
RAE. En el reverso comprobamos un jinete al galope que porta una lanza en su
brazo derecho, y bajo la línea de exergo aparece una inscripción de la ciudad
en caracteres ibéricos, y que se transcribe: “Sekaisa” (la poderosa).
La moneda que vemos en la imagen es una
réplica que reproduce un as de bronce de esta cultura, que tenían unos 25 mm de
diámetro y 9 gramos de peso aproximadamente. Por último, es digno de recordar,
que los antiguos habitantes de esta ciudad opusieron tanta resistencia a los
romanos que les obligaron a cambiar el calendario político en el año 153 a. C., ya que a
partir de esta fecha empezaron a tomar posesión los cónsules (la magistratura
más alta durante la República) en las calendas de enero, o sea, el primer día
del mes y no en los idus de marzo (día 15) como venía siendo habitual.
R.R.C.
NOTA: Imágenes obtenidas de Internet.