miércoles, 9 de abril de 2025

DENARIO DE JULIO CÉSAR


      Es uno de los últimos denarios que mandó acuñar Julio César, poco antes de su muerte en el Senado. Estamos hablando del año 44 a. C. y de la segunda quincena de febrero, tan solo un mes, o los quince días precedentes a los idus de Marzo. No debe de alcanzar los 4 g de peso y los 20 mm de diámetro. La ceca en la que se imprimió esta moneda de plata estaba en Roma, y el encargado de llevarla a cabo fue el monetario: “PUBLIO SEPULIO MACER”, tal y como leemos en la leyenda del reverso. En el anverso tenemos la inscripción latina: “CÉSAR DICTADOR PERPETUO” nombrado por el Senado ese mismo año. Una perpetuidad muy efímera. El protagonista aparece con la cabeza velada y coronada que ocultaba su calvicie en la parte frontal, dirigiéndose hacia la derecha con mirada penetrante y dureza de facciones.

     Volviendo al reverso, advertimos a la diosa Venus Genetrix (madre) de pie y sosteniendo una victoria con su mano derecha y un centro con la izquierda apoyado sobre un escudo circular. Respecto a esta pieza, pienso que se trata de un escudo votivo, que no eran aptos para el combate, sino piezas ornamentales dedicados a los dioses como agradecimiento por una victoria en el campo de batalla. También habría que destacar la caída de su vestimenta que da lugar a bonitos pliegues. El propio Julio César llegó a afirmar que esta diosa era antepasada suya y, lógicamente, fue honrada por toda la dinastía Julio-Claudia.

       R.R.C.

martes, 8 de abril de 2025

DENARIO DE CÉSAR AUGUSTO


       Esta moneda de plata que no alcanza los 4 g de peso y unos 20 mm de diámetro, fue acuñada, probablemente, en la ceca de Caesaraugusta, la actual Zaragoza, entre los años 19 y 18 a. C. Observamos en su anverso el busto del emperador Octaviano, orgulloso hijo adoptivo de César, con un delicado perfil y con realismo un tanto idealizado. Su cuidada cabellera se encuentra engalanada con una corona laureada con cintas decorativas que caen de la parte trasera. En la leyenda, que rodea el límite del campo de la pieza, aparece simplemente su nombre en latín: “CÉSAR AUGUSTO”. Si le damos la vuelta al denario, vemos una gran estrella de ocho rayos atravesada con la inscripción: “DIVUS IULIUS” (DIVINO JULIO), con una cola de luz en la parte superior conocido como el cometa de César, o como el Gran Cometa del año 44 a.C.

     Durante siete días se estuvo viendo sobre el cielo de la capital del Imperio, lo que fue interpretado por las gentes de la ciudad como el espíritu de César, que ya se encontraba entre los dioses. En consecuencia, el dictador no solo fue divinizado por decreto, ya que el cometa se vio como una prueba de ello. Dataciones actuales han situado la aparición de este astro en el mes de julio, es decir, cuatro meses después de su muerte, que coincide con el mes de su nacimiento, que, por cierto, lleva su nombre. El historiador romano Suetonio, nos informa en la biografía que dedica al personaje sobre este suceso astronómico.

     Para terminar, resulta evidente que Octavio Augusto quiso transmitir con esta moneda propaganda política como hijo adoptivo y sucesor de César. También hay otras monedas con el cometa, acuñadas en cecas de Hispania, hechas con los mismos objetivos propagandísticos. Augusto tuvo tanta suerte durante su mandato que hasta el firmamento se alió con él.

      R.R.C.

jueves, 3 de abril de 2025

ANILLO DE TUTANKAMÓN

 

     Este precioso anillo-sello de oro que perteneció al rey Tutankamón, se encuentra actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Tiene una antigüedad de más de 3300 años, cuando gobernaba la XVIII dinastía egipcia, a pesar de ello, muestra un estado de conservación admirable, aunque podemos observar que tiene señales de uso. De forma ovalada con un bisel que delimita los signos jeroglíficos, se exhiben armoniosamente distribuidos. Pasemos a ellos.

     En el centro del anillo, vemos el Nombre de Trono del faraón o Nesut-Bity, que una vez traducido al español quedaría como sigue: “El Señor de las manifestaciones es Ra” y en el antiguo Egipto sonaría: Neb-jepeu-ra, leído de abajo hacia arriba. Bien, a ambos lados del nombre real aparecen unos signos de esta bella lengua puesta por escrito, que nos indican que era el amado del dios Amón, a la vez que del dios Atón, y que estaba considerado como el Señor de la vida y de la eternidad (podemos observar una pequeña cruz ansada que cuelga del disco solar de la derecha, y que para los egipcios simbolizaba “la vida”). A ambos lados del círculo central superior (el dios Ra) aparecen dos cobras protectoras del monarca. En consecuencia, el valor simbólico y mágico de esta joya resulta innegable. Por último, en las piezas de joyería de las clases altas de la época, no solo se buscaba el equilibrio, la proporción y la estética, también se pretendía difundir un mensaje y librar a su dueño de la mala suerte.

       R.R.C.