sábado, 6 de octubre de 2012

"El beso" de Constantin Brancusi

       Es una pequeña escultura de estilo abstracto de 58.4 cm de alto de piedra calcárea, de principios del siglo XX, está expuesta en el Museo de arte de Filadelfia en E.E.U.U. Su autor nació en Rumania en 1876 y estudió escultura en la Escuela de Bellas Artes de Bucarest. En 1904 se instaló definitivamente en París, donde conoció a Auguste Rodin y a Amadeo Modigliani, con quien mantuvo una profunda amistad. A partir de 1907-1908 evoluciona hacia un estilo mucho más personal. Inicia un proceso en el que sus figuras se simplifican y tienden hacia la abstracción. Se interesa por el arte primitivo; por la escultura prehistórica y africana. Es en este momento cuando inicia "El beso".
      Son dos figuras abrazadas, que se besan, en  las que se deja entrever los sexos, simples líneas dividen sus cuerpos. La unión entre ambas es completa, a lo que contribuye el hecho, de ser una estatua bloque como las que se hacían en el antiguo Egipto o en la Grecia arcaica. Su textura es tosca, evita el pulido para evidenciar la talla directa. En El beso, no hay elementos anecdóticos o narrativos, ni tampoco hay sentimiento, son dos personas que se besan y nada más, por el simple placer de hacerlo, no hay amor, ni pasión, ni romanticismo, no son dos personas enamoradas. En esta obra se ponen de manifiesto los fundamentos del arte de la escultura, pues lo que importa es: la masa, el volumen, la textura de la piedra y la composición simplificada. Sin florituras, sólo lo necesario para transmitir el mensaje. Se busca lo esencial con la máxima sencillez: la boca y el ojo es compartido por ambos personajes, y el cabello se limita a indicarlo con unos toscos y largos rizos paralelos. La escultura es una muestra para hacer pensar y emocionar al espectador con la propia esencia de un beso. El equilibrio es perfecto entre fondo y forma. Tan solo nos faltan los brazos, que se prolongan por el bloque de piedra hasta rodear ambos cuerpos y unirlos, aún más si cabe, en un fuerte abrazo, que destaca tanto como el propio beso. Si tuviéramos que ponerle un segundo título a la obra; la podríamos denominar: “El abrazo”.
         R.R.C.