Pintado en 1630, en su primer
viaje a Italia (1629-1631) es un óleo sobre tela, de 223 x 290 cm. No fue
ningún encargo real, pero pronto pasó a la colección de Felipe IV y hoy se
expone en el Museo del Prado de Madrid. Velázquez recrea la escena de La
Metamorfosis de Ovidio y se inspira en un grabado del pintor italiano Antonio
Tempesta realizado unos años antes. La fragua de Vulcano nos aleja
definitivamente de la época tenebrista velazqueña. Es la primera obra de tipo mitológico
que realizó y en ella conjuga perfectamente la fábula con lo real. Logra dar la
sensación de instantaneidad, del preciso momento en que Apolo entra en el
taller del dios herrero Vulcano y le anuncia que su esposa Venus, diosa de la
belleza, le ha engañado con Marte, dios de la guerra. Como si se tratase de una
fotografía, todos los personajes, formando una composición unitaria quedan
paralizados en un fugaz momento, en movimientos de absoluta naturalidad.
Excepto
el aura que rodea la cabeza de Apolo, todo el cuadro pertenece al mundo de lo
humano: la fealdad de Vulcano, apeado de su deidad, la corporeidad de los
herreros, la propia fragua polvorienta. Sin embargo, el rostro de Apolo tiene
un tratamiento de divinidad, perfilado en bellas formas luminosas, en las que
el cuerpo del dios aparece envuelto en un manto rojo-anaranjado.
Una
de las facetas más celebradas de esta obra es su composición y la ligazón fácil
entre los personajes que forman la escena en posturas sueltas, en los que lleva
a cabo un estudio perfecto de brazos, bustos, musculatura, etc.,
individualizados en los volúmenes de los cuerpos por la luz, y reunidos por la
estructura de la composición. El herrero colocado de espaldas nos recuerda las
estatuas de los héroes griegos y romanos. El más expresivo de todos es el
personaje que éste tiene a su lado, despeinado, desfigurado, con gesto de gran
sorpresa que se acentúa con su boca entreabierta. Como en las obras precedentes, los colores
varían desde los tonos ocres claros, después más oscuros, hasta los marrones de
tierra tostada, con las dos tonalidades encendidas del manto de Apolo y del
trozo de metal incandescente sobre el yunque.
Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.