En la parte superior del papiro, el
difunto aparece haciendo reverencias a una serie de dioses que portan la cruz
de asas, la cruz de la vida, con la esperanza de ganarse su favor y tenerlos de
aliados cuando llegue el momento de encontrarse con Osiris. En la parte
inferior, y siempre vestido de un impoluto blanco, aparece de la mano de Anubis. Una vez superado el juicio al que ha
sido sometido, es presentado por el dios celeste Horus con su típica cabeza de halcón ante Osiris, el dios de los
muertos, el que tiene la última palabra, sentado en su trono con sudario blanco y tez
de un intenso verde, que indica la regeneración y la innovación. Representado a
mayor tamaño en un habitáculo independiente, con el bastón curvado y el flagelo
en sus manos, que hacen alusión a su poder y al Bajo y Alto Egipto. Tras él, su
hermana y esposa la diosa Isis, que recompuso su cuerpo y lo resucitó después
de haber sido asesinado por Shet, otro dios del panteón egipcio; y su otra
hermana Neftis, diosa de la oscuridad y madre de Anubis. El ojo vigilante de Horus, en lo alto,
representado de forma esquemática y símbolo de la clarividencia, ocupa un lugar
destacado en el habitáculo del dios de los muertos.
En todo el papiro y en columnas verticales, las imágenes aparecen acompañadas
de textos jeroglíficos que forman parte del Libro de los Muertos, que
acompañaba a los difuntos en sus sarcófagos,
siempre que se los pudiesen pagar, ya que, frecuentemente, suponía los ahorros
de toda una vida de trabajo para poder adquirirlo y, así, utilizarlo en el más
allá como una especie de abogado defensor, ante el tribunal al que rendía cuentas. Este fragmento que
estamos viendo es muy interesante, ya que trata de una cuestión fundamental,
nada menos que del juicio de Osiris, que tenía que decidir si pasabas a la vida
eterna. Pero una de las partes más significativas del libro, era el fragmento
correspondiente a la confesión negativa que el difunto hacía en su defensa,
negando una serie de hechos considerados como malos, que él afirmaba no haber
realizado. Además, tenía que salvar toda
suerte de obstáculos, resolver complicados acertijos, y dominar una serie de conjuros si quería alcanzar la inmortalidad en una próspera y fresca tierra, que le permita vivir en paz y armonía para siempre.
Para nuestra mayor tranquilidad, el escriba Hunefer ha superado el juicio de Osiris. Ha sorteado con éxito todos los problemas que ha ido encontrando en el más allá. Ahora, estará disfrutando de la vida eterna que tanto anhelaba. Si deseas escribir tu nombre en caracteres jeroglíficos pincha aquí
Para nuestra mayor tranquilidad, el escriba Hunefer ha superado el juicio de Osiris. Ha sorteado con éxito todos los problemas que ha ido encontrando en el más allá. Ahora, estará disfrutando de la vida eterna que tanto anhelaba. Si deseas escribir tu nombre en caracteres jeroglíficos pincha aquí
R.R.C.
NOTA: Fotos del autor.