sábado, 15 de junio de 2013

La odalisca de Fortuny

     La odalisca es una pintura al óleo sobre cartón de 57X80 centímetros de tamaño, que se encuentra expuesta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona. Hay que recordar que el término odalisca procede del turco y designa a una mujer que pertenece a un harem. Su autor, al que muchos estudiosos consideran, después de Goya, el pintor español más importante del siglo XIX es Mariano Fortuny,  y fue realizada en Roma en 1861. De estilo Realista, guarda indudables recuerdos de otra obra anterior pintada precisamente en la misma ciudad en 1814, por el gran artista del Romanticismo francés Ingres, denominada La gran odalisca, y que la podemos contemplar actualmente en el Museo del Louvre, de carácter oriental y que también representa a una mujer desnuda, aunque en esta ocasión de espaldas al espectador recostada en un diván. Y, sobre todo: La mujer dormida, del pintor también español y del siglo XIX, Eduardo Rosales, que reposa en una posición muy similar a la odalisca, a la vez que sugerente, realizada tan sólo un par de años antes.
     No cabe ninguna duda de la carga erótica tanto de éste, como de las otras  pinturas que he mencionado. El autor busca esencialmente dos cosas: el recreo de los sentidos del espectador y el cuerpo desnudo femenino, como medio de expresar la belleza misma. Es una composición en ligera diagonal, marcada por el hermoso cuerpo lleno de luz de la mujer recostada voluptuosamente, que crea un acentuado escorzo y que domina todo un interior acogedor, lleno de refinamiento oriental y gusto por el detalle, al que contribuye la riqueza cromática y diferentes tonalidades expandidas por toda la superficie. Mientras, disfruta del placer de la vida escuchando la música del eunuco que toca el laúd, y que permanece en la penumbra en un discreto segundo plano. A pesar de los rápidos toques de color que emplea el artista, pone de manifiesto un estilo preciosista y depurado. En fin, una obra, no sé si maestra, pero muy bien acogida por su cliente, en este caso la Diputación de Barcelona, supongo que representada por un público mayoritariamente masculino. Aunque una parte de la crítica se mostró disconforme con ella. ¡Siempre tiene que haber alguien!   
     Por otra parte, la visita que realizó el autor a Marruecos en 1860, además del conocimiento que tenía de obras de otros autores sobre temática oriental, influyó decisivamente en la ejecución de este cuadro que, en un principio, parece ser que no tenía en mente. Precisamente, una de las temáticas favoritas durante la estancia de Fortuny en Roma serán las odaliscas.
      R.R.C.