domingo, 22 de diciembre de 2013

Cúpula de Santa María de las Flores

     Es la obra más importante de Filippo Brunelleschi. La proyecta para cubrir la enorme anchura de las tres naves de la catedral gótica florentina. Su diámetro es como la media naranja del Panteón de Roma (42 m.), pero la altura se eleva a 114 m., y en esas condiciones se destaca aún más el talento creador de Brunelleschi que proyecta una cúpula como genial solución e innovación para cubrir el cimborrio de la catedral. Trabaja en ella desde 1420 a 1446 y no la verá acabada ya que la linterna no se terminará hasta 1471.
            Brunelleschi se basa en el empleo de cuatro recursos:
1º: Utiliza la forma de cascarón con perfil apuntado.
2º: Proyecta una estructura interna sustentante de nervios y una membrana externa de recubrimiento, compuesta por ocho nervios de mármol que discurren sobre las aristas de cada cara.
3º: Usa el ladrillo como material resistente, pero más liviano que la piedra, para las nervaduras internas.
4º: Ideó una serie de ingenios mecánicos que facilitaron mucho la tarea de acarrear y subir materiales.
     La cúpula  presenta un aspecto singularmente esbelto gracias a su perfil ojival -apuntado-, conseguido a partir de la inteligente curvatura de los ocho nervios de mármol blanco, de 4 metros de espesor, que ascienden hasta la cúspide. Los nervios se unen y dan paso a una estilizada linterna, diseñada por el propio Brunelleschi.
     La cúpula, cuyas ocho caras están recubiertas de tejas rojas, se alza sobre un tambor octogonal de piedra revestido de mármol -blanco, verde y rosado-, con una gran ventana circular en cada uno de sus lados. Consta de dos cascarones, el interior fajado con tirantes de roble y el exterior, de más altura, oficiando de contrarresto al ejercer un empuje más vertical. El espacio vacío central fue calculado para que, entre ambos cascarones, pudiera trazarse una esfera virtual. La cúpula exterior está sostenida por las costillas o arcos que le dan un perfil gótico y que enlazan su base con el anillo superior, que, a su vez, es el asiento de la linterna. Se accede al cupulín de remate a través del espacio que existe entre ambas cúpulas. Se trata de un bello cupulín con esbelto cuerpo de ventanas y remate piramidal, que cobija otra pequeña cúpula.
     Para completar la autosustentación de la cúpula, mientras se construía, se sirvió de las hiladas de ladrillos que la conformaban. El artista las concebía como círculos perfectos colocados sucesivamente unos sobre otros; en cada hilada situó, a tramos regulares, series de ladrillos verticales; su número y emplazamiento respondía a un cálculo para que los ladrillos verticales soportaran a los horizontales dispuestos entre ellos. Para contrarrestar el empuje centrífugo que se producía en la base de la cúpula, formada por bloques de piedra que unían los dos cascarones, colocó diversas semicúpulas de descarga en el exterior, y una serie de costillas horizontales concéntricas y nervios ocultos en las caras octogonales, en el interior.
   
        MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE