En vista de la polémica que está generando en algunos lugares de España
la colocación del típico belén navideño por parte de ciertas autoridades, que
ponen como pretexto que lo hacen para no molestar a gente de otras culturas,
cuando en el fondo lo que quieren es
acabar con la nuestra, con el cristianismo y con nuestras tradiciones. Con
estas actitudes, son estos políticos mediocres que no pasarán a la Historia por
sus logros, los que crean racismo y xenofobia en la población española, ya que
los que vienen de fuera no se oponen en su gran mayoría, como no podía ser de
otra manera, a que se pongan belenes y se celebre la Navidad. Y todos aquellos
que proponen celebrar una Navidad pluricultural en España, será porque en otros
lugares tienen, conservan y protegen sus culturas propias, ya que si todos
hicieran lo mismo que aquí, desaparecerían las distintas culturas y tradiciones,
y no habría nada que conmemorar. A continuación, reproduzco en esta página de
inicio una entrada publicada en el blog anteriormente.
El belén realizado a finales del siglo
XVIII por el maestro imaginero Francisco Salzillo y sus discípulos, sería un
asunto adecuado para este mes de diciembre que iniciamos. Fue realizado para el
noble murciano Jesualdo Riquelme y Fontes. Pasó a ser propiedad de la Marquesa
de Salinas y después del Marqués de Corvera, hasta que, finalmente, fue
adquirido por el Estado español en 1915 por una cantidad de veintisiete mil
pesetas de la época, encontrándose en la actualidad en el Museo que conserva
las obras del escultor en la capital de la Región de Murcia. Podemos afirmar,
sin riesgo a equivocarnos, que es el belén más importante y más admirado de
España.
El padre de Salzillo era napolitano y
aunque él nació en Murcia, su progenitor le transmitió el gusto por los belenes
que se llevaba en su ciudad de origen, lo cual, convirtió a la capital del
Segura en el enclave belenístico español más importante, introduciéndose estas figurillas en los
hogares particulares de los habitantes de esta Región. El tamaño de las imágenes es de unos treinta
centímetros y los materiales que emplea son: la arcilla, principalmente, pero
también la madera, cartón, lienzos y telas encoladas. Todas ricamente
policromadas con vivos colores: azules, verdes, rojos, combinados con el
dorado del oro, lo que les proporciona una gran vistosidad, preciosismo y lujo,
dentro de la tradición del estilo rococó que ya estaba finalizando.
Como ya señalé al principio, Salzillo no
realizó todo el belén, pues murió antes de su terminación, pero dejó unas
directrices claras que respetaron los que culminaron su obra, por lo que el
conjunto de figuras presenta una gran unidad estilística. De todas ellas, hay
quién destaca las imágenes de los ángeles por su elegancia e ingravidez. Está
compuesto por 556 personajes y 376 animales (en la actualidad no se conservan
todos) y varias maquetas de edificios. Se basó en los Evangelios de San Mateo y
San Lucas, que nos informan de la infancia del Señor y así diseñó las distintas
escenas que integran el belén: la Anunciación, la aparición del ángel a los
pastores, el Nacimiento, los Reyes Magos, la huida a Egipto, etc. Además, nos
encontramos con otras escenas de carácter popular, fiel reflejo de las
tradiciones de la época, así como animales y aves migratorias habituales de
esta zona de España. Podemos observar una gran variedad de tipos humanos
contemporáneos al autor, representados todos ellos con un gran naturalismo y con
los ropajes específicos que lucían en ese tiempo. Todo esto nos da una muestra
del modo de vida popular de Murcia y sus alrededores a finales del siglo XVIII.
Como fondos de las distintas escenas que
componen esta maravillosa obra, nos encontramos con el palacio del rey Herodes,
que refleja nítidamente palacetes de la época. La casa de Isabel, prima de la
Virgen, que es una casa típica de la huerta murciana, mientras que la de María
es como las viviendas de Murcia de aquellos tiempos. Se escogió un viejo
pórtico en ruinas para situar la escena del Nacimiento. Por último, el
carpintero encargado de elaborar el templo de Jerusalén, de apellido Carrión,
se inspiró, nada menos, que en El Templete de San Pietro in Montorio que el
arquitecto del Papa, Bramante, levantó en Roma a principios del XVI, en el lugar
donde según la tradición fue martirizado San Pedro.
Todas las obras de este autor son
religiosas. Él era una persona de profundas convicciones espirituales, que
trasladó a toda su producción artística, incluido este famoso y monumental
belén. Actualmente, Murcia es el principal enclave de producción de belenes
artesanos de toda España. La calidad artística de sus figuras salta a la vista.
Sólo hay que verlas para comprobarlo.
R.R.C.