miércoles, 12 de junio de 2013

CARACTERÍSTICAS DE LA ESCULTURA EGIPCIA

          Es, como la arquitectura, un arte al servicio de la religión, un arte teocrático, cuyas principales características son:
          a) Carácter funerario: las piezas más importantes proceden de los templos y de los sepulcros. El destino de muchas esculturas era sepultarlas en las tinieblas, de suerte que jamás fueron concebidas para el placer de la vista.
          Los egipcios admiten la existencia del alma. Pero ésta necesita del cuerpo. En todo ser hay una fuerza vital o Ka (también llamado doble) que mantiene al cuerpo. La destrucción de éste motiva la aniquilación del Ka y, por lo tanto, la anulación del alma. De ello proviene el afán de conservar el cuerpo por medio de prácticas de embalsamamiento, y mejor aún con auxilio de representaciones, pues en Egipto persiste la vieja creencia prehistórica de que la representación del objeto motiva la existencia del sujeto.
          Aparte de ello, las esculturas podían servir asimismo para la celebración de prácticas religiosas que el difunto requería en su peregrinación de ultratumba.
           b) La ley de la frontalidad: responde al deseo de evitar lo narrativo y episódico, que indica transitoriedad. Preside, por tanto, un deseo de detener o fijar el curso de la vida. El bulto evita toda clase de salientes (pegándose brazos y piernas al bloque) por riesgo de roturas, ya que todo desperfecto afecta a la vida de ultratumba del difunto. Aunque la cabeza se coloca de perfil,  el ojo se representa de frente para significar que la mirada tiene un carácter importantísimo en el ser humano.
          También en los relieves y pinturas se observa la ley de la frontalidad:  el que en un relieve se pongan las extremidades de perfil, el tronco de frente y las manos también de frente, es tanto como evitar también peligros de rotura. Otro tanto puede decirse del relieve en rehundido, que protege a la figura y asegura el perfil, que es lo que esencialmente define a la forma humana.
         
          c) La simetría: surge por la necesidad de arbitrar una composición. Es muy posible que en el desarrollo de la simetría haya contado decisivamente el empleo de ciertos elementos técnicos, tales como el cilindro sello, ya que el cilindro y la impronta que éste deja producen imágenes simétricas si se las pone al lado, y de igual manera el cilindro ha suministrado otro elemento estético, cual es la repetición serial.
          d) El simbolismo: el panteón egipcio aparece densamente poblado, pese a las épocas de monoteísmo. El atributo permite la identificación del dios. Anubis, dios de la muerte, adopta la forma de perro lobo o chacal. Los faraones advienen a la divinización, adquiriendo los atributos del dios: disco solar, símbolo de Amón o Ra; halcón, símbolo de Horus, el sol naciente. En la frente del faraón se yergue la cobra o áspid (ureus), símbolo de la protección de que está dotado el soberano.
          Existe a la vez una simbología política, como es el reinado en los dos Egiptos: el Alto Egipto (el sur) se caracteriza por una corona elevada sobre las sienes del faraón, y por la flor de loto o lirio. El Bajo Egipto (el norte) se representa por una corona truncada y por el papiro. La idea de reunificación de los dos reinos se expresa por la unión de las dos coronas, el halcón y el buitre, y el pulmón con la tráquea.
           e) La policromía: se aplicaba a las esculturas de caliza, pero sobre todo a las de madera. La coloración es simbólica, como lo prueba el que al hombre le apliquen una tonalidad ocre oscura, y a la mujer un color claro amarillento. El ideal de «claridad» es evidente, de suerte que hasta el sexo ha de diferenciarse rotundamente. Antes de pintar, y para favorecer el asiento de la policromía, las esculturas recibían una capa de estuco. Materias incrustadas en los ojos aumentaban la vivacidad de éstos.
          f) Espiritualidad: son figuras que poseen una misión trascendente. Tienen los ojos dirigidos al infinito, la frente elevada, los brazos adheridos al cuerpo, las plantas de los pies pegadas al suelo. Respiran eternidad e idealismo.
          El realismo se destina a los hombres ordinarios, a los funcionarios y servidores. En éstos hacen aparición la obesidad y otros defectos, como en los bufones que divierten al soberano.
          Aparecen diversos tipos, como la estatua doble, de hombre y mujer, que testifica la alta función social de ésta. Otra modalidad es la del escriba, que se muestra sentado en el suelo, atento a la escritura, pregonando la elevada consideración de esta función en Egipto.
          Los egipcios tallaron en todos los tamaños, desde lo colosal a lo diminuto, y en los más diversos materiales:  caliza blanda, madera, piedras duras y lujosas, como el granito, el basalto, la diorita, la obsidiana, el pórfido, etc.
                             
                 - EL RELIEVE
          Alcanzó gran desarrollo: templos, tumbas y palacios se cubren materialmente de relieves. La finalidad religiosa prevalece, pero no hay que olvidar el deseo de los faraones por inmortalizar sus propias acciones. Así nace el relieve histórico. Con frecuencia se acompañan estos relieves  de inscripciones para hacer más comprensible el tema: la escritura acude a la figura, por lo que la identidad entre el relieve y la palabra es perfecta. Su ordenación es la propia de la escritura: por pisos y en filas continuas, a la manera de rollos de papiro. No existe separación entre las escenas, y para ordenar los episodios se tienen en cuenta su importancia temática.
          No existe la perspectiva, ofreciéndose todo en primer plano. Para realzar la significación del faraón, se le representa en tamaño mayor y con superior dignidad. Por motivos de claridad, se evitan los entrecruzamientos, y aparecen todos los dedos de cada mano. Una policromía adicional acentúa la nitidez de la figura, que así se aísla del fondo.
          El relieve es generalmente plano. Existe una modalidad típica: el relieve excavado o rehundido. Una vez fijado el perfil de la figura, se excava, ejecutándose en el fondo un relieve plano. Lo que con ello se persigue es robustecer la línea del contorno, que es la que mejor define a la figura. Se establece un violento claroscuro. Las sombras son espesas, pero en el lado opuesto la luz resulta vivísima. El efecto estético que de ello se deriva resulta muy grato.
MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE