En el papiro egipcio "Salt 124” de hace más de 3000 años y conservado en el Museo Británico
de Londres, tenemos la primera denuncia por escrito de la historia de una violación, que además viene
acompañada de otros muchos delitos cometidos por un siniestro “personaje”, que ejerció como capataz ilegalmente en la construcción de las tumbas faraónicas en el Valle
de los Reyes del Antiguo Egipto, cuando gobernaba la XIX dinastía. Él vivía
en la ciudad de artesanos de Deir el Medina, un poblado próximo al campo de
trabajo cercano a la ciudad de Tebas, capital de Egipto en esos momentos. Se
cree, que Paneb había conseguido su inmerecido puesto de trabajo con algún tipo
de soborno, ya que debería haber recaído en el hijo genético del antiguo capataz,
pues él era adoptado y no descendía directamente del mismo como era costumbre.
Los delitos de esta ”prenda” eran
numerosos y graves, como asesinato, perjurio, robo, asalto, homicidio,
blasfemia contra los dioses, hurto de las herramientas de trabajo, adulterio,
favoritismo, malversación y violación, así como de desvalijar las tumbas
reales. Desde luego, este último conllevaba con toda seguridad la pena de
muerte. También se sabe que maltrataba con gran severidad a sus subordinados. Asimismo,
logró formar una banda de delincuentes que se enfrentaba a otras de su tiempo.
No podía faltar el despreciable delito de arrojar a una mujer contra una pared,
desnudarla y violarla después, lo que sería, como vimos más arriba, la primera información de una
violación de la que tenemos constancia escrita hasta ahora. El acoso
femenino formaba parte de su “curriculum”.
Bueno, al final que pasó con Paneb,
desgraciadamente no lo sabemos. Si hubo juicio desconocemos la sentencia, así
que, lo más probable es que nunca averiguaremos si pagó por sus múltiples delitos.
NOTA: Imagen del papiro que nos informa
del caso escrito con caligrafía hierática.
R.R.C.