Aquí no encontramos obra de arte que valga
que responda a esta pregunta, además de ser una contradicción con lo expuesto
hasta ahora en otra entrada de este blog, publicada el 13 de febrero anterior
con el nombre: EL SACRIFICIO DE ISAAC. Pero no me gustaría dejar pasar la
oportunidad de otras hipótesis expuestas, eso sí, por unos pocos, me refiero a
aquellos que consideran que en realidad en el primitivo relato bíblico, en la
narración de la fuente E se refiere
a Dios llamándole Elohim. De golpe y en el momento en que Abraham tenía alzado su
brazo con el cuchillo para el sacrificio, un ángel de Dios le conmina a que no
hiera a su retoño, y el sacrificio lo lleve a cabo con un cordero que la
divinidad le había ofrecido para el holocausto, pero en esta ocasión a Dios se
le llama Yahvé, como se refiere a Él la fuente J.
Muchos centenares de años después de esta
narración, hacia el siglo VII a. C., se trataron de unificar las dos fuentes:
la E de Israel y la J del reino de Judá. Ya en esta
época no se vería con buenos ojos un sacrificio humano para dedicarlo a Dios,
era preferible algún animal, como un cordero, por ejemplo. Los encargados de
llevar a cabo la unificación en un solo texto que podríamos llamar R de redactor, prefirió seguir
aquí la fuente J, más blanda
que la E, y más acorde con
los nuevos tiempos.
Los argumentos que dan verosimilitud al
párrafo anterior, además de contar con el cambio de nombre de la divinidad,
señalan, que después de realizado el sacrificio no se dice nada de Isaac, pues
Abraham desciende solo de la montaña y se reúne con los dos criados que dejó en
su base esperándolo, y los tres se marchan del lugar, y lo hicieron juntos camino
a Bersebá, donde Abraham se quedó, y ni una palabra de Isaac*. Así que,
siguiendo a los partidarios de esta conjetura, los versículos que salvan al
hijo fueron añadidos con posterioridad.
Un papiro egipcio escrito en lengua copta,
que todavía sigue siendo el idioma de la Iglesia ortodoxa egipcia actual, fue
hallado en el Bajo Egipto, en la pirámide de Sesostris I, y que ahora pertenece
al Museo Metropolitano de Nueva York (MET), Michael Zellmann-Rohrer,
investigador de la Universidad de Oxford, y traductor del texto, admite la
probabilidad de que Abraham llevase a cabo la inmolación de su hijo. No
obstante, el profesor de esta prestigiosa universidad no logró identificar al
autor de este documento en cuestión. R. E. Friedman, especialista bíblico,
también informa que ha habido y hay partidarios del final trágico de esta
historia.
Por último, recordar que en la religión
musulmana, el vástago que Abraham fue sacrificar (aunque no lo hizo) era
Ismael, al fin y al cabo, era su hijo primogénito que había tenido con su
insolente esclava egipcia Agar, con la autorización de su mujer que no podía
darle un heredero. Ismael se dirigió hacia el este y fue el antepasado del
pueblo árabe. Aunque el Corán no lo dice explícitamente, así lo creen los eruditos
en el tema.
*Quién
disponga de una Biblia de Jerusalén a mano (la que yo utilizo), puede comprobar
que en el cap. 22 vers. 1,3, 8 y 9, llama Dios a Elohim, y Yahvé al que le para
la mano.
NOTA: La imagen que acompaña al texto es
la de Agar con su hijo Ismael, ante la carencia en el arte del sacrificio de Isaac llevado a cabo.
NOTA II: Evidentemente, esta teoría deja sin respuesta a todas las narraciones que nos presenta el Génesis, sobre tan importante personaje, Isaac, posteriores al hecho de su sacrificio por su progenitor, además de estar considerado uno de los patriarcas del pueblo de Israel. Y que, en cierta manera, prefigura para el mundo cristiano la futura ofrenda de Jesús para la redención de los pecados de la humanidad.
R.R.C.