sábado, 19 de julio de 2025

MEDALLÓN ROMANO CON OLIMPIA

 

     El Museo Walters de Arte debe su origen (y su nombre) a William Walters, se encuentra en la ciudad estadounidense de Baltimore, y entre los objetos que atesora se encuentra este hermoso medallón con Olimpia de perfil, mujer del rey Filipo II de Macedonia y madre da Alejandro Magno, anepigráfico por ambas caras, el oro es el material usado para su ejecución y presenta unas medidas de casi 5,5 cm de diámetro y 6 mm de grosor.

     Fue elaborado para el emperador romano Caracalla de finales del siglo II y principios del III, de la dinastía Severa, para el que se encargaron una serie de medallones de oro en su honor. El de la imagen es uno de ellos, en donde vemos perfectamente destacada, ya que no hay nada en la faz que entretenga nuestra visión a Olimpia, de una manera un tanto idealizada y con gran delicadeza; velada y drapeada en el centro de un disco de oro; que resalta la gran belleza de este medallón descubierto junto con otros en Abukir, en el Alto Egipto. Fue acuñado, probablemente, en las ciudades de Éfeso o Perinto en Asia Menor, que tenían cecas importantes en donde desplegaron una gran técnica artística.

     El reverso, que no vemos en el post, se observa una nereida, es decir, una ninfa marina que se ha identificado con Tetis, madre del mítico héroe de la guerra de Troya, Aquiles. Tetis aparece cabalgando sobre un hipocampo (nunca me ha gustado este nombre), para referirse a una mítica criatura marina con forma de caballo la mitad superior, mientras en su mitad inferior presenta forma de pez, o cualquier otro monstruo náutico. En consecuencia, la intencionalidad de la pieza podría radicar en buscar una comparación entre Alejandro Magno por un lado, que fue un gran conquistador admirado por el mismísimo Julio César, y el también admirado héroe troyano Aquiles. Por último, fue imprimido en torno al 215 d. C.

       R.R.C.

lunes, 14 de julio de 2025

Los cartuchos de Ramsés II

 

     Vamos a tomar de ejemplo el cartucho que contiene el SA-RA o Nombre de Nacimiento de este conocido y poderoso faraón de la XIX dinastía egipcia. A parte de la perfección de cómo fueron grabados los jeroglíficos, llama mi atención, tanto en este como en otros cartuchos la profundidad de las grabaciones, pues difícilmente podrían borrase, en el supuesto de que otro faraón aprovechase sus construcciones en beneficio propio, sufriendo una especie de Damnatio memoriae (eliminar todo lo que mencionara al condenado). Quisiera evocar, que este mismo faraón mandó borrar y escribir encima su nombre, incluso en construcciones de su propio padre como, por ejemplo, el  famoso palimpsesto egipcio, que observamos en la sala hipóstila del templo de Seti I, en Abidos, dando como resultado la apariencia de un avión de guerra, una especie de dirigible, un helicóptero o un submarino, cuando no es más que una superposición de jeroglíficos. ¿Podría haber más motivos para explicar la profundidad de los cartuchos? Veamos:

     El calado de los cartuchos los hacía más imperecederos para la posteridad, ya que muchos de ellos han llegado con una claridad y un estado de conservación sorprendente. También con el objetivo de impresionar al observador de la grandeza y solemnidad del soberano. La profundidad también hay que interpretarla como un refuerzo de la protección mágica que el cartucho proporcionaba al rey, una barrera para librarse de las fuerzas malignas del mundo terrenal y del más allá. Además, hay que considerar la importancia que tenía el nombre propio en el antiguo Egipto, pues estaba Intrínsecamente ligado a la persona.

     La traducción del Nombre de Nacimiento de Ramsés II es “Engendrado por Re, amado de Amón”, recordemos que los faraones de Egipto recibían hasta cinco nombres. Las dos figuras antropomorfas que vemos sentadas son los dioses Amón (con corona y dos plumas altas), y bajo él, un signo que representa un canal con agua y se transcribe MR suena MER y lo traducimos por "amado"; y Re (Ra) con un disco solar encima de la cabeza. Sobre el cartucho vemos dos plumas de avestruz como las que aparecen en la corona (Atef), de Osiris, y un destacado disco solar en el centro. Las tres pieles de zorro unidas por la parte superior que significan “naciendo de” se transcriben “MS” y se lee MES; el signo de la tela doblada es una redundancia de la letra S.

       R.R.C.

miércoles, 9 de julio de 2025

"Pepita", de Francisco Soria Aedo

     Nos encontramos ante un lienzo de 1929 de uno de los mejores pintores que nos ha dado el realismo español en el siglo XX. Este en particular es una obra maestra de este estilo pictórico, aunque ciertamente no es muy conocida, como ocurre con tantas otras del mismo autor, y que también obtiene una contrastada crítica. Este óleo nos presenta una hermosa joven, según los estándares de la época, con una belleza y sensualidad fuera de toda duda, que mira a su espectador sin picardía. La maestría técnica del pintor se combina con una gran sensibilidad artística y expresiva, como viene siendo habitual en otras pinturas suyas. Con una factura precisa, una riqueza cromática armoniosa, un estilo académico probado… El cuerpo femenino aparece perfectamente escenificado, todo lo cual lo convierte en un predecesor del hiperrealismo hispano.

     Evidentemente, podemos encontrar la inspiración de “Pepita” en “La maja desnuda” de Goya, que había sido el cuadro más atrevido hasta la fecha, con una representación de un cuerpo femenino de frente, aunque cambia la posición de los brazos y la expresión del rostro; menos erótica que aquella, pero manteniendo la sensualidad del bello cuerpo delicado de una mujer. También tendida entre almohadones blancos como símbolo de pureza. La Venus del espejo de Velázquez queda más lejana, el único desnudo de todo el Barroco español, además de encontrarse de espaldas al espectador.

     En la actualidad, que yo sepa, no se encuentra en un museo abierto al público, ya que estaría en manos privadas. Una lástima para los amantes del arte en general, y de Francisco Soria Aedo, en particular.

       R.R.C. 

 

martes, 8 de julio de 2025

TURBA SIN DIOS

 

     “Es mi mejor cuadro” declaró el pintor Francisco Soria Aedo, granadino y fallecido en Madrid en 1965. Presentado en la capital de España durante la II República en 1934, se vio obligado a cambiarle el nombre original, por la perturbación que causaba, llamándolo “Composición”. Menudo eufemismo, como si su nuevo título cambiara en algo lo que el espectador que se arrimaba al cuadro para su meditación, no le causara un profundo sentimiento de compasión. El mismo autor presenció la bárbara escena en una iglesia de Madrid, lo que convierte a la pintura en un documento histórico de primer orden, es una fotografía de los hechos vistos por un católico apenado,  que además tuvo que ser protegido por sus amigos después de ser liberado por una checa. Para proteger el cuadro hubo que sacarlo de España para regresar finalmente en 1972. En este contexto, viene bien recordar ante la falta de actuación o silencio de las autoridades: “Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano” llegó a decir el propio Azaña.

     Es una tela de pintura figurativa del siglo XX español, con un armonioso y rico colorido, así como una distribución de la luz que destaca el dramatismo de la escena, ante el escarnio que está sufriendo Jesucristo en la cruz, junto con otros objetos litúrgicos, como la custodia eucarística, una dalmática (vestidura litúrgica), por ejemplo, con un fondo oscuro (casi neutro), con personajes oscuros, sin la mínima expresión de empatía a todo lo que representaba el cristianismo de aquellos momentos en la sociedad española. Los dos personajes clave que producen más perturbación son: el que aparece con una gran piedra apoyando su pie en el crucificado, con el objeto de chafarle la cara y el pecho; y el que se muestra inclinado para atarle una soga, probablemente, con la intención de arrastrarlo por el suelo. Según Elisa Sáez las figuras son pintadas con “sayones de pasión, es decir, personajes que aparecen en las procesiones como los malvados (soldados romanos, verdugos, y demás sujetos desagradables).

     Resumiendo, estamos frente a un cuadro académico, ante un lección de pintura del realismo español del siglo XX, en el que el autor toma de aquí y allá de destacados artistas españoles anteriores a su tiempo, para denunciar la situación de persecución de las autoridades republicanas a los católicos de la época. Al virtuoso artista se le trató con desprecio y olvido, y de hecho, todavía no se ha expuesto al público en un museo público. Esta circunstancia tiene un nombre: Damnatio memoriae.

      R.R.C.  

sábado, 5 de julio de 2025

ESCRITURA DE LA ISLA DE PASCUA (RONGORONGO)

 

     Esta escritura tiene una antigüedad de unos quinientos años aproximadamente, y se han hallado hasta ahora 27 tablas de madera repartidas por todo el mundo, datadas por el carbono-14 algunas de ellas. La paradoja es, que no se encuentra ninguna en la isla de Pascua, de donde proceden, y los textos que aparecen en ellas son unos 17 000 glifos (los signos que vemos en la imagen superior), de los cuales 400 son únicos (recordemos que nuestro alfabeto solo tiene 26 letras). Estos signos tienen ciertos parecidos con plantas, animales, personas y a algún otro objeto, y, a veces, presentan formas muy similares que podrían inducir a un significado afín. Según afirma la profesora Silvia Ferrara, de la Universidad de Bolonia, es una escritura en la que cada signo representa un sonido, luego el rapanui, en su momento, sería la lengua que se hablaba en esta isla y el rongo rongo sería el rapanui puesto por escrito.

     Hace unos años tuve la oportunidad de pasar, precisamente, la semana de Pascua en la isla, y un nativo llamado Katipare, si no recuerdo mal, me enseñó toda la isla y me informó pletórico de su cultura. Hablaba perfectamente la lengua de sus antepasados, la cual conocían y empleaban unas 1700 personas, ya que la mayoría de los habitantes de la isla son de fuera, Pascua no alcanzaba en esos momentos los 5000 individuos y en la actualidad ya ha superado la cifra de 7500. Tuve la suerte de asistir a la misa del Domingo de Resurrección, que se celebraba en rapanui con cánticos incluidos, excepto la lectura de las Santas Escrituras, y solo se celebraba ese día cada año. Según me comunicaron otros asistentes que habían visitado otras islas polinésicas, se escuchaba bastante parecido. Por cierto, rongo rongo lo podemos traducir según Sebastian Englert, un pionero en estudiar esta cultura, por recitar, o bien leer cantando. Recuerdo que el Doctor de la Iglesia San Agustín decía que rezar cantando es como si rezáramos dos veces.

     A todo esto, el rongo rongo sigue sin ser descifrado a pesar de los esfuerzos que le han dedicado numerosos eruditos, con las técnicas más avanzadas con las que contamos hoy en día (incluidas las informáticas). Los últimos habitantes de la isla que sabían lo que decían estos textos se llevaron el secreto a la tumba. Muchos de ellos se los llevaron de su tierra a emplearlos en duros trabajos, y casi acaban con los viejos pobladores de la isla. A lo máximo que se ha llegado es a que fueron escritos empezando por la esquina izquierda inferior. La primera línea se escribía de izquierda a derecha, para después girar la tabla 180 grados para transcribir el siguiente renglón, y así sucesivamente. Parece ser, que el material que se utilizó para grabar los glifos fue la piedra de obsidiana y repasarlos con dientes de tiburón. Ferrara dice: "Estoy bastante segura de que lo que tenemos (en las tablas) son narraciones"; “Que probablemente se trata de sagas que tienen que ver con la población local, con sus rituales, sus historias"; y agrega: "Lo que sea que esté escrito ahí era muy importante para su sentido de identidad y su diferenciación de los europeos". Una vez que entraron en contacto con ellos en el siglo XVIII, claro.

     Las escasas dos mil personas pascuenses que hablan su idioma rapanui, utilizan nuestro alfabeto latino para escribirlo, incluso hay un diccionario para traducir del rapanui al español, por lo tanto, el problema lo tenemos con la escritura, no con el idioma. Y, por desgracia, una cultura que ha podido estar unos 1000 años aislada del resto del mundo, es muy improbable (yo diría imposible), que encontremos una piedra “Rosetta” que nos ofrezca las claves de estos glifos para interpretarlos y traducirlos. Para quién no sepa la piedra a la que me refiero, contiene un texto trilingüe con el mismo escrito en jeroglífico, demótico y griego antiguo. Como se conocía este último, se pudo establecer las conexiones con los otros dos relatos desconocidos, y de esta forma hoy podemos traducirlos. Para descifrar el rapanui, tendríamos que descubrir un ejemplar, al menos bilingüe, de rapanui y otro idioma conocido, tarea, creo yo, que inviable. Esperemos que la inteligencia artificial que tan de moda está ahora, con sus progresos nos dé una sorpresa algún día. 

     Por último, el 20 de noviembre de 1870 arribó a la isla el español Felipe González de Alhedo, que tomó posesión de ella en nombre de la Corona española y la denominó: San Carlos, en honor del soberano español del momento Carlos III.  Puso a tres jefes que pasaban por allí a “firmar” un documento en papel, por el cual se incorporaba a la monarquía española. Se largó y no volvió por aquel lejano lugar. Ese escrito se conserva y es el siguiente: 

         Lo he puesto en vertical, como lo podría haber puesto en horizontal, pues en esto no hay acuerdo entre los especialistas, si es que hay alguno. Se observan tres renglones: uno con 8 signos, el siguiente con 4 y el último con uno. Evidentemente, si son una especie de firmas, los rapanui no sabían lo que estaban firmando. De todas maneras para lo que sirvió. Iorana (adiós). 
 
    R.R.C.

domingo, 29 de junio de 2025

CÓMO LEER LA BIBLIA (EL PENTATEUCO)

 

     En esta entrada solo pretendo dar una simple pincelada sobre algunas cuestiones que puedan servir de ayuda a un lector de hoy que se enfrente a leer la Biblia, y más concretamente, lo que denominamos el Pentateuco, que como su propio nombre nos indica lo componen los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Deuteronomio y Números, de ese conjunto de textos que integran el libro de libros que denominamos Biblia. Por lo tanto, dejo fuera de estas líneas la Biblia hebrea o Tanaj, que es un conjunto de veinticuatro ejemplares canónicos para el judaísmo; otras obras del Antiguo Testamento católico, que contiene siete libros más no incluidos en el anterior; y, por supuesto, el Nuevo Testamento íntegro, el más importante para los cristianos, de hecho, lo podemos encontrar en las bibliotecas y librerías por separado.

     Para empezar, no se conoce ningún autor concreto con seguridad de ningún libro de la Biblia en general, y más concretamente del Antiguo Testamento en particular, aunque se le atribuya a autores concretos, y los mismos especialistas se refieren a ellos por comodidad. Por ejemplo, el libro del profeta Daniel, no lo escribió Daniel, y Dios sabe quién (permítaseme la expresión). Volviendo al Pentateuco, ya se cuestionaba su unidad y autoría desde hace muchos siglos, es decir, se discutía que hubiese sido Moisés al que, según la tradición, se le asignaba. Había cosas que no cuadraban ya desde antiguo. Según los especialistas actuales el Pentateuco, que hoy conocemos, es el fruto final de una complicada sucesión literaria, tanto escrita como oral, que se afianzó en tiempos del exilio de Babilonia, cuando el rey Nabucodonosor II llevó forzado a su país al pueblo judío en el siglo VI a. C. del 586-539,  y del período post-exilio. El Pentateuco, tal y como lo conocemos hoy, surge como respuesta a la crisis y secuelas que había producido esta situación en el pueblo hebreo. Gran parte del Antiguo Testamento se puede explicar de forma parecida. El filósofo del siglo XVII Spinoza concluye: “De todo esto se hace más diáfano que el sol de mediodía que el Pentateuco no fue escrito por Moisés, sino por alguien distinto que vivió muchas generaciones después de Moisés”. Según él, el sacerdote post- exilio babilónico Esdras fue el autor del Pentateuco. Aunque ya lo había advertido San Jerónimo unos 1300 años antes. Ibn Ezra, destacado intelectual hebreo del siglo XII, nacido en la taifa de Zaragoza, ya observó problemas para mantener la atribución del Pentateuco a una sola persona.

     Hacia el año 1000 a. C. en tiempos de  los reyes David y Salomón, en la época que empezaba a surgir una nación, sería una época propicia para buscar y definir su propia historia, y a ella nos podemos remontar para esbozar, o empezar a escribir la Biblia, y así, parte de lo que el Pentateuco decía tendría sentido. No obstante, exégetas más modernos pensaban que en tiempos de la monarquía tan solo se podría plantear algo, por tanto, había que esperar hasta el siglo VI a. C. para tener el Pentateuco como lo podemos ver hoy. Basándome en el libro ¿Quién escribió la Biblia? de R.E. Friedman, y dejando el Deuteronomio aparte, considera que los autores de los demás libros que integran el Pentateuco, los llama fuentes: J. (de Judá) E (de Israel), P (Sacerdotal), R (de Redactor) y el Deuteronomio: DTR-1, DTR-2, OTROS, E y P. Luego hablamos de fuentes en general y no de una persona en particular. Luego las partes más antiguas de la Biblia estaban muy alejadas de la supuesta fecha de Moisés, unos 1000 años como el documento J, por ejemplo. Siguiendo a W. Brueggemann (experto en tradición profética hebrea), el Antiguo Testamento es producto y la respuesta del exilio babilónico, más concretamente de la época del segundo Templo, o sea, de la fase post- exilio. Vendría a ser la autodefinición de Israel como nación y del pueblo elegido por Dios, en respuesta a la cautividad de Babilonia: “Esto es lo que somos y este es el Dios a quien adoramos”. Es más, el Antiguo Testamento no es un libro de historia o pretende tener un interés científico. Es un libro de autodefinición de un pueblo, poseedor de una religión y cultura concreta: el pueblo elegido por Dios.

     En definitiva, los actuales lectores de la Biblia, si pretenden conocer su verdadero sentido con el que fue escrita, no deberían verla como un conocimiento científico actual, tendrían que interpretarla como hacían los propios israelitas del período post-exilio. Como diría Peter Enns (Doctor en Filosofía por la Universidad de Harvard), reducir el Génesis a libro de interés científico no es solo científicamente torpe, sino que falla al no aceptar su trayectoria teológica tal y como aparece en la Biblia cristiana.

     No me gustaría acabar este artículo sin recordar algunos datos. La Biblia ha sido, y sigue siendo, el libro más leído, estudiado, publicado, traducido, comentado, discutido, vendido e influyente de toda la historia, a mucha distancia del segundo más investigado, que en mis lejanos tiempos de estudiante era la Ilíada de Homero. Ha sido sometida a los métodos de trabajo más modernos y actuales de los historiadores y exégetas, a la crítica textual y crítica histórica más exigentes.

 NOTA: En este mismo blog con fecha 11-4-2013, hay una entrada llamada PENTATEUCO, que aclara y completa la presente. Puede utilizar el buscador que aparece en la parte derecha. 

      R.R.C.

viernes, 27 de junio de 2025

ESTATERO DE SIBARIS

 

     De poco más de cien años después de la aparición de las primeras monedas en Sardes (Frigia), es este estatero de la colonia griega de Sibaris en la Magna Grecia, que podemos situar entre el 550 y el 510 a. C. La ciudad, Σύβαρις, en su nombre original griego, fue fundada hacia el año 720 a. C. por los aqueos. Es una pieza de plata de unos 8 g de peso. Sobresale una grafila en positivo alrededor, ya que en el reverso la podríamos considerar en negativo al observarla en hueco-relieve. En el exergo del anverso comprobamos lo que parece un V y una M, pero que en realidad es una sigma y una ípsilon en griego arcaico: ΣΥ (apócope del nombre de la colonia). Sobre esta línea que divide la faz nos hallamos un toro que parece que camina hacia atrás y la cabeza vuelta, que sobresale de la moneda tanto como se hunde en el campo del reverso de la misma (incuso). Así, también se aseguraba de que era plata todo el metal del que estaban hechas.

     Por último, hay que recordar que las falsificaciones monetarias, incluso por parte de los estados, era una práctica tan temprana como la aparición de la moneda misma. Lamentablemente, todo lo que se puede falsificar se falsifica.

     R.R.C.


miércoles, 25 de junio de 2025

DENARIO DE JULIO CÉSAR II


      Aquí tenemos un denario de plata del año 40 a. C. de tan solo cuatro años después de la muerte de Julio César. Un retrato bastante realista de este personaje podemos ver en su anverso, enmarcado en una grafila incompleta de puntos por ambas caras, por encontrarse un tanto descentrada la pieza. El dictador aparece mirando a la derecha con una corona de laurel (símbolo de poder) que el Senado le permitió utilizar siempre que lo considerase oportuno, lo cual le vino muy oportuno porque le permitía disimular una incipiente calvicie desde la parte anterior a la posterior, pues todos sabemos por las fuentes escritas que le gustaba presentarse en público perfectamente arreglado y un punto coqueto. La inscripción se reserva para el reverso, mientras esta faz permanece anepígrafa. Así que, la atención únicamente se centra en su efigie. 

     En el reverso leemos el nombre del magistrado monetario de la época: Q•VOCONIVS, encargado de acuñar la moneda, mientras advertimos un ternero caminando lentamente hacia la izquierda. Delante y tras él las letras S C (Senatus Consultum), o sea, con la autorización del Senado. Bajo el animal: VITVLVS•Q DESIGN (DISEÑO), precisamente, Vitulus significa ternero. Fue imprimido en la ceca de Roma y tiene un peso de unos 4 g y un diámetro medio de unos 19 mm aproximadamente, ya que no es completamente redonda. Tan solo aclarar que en la parte superior solo leemos “VOCO”, aunque la inscripción completa sería: Q•VOCONIVS, como hemos indicado más arriba. Es una pieza a tener en cuenta, porque nos muestra el tipo de monedas de esta época (final de la República) que se acuñaron en honor de Julio César.

      R.R.C.

viernes, 20 de junio de 2025

AS DE CARTAGO NOVA (CARTAGENA)


      Nos encontramos ante un as romano de la época del emperador Augusto acuñado en la ceca de Cartago Nova, la actual Cartagena en la Región de Murcia, que tiene poco más de dos mil años y presenta un buen estado de conservación. El material empleado fue el bronce, y cuenta con un diámetro próximo a los 30 cm y un peso superior a los 12.5 g, todavía podemos observar parte de una grafila que envuelve la pieza por ambas caras.
     En el anverso vemos el joven rostro de perfil de Octavio Augusto mirando hacia la derecha, con cabeza laureada y la leyenda a su alrededor: AVGVSTVS DIVI F que traducida al español manifiesta: AUGUSTO HIJO DEL DIVINO [CÉSAR]. Lo que comprobamos en la leyenda del reverso es más complicado, ya que aparece con los dos nombres propios y el cargo que ocupaban en la ciudad de forma abreviada y, precisamente, fueron los funcionarios responsables de esta emisión monetaria. Vamos a ello: C VAR FVR SEX IVL POL IIVIR Q, y traducimos como “Cayo Varo Rufo (duoviri quinquennalis); Sexto Julio Pol (duoviri quinquennalis))”. Estas magistraturas de los municipios romanos tenían la función de organizar los censos a nivel local, eran ejercidas por dos personas y tenían una duración de cinco años. En el campo del reverso vemos una serie de objetos de carácter religioso que se denominan: Aspérgilo (instrumento que se utilizaba para rociar agua bendita); símpulo (pequeño cucharón con mango vertical); segur (hacha que utilizaban los lictores romanos); y ápex (Gorro en forma de casquete semiesférico utilizado por los sacerdotes romanos).
     Bien, ahora añadiré en esta entrada otra moneda de la misma ciudad, época y caracteres que acabamos de ver, tan solo cambia el peso y el diámetro que es inferior a la anterior y se llama semis (medio as):

     No alcanza los 8 g de peso, con un diámetro de 22 mm aproximadamente, ya que no es completamente redonda.

            R.R.C.


lunes, 16 de junio de 2025

TETRADRACMA DE RODAS


      La conocida isla de Rodas, próxima a la costa turca, nos ha legado unas monedas de gran belleza, con el rostro en posición frontal y los cabellos sueltos movidos por el viento de Helios (asimilado con el sol), y la rosa típica de la polis en su reverso muy voluminosa, con sus destacados pétalos que, además, muestra las espinas de este tipo de flores. La sensación de movimiento la comprobamos en ambas caras de la moneda como la que observamos en la imagen. Nos encontramos ante un tetradracma fechado entre el siglo III y primera mitad del II a. C. y un peso superior a los de 13.5 g, con un pabellón (diámetro) que supera los 20 mm y en buen estado de conservación. Según sus creencias, esta isla surge de la unión de este dios y la ninfa Rodo (de ahí su nombre). Las piezas tan hermosas que emitió la isla en esta época son un índice de la prosperidad que vivió Rodas, como un gran centro comercial en el Mediterráneo oriental. En la parte superior del reverso leemos el nombre del magistrado responsable de la emisión de la pieza API TOKPITO, mientras que en la parte inferior vemos el apócope de Rodas: P – O, separadas por el tallo. Una grafila perlada recorre la parte derecha de la moneda.

     Precisamente, es la misma ciudad que albergó en la antigüedad una de las siete maravillas del mundo antiguo como fue el Coloso de Rodas, ya desaparecido, pues fue construido en el siglo III a. C. y destruido por un terremoto en la misma centuria, la cual coincide con la fecha de acuñación de esta moneda. El levantamiento de esta gran estatua como una ofrenda a su dios más importante, o sea, Helios, fue una prueba más de la época de esplendor comercial y económico que vivió la ciudad.

        R.R.C.

    

domingo, 15 de junio de 2025

VENI, VIDI, VICI.


      Veni, vidi, vici. (“Vine, vi, vencí”). Es una locución latina, y uno de los dichos más célebres de la historia, atribuida a Julio César, después de ganar con gran rapidez y facilidad la batalla de Zela, en la actual Turquía en el año 47 a. C. al rey del Ponto, hijo natural de su antecesor Mitrídates VI. Luego transmite una victoria clara y contundente, más breve de lo esperado por ambas partes. Yo conozco la expresión desde mis primeros años escolares, que el profesor de lengua la ponía como ejemplo de frases yuxtapuestas, ya que son tres verbos: venire, videre, vincere, en primera persona del singular del pretérito perfecto de indicativo. ¿Qué duda cabe de que nos encontramos ante una de las frases más poderosas y repetidas?, que en pocas palabras quiere transmitir un mensaje contundente, inequívoco y veloz. Yo la llevo leyendo o escuchando desde la primera vez que la vi escrita en la pizarra de mí colegio. Pues se han hecho todo tipo de artículos y propaganda con ella: tatuajes, camisetas, pegatinas, chapas, en fin… hasta se ha utilizado en paquetes de tabaco (lo podemos ver en el rectángulo central añadido por mí), como expongo a continuación:

     Conocidos míos me han preguntado sobre las monedas* que hay por el mercado en las que aparece esta cita de César, sobre su autenticidad y qué tienen de verdad, yo también tengo una en mi poder que compré por Internet por menos de diez euros, casi costó más los gastos de envío que la propia moneda. Evidentemente, ninguna de ellas tiene nada que ver con Julio César, ni él mandó acuñarlas. Solo le hubiese faltado eso, después de la fama de autoritario que ya mostraba en esos tiempos, y la creencia generalizada en el Senado romano de sus tendencias monárquicas y nombrarse rey, algo que detectaban en Roma desde que cayó la monarquía hacía siglos. Además, se atribuía la victoria como un éxito personal (soberbia no le faltaba), como podemos deducir de la locución, olvidándose de la República por completo.

     Cabría preguntarse como sabemos que César dijese una frase tan breve más de 2000 años después. Tenemos fuentes históricas que así lo acredita, Plutarco, por ejemplo, historiador griego (aunque se le concedió la ciudadanía romana) que vivió unos cien años después, nos informa que Julio pronunció la frase en una conversación que mantuvo con un amigo suyo. Otro historiador griego que nació en Alejandría a finales del siglo I d. C., Apiano, el cual mantiene que en realidad no lo dijo, sino que la puso por escrito en una carta, para enviar a Roma de su eficaz victoria. Lo que no comunicó es que se enfrentó a un imprudente Farnaces II. El historiador y biógrafo romano Suetonio, de los siglos I y II d. C., coincide con el anterior que la locución fue escrita, no una, sino muchas veces más, en distintas tablillas para ser exhibidas a su regreso a Roma "en olor de multitudes". ¿Cuál de las tres informaciones es más creíble? Pues bien, la especialista en historia antigua, Ida Östenberg, se inclina por Suetonio. Si bien, es compatible con las otras dos fuentes.

     Está claro que mayor autopromoción no cabe con esta breve y tajante frase, sin compartir éxito con nadie. La oratoria propagandística gustaba mucho al autor, en la que era un verdadero especialista, que estaba a la altura de su estrategia militar, sino más. Y como recuerda Östenberg, más tarde llegaron los idus de marzo. Ya no faltaba mucho. Por último, me ha parecido interesante incluir en este post, que a finales del siglo XVII un soberano polaco-lituano, después de ganar una batalla, envió al papa Inocencio XI una carta en la que decía: “Veni, vidi, Deus vicit” (Llegamos, vimos, Dios venció).

*Sobre las monedas en cuestión hay una entrada en este blog titulada: “MONEDA VENI VIDI VICI”, con fecha 9- 2- 2023, en donde aclaro este asunto.

     R.R.C.


miércoles, 11 de junio de 2025

LA MONEDA GRIEGA MÁS CARA DE LA HISTORIA

 

     Como indica el título del post, el estátero de oro griego, concretamente de la polis de Pantikapaion (Παντικάπαιον) situada en la península de Crimea, en el estrecho que une el mar de Azov y el mar Negro (la actual Kerch). Con poco más de 9 g de peso y un diámetro de unos 20 mm, fue vendido a principios del 2012 por la desorbitante cantidad de 3 250 000 de dólares americanos, en la ciudad de Nueva York, cuando su precio de salida en la subasta era de tan “solo” de 650 000. En el anverso anepígrafo vemos la cabeza y el rostro con ojos un tanto saltones de un viejo sátiro  meticulosamente representado, que abarca casi la totalidad del campo de la moneda. Mientras, el reverso nos muestra un grifo (una figura mitológica) portando una lanza en su boca. También observamos las tres letras griegas: la letra pi; la letra alfa; y la letra ni, que si las juntamos todas obtenemos la apócope de la ciudad de acuñación, o sea, PANticapeo, en la segunda mitad del siglo IV a. C. Por último, y bajo las patas de la imagen advertimos una espiga de trigo como algo común en esa zona, de la que hoy en día todavía tenemos constancia de su riqueza en agricultura cerealística.

       R.R.C.


lunes, 9 de junio de 2025

Y, ¿SI ABRAHAM SÍ MATÓ A ISAAC?

 

     Aquí no encontramos obra de arte que valga que responda a esta pregunta, además de ser una contradicción con lo expuesto hasta ahora en otra entrada de este blog, publicada el 13 de febrero anterior con el nombre: EL SACRIFICIO DE ISAAC. Pero no me gustaría dejar pasar la oportunidad de otras hipótesis expuestas, eso sí, por unos pocos, me refiero a aquellos que consideran que en realidad en el primitivo relato bíblico, en la narración de la fuente E se refiere a Dios llamándole Elohim. De golpe y en el momento en que Abraham tenía alzado su brazo con el cuchillo para el sacrificio, un ángel de Dios le conmina a que no hiera a su retoño, y el sacrificio lo lleve a cabo con un cordero que la divinidad le había ofrecido para el holocausto, pero en esta ocasión a Dios se le llama Yahvé, como se refiere a Él la fuente J.

     Muchos centenares de años después de esta narración, hacia el siglo VII a. C., se trataron de unificar las dos fuentes: la E de Israel y la J del reino de Judá. Ya en esta época no se vería con buenos ojos un sacrificio humano para dedicarlo a Dios, era preferible algún animal, como un cordero, por ejemplo. Los encargados de llevar a cabo la unificación en un solo texto que podríamos llamar R de redactor, prefirió seguir aquí la fuente J, más blanda que la E, y más acorde con los nuevos tiempos.

     Los argumentos que dan verosimilitud al párrafo anterior, además de contar con el cambio de nombre de la divinidad, señalan, que después de realizado el sacrificio no se dice nada de Isaac, pues Abraham desciende solo de la montaña y se reúne con los dos criados que dejó en su base esperándolo, y los tres se marchan del lugar, y lo hicieron juntos camino a Bersebá, donde Abraham se quedó, y ni una palabra de Isaac*. Así que, siguiendo a los partidarios de esta conjetura, los versículos que salvan al hijo fueron añadidos con posterioridad.

     Un papiro egipcio escrito en lengua copta, que todavía sigue siendo el idioma de la Iglesia ortodoxa egipcia actual, fue hallado en el Bajo Egipto, en la pirámide de Sesostris I, y que ahora pertenece al Museo Metropolitano de Nueva York (MET), Michael Zellmann-Rohrer, investigador de la Universidad de Oxford, y traductor del texto, admite la probabilidad de que Abraham llevase a cabo la inmolación de su hijo. No obstante, el profesor de esta prestigiosa universidad no logró identificar al autor de este documento en cuestión. R. E. Friedman, especialista bíblico, también informa que ha habido y hay partidarios del final trágico de esta historia.

     Por último, recordar que en la religión musulmana, el vástago que Abraham fue sacrificar (aunque no lo hizo) era Ismael, al fin y al cabo, era su hijo primogénito que había tenido con su insolente esclava egipcia Agar, con la autorización de su mujer que no podía darle un heredero. Ismael se dirigió hacia el este y fue el antepasado del pueblo árabe. Aunque el Corán no lo dice explícitamente, así lo creen los eruditos en el tema.

*Quién disponga de una Biblia de Jerusalén a mano (la que yo utilizo), puede comprobar que en el cap. 22 vers. 1,3, 8 y 9, llama Dios a Elohim, y Yahvé al que le para la mano.

NOTA: La imagen que acompaña al texto es la de Agar con su hijo Ismael, ante la carencia en el arte del sacrificio de Isaac llevado a cabo. Lo cual, nos indica que la opción muy mayoritaria es que el sacrificio de Isaac, no se consumó por la intervención divina. Por otra parte, en el blog hay una entrada llamada: "EL PENTATEUCO" publicada el 11 de abril de 2013, que ayuda a entender este post, y a ella me remito.

NOTA II: Evidentemente, esta teoría deja sin respuesta a todas las narraciones que nos presenta el Génesis, sobre tan importante personaje, Isaac, posteriores al hecho de su sacrificio por su progenitor, además de estar considerado uno de los patriarcas del pueblo de Israel. Y que, en cierta manera, prefigura para el mundo cristiano la futura ofrenda de Jesús para la redención de los pecados de la humanidad. 

     R.R.C.    

sábado, 7 de junio de 2025

MONEDA MACEDÓNICA DE FILIPO II

 

     Esta maravillosa moneda es un tetradracma de plata emitida por el rey Filipo II de Macedonia, acuñada en la ceca de Pella en el segundo tercio del siglo IV a. C. Presenta un peso de 14g y medio y un diámetro de unos 25 mm, teniendo en cuenta la dificultad de esta última cifra al no mostrar una forma redonda. La pieza se halla en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid. Fueron muchas y de gran calidad la cantidad de monedas que este rey macedónico mandó a emitir y, posiblemente, la mayor parte de ellas fueron supervisadas por él mismo, con el objetivo de tener una buena carta de presentación en las polis griegas, que a los macedónicos no terminaban de aceptarlos como verdaderos griegos, aunque si admitían que tenían cosas en común, pero que también eran descendientes de antiguos pueblos bárbaros. Sin embargo,  los habitantes de Macedonia sí se consideraban griegos de propio derecho. Por ello, desde el principio quisieron participar en los juegos que se celebraban en la polis de Olimpia cada cuatro años desde el 776 a. C., aunque tuvieron que esperar unos tres siglos para poder competir en estos deportes, ya que para ello, tenías que ser griego. Por lo tanto, este hecho supuso un gran avance para que el mundo heleno reconociese como tal al reino de Macedonia. Y, si además, los caballos de Filipo ganaron las carreras que se realizaron hacia la mitad del siglo IV en tres olimpiadas consecutivas; en las modalidades de carrera de caballos, cuadrigas (carro tirado por cuatro caballos) y bigas (carro tirado por dos caballos), para qué queremos más. Aunque el participante no fuera el propio rey, el dueño de los corceles sí lo era.

     Si ahora nos fijamos en el anverso de la moneda, observamos que ocupa casi todo su campo una impresionante y monumental efigie, con un semblante sobrecogedor del propio Zeus, el dios helénico más importante, el dios más poderoso de todos los del Olimpo, incluso dejando al margen sus aventuras amorosas o sexuales con otras diosas o mujeres terrenales, en cuyas hazañas era imbatible. Además, lleva sobre su cabeza la corona de laurel que lo convierte en vencedor de los juegos de Olimpia. El reverso aparece ocupado por un jinete un tanto presuntuoso, que cabalga con seguridad y soltura con la leyenda: ΦΙΛΙΠΠΟΥ (Filipo). Mientras el anverso es anepígrafo, es decir, no muestra leyenda alguna. Todo indica que el caballero es el propio rey que desfila con su brazo derecho en alto saludando a sus contemporáneos. En fin, que se había ganado a pulso ser reconocido como griego, tanto él como a todo su pueblo.

     Por último, señalar que Filipo II de Macedonia fue uno de los mejores políticos de la historia de todos los tiempos. Sin duda, su fama sería mucho mayor de no haber sido eclipsado por su hijo Alejandro Magno educado, nada menos, que por Aristóteles.

       R.R.C.


jueves, 5 de junio de 2025

EL ASESINATO DE CÉSAR

 

     Qué duda cabe que el asesinato de Julio César a mano de sus compatriotas fue uno de los hechos más importantes y con mayor repercusión, no solo en los límites del territorio romano: sur de Europa, Asia Menor y norte de áfrica, que daban al Mediterráneo, sino también de los países limítrofes de esta extensa superficie. El 15 de marzo del año 44 a. C. fue la fecha elegida por los asesinos para llevar a cabo el magnicidio, en el propio Senado de Roma, cuando la víctima estaba a punto de cumplir 56 años. No voy a centrar el post en este conocido acontecimiento, pues me limitaré a los presagios que hablaban del mismo, tal y como recogen los historiadores Suetonio y Plutarco, por ejemplo. No obstante, ganas le tenían, por el temor de que se convirtiese en rey (institución muy odiada entre los romanos desde que cayó la monarquía hacía más de 450 años). Además, desde enero de ese mismo año ya había sido nombrado por el Senado DICTADOR PERPETUO, que en opinión de G. Traina, no quiere decir hasta la muerte, más bien como una dictadura sin fecha de caducidad. Precisamente, en esa jornada sangrienta el propio Senado lo iba a proclamar rey, siempre que utilizase ese título con la corona correspondiente en el exterior de la península italiana, aunque a César no le entusiasmaba la idea. ¿Por qué los senadores tuvieron esta consideración con él? Porque los romanos consultaban los Libros Sibilinos ante acontecimientos importantes, y estos decían que para conquistar Partia solo podía hacerlo un rey, y César tenía previsto salir de Roma para esa ardua tarea pocos días después y duraría años, con el peligro añadido, de que la victoria sobre los partos aumentaría más su fama y prestigio; y quedarse a vivir en una ciudad oriental, desde la que se tomarían las decisiones más importantes, en detrimento particular de Roma.

     Es normal la creencia en el mundo antiguo que todos los eventos trascendentales vinieran precedidos de augurios más o menos claros, pero había que saber interpretar para poder adelantarse a los mismos en caso de ser necesario. Por lo tanto, este asunto no iba a ser una excepción. Nos cuenta Suetonio, que unos meses antes de esta señalada fecha, unos colonos que habían recibido tierras en Capua del propio César, en la tumba del fundador de la villa, encontraron una tablilla de bronce escrita en griego, que podría predecir el suceso y grandes calamidades para Italia como castigo. Continúa Suetonio informando que los caballos que Julio había liberado en el Rubicón, para su libertad y disfrute, se negaban a pastar y solo lloraban. También nos transmite un pequeño episodio en el que participan unas aves  en la Curia de Pompeyo, en donde más tarde se reunirían los senadores.

     Una amenaza más seria y conocida se la debemos al arúspice Espurina, el cual advirtió a César que se guardase de los Idus de marzo (el día 15 de este mes). Cuando el propio César se cruzó con el adivino, se dirigió a él en un tono burlesco diciéndole que el día había llegado y él todavía continuaba allí, a lo que Espurina espetó: Que todavía no habían pasado. Nos transmite Plutarco, que Artemidoro de Cnido, maestro de griego, que debió estar al tanto de lo que se venía tramando, ya que tenía amistad con algunos compañeros de Bruto, le entregó un escrito en un memorial que César guardó para leerlo después de la sesión del Senado, entregándoselo a un ayudante. En vista de ello, consiguiendo acercarse a él y le advirtió: “Léelo tú solo y pronto…; te interesa”. No lo leyó, y ahí estaba la lista de los conjurados. La muchedumbre de ese día en la calle interrumpía el paso y lo impidió, aunque mostró gran interés, lo dejó para después.

     Vamos a los sueños de la misma noche del día del asesinato que presagiaban lo peor, tanto el del propio César, como el de su mujer Calpurnia, que aún fue más revelador, y por ello se opuso firmemente a que su esposo acudiera ese día al Senado, e incluso que no debería salir de casa. Mientras, César no dio importancia al suyo, Calpurnia soñó que se derrumbaba el techo de su casa y que su marido moría apuñalado en su seno. Ya que había decidido no salir, Décimo Bruto fue en su busca y lo animó para que fuese, ya que los senadores llevaban un tiempo esperándole y su ausencia sería mal vista. Se puso en marcha alrededor de las 11 de la mañana. Lo que ocurrió después ya lo sabemos, está “in mente” de todos.

     Respecto a los sueños que nos transmiten los historiadores, me gustaría recordar que para la mayor parte de los pueblos de la antigüedad no eran una cuestión banal. Recordemos los famosos sueños del faraón de las siete vacas gordas devoradas por las siete vacas flacas y que tanto atemorizaban al monarca y que José, sabiamente, interpretó. Si ocurrió o no, esa no es la cuestión, lo importante es que en las sociedades primitivas y antiguas era un tema considerable, no solo entre las persones menos cultivadas, también en afamados escritores y filósofos. Como siempre hay excepciones, de Cicerón, mejor ni hablar, pues para él, los sueños no merecen ningún crédito ni respeto. La voz del escepticismo más completo. Hay que esperar al siglo XIX para que científicos como Freud se ocupe de ellos en su célebre libro sobre La interpretación de los sueños, que en este caso no nos aporta nada. Sin embargo, otros científicos, como Jung, piensan que todos los sueños son revelaciones de una sabiduría superior, o Erich Fromm, por ejemplo, proponen que en los sueños participan las dos características del hombre: La irracional y la racional. Y el análisis de los sueños consistiría en averiguar, cuándo exponemos lo peor de nosotros mismos, o bien, lo mejor y más elevado moral e intelectualmente. En fin, que podemos ser más inteligentes durmiendo que despiertos, de cosas que nos han pasado desapercibidas por el día y en la concentración de la noche las comprobamos. Esto es lo que le pudo pasar a Calpurnia, que vio con más claridad el peligro que corría su marido en sus sueños que en la realidad. Acabo con una información de Plutarco, cuando al día siguiente Julio César se encontraba rodeado en el Senado, solo se le ofrecía hierro por todas partes.

        R.R.C.

miércoles, 4 de junio de 2025

COLUMNARIO DE OCHO REALES

 

     Esta bella pieza de plata acuñada en México en el primer tercio del siglo XVIII, y más concretamente en 1733, como podemos ver en su reverso. Limitadas ambas caras por una pequeña grafila dentada unida al listel protector, impresa justo cien años después de un centén segoviano de oro equivalente a cien escudos y que podría ser la moneda más grande del mundo, con más de 70 mm de pabellón. En el anverso del columnario, comprobamos  un gran escudo de España con los reinos que lo integran en su interior, con una elegante y enorme corona, lo cual lo identifica con el soberano, en este caso un Borbón, y la flor de lis, que en heráldica representa el lirio asociado a la monarquía francesa principalmente, y encarna la pauta a seguir por la misma: nobleza, poder y soberanía. Fuera del escudo aparece a su derecha el valor de la moneda, o sea, 8 reales, y a la izquierda una marca de ceca. La leyenda en latín dice: “REY FELIPE V POR LA GRACIA DE DIOS DE ESPAÑA Y DE LAS INDIAS”.    

     En el reverso, circunvalando la moneda se encuentra la fecha de emisión ya indicada más arriba, y la leyenda: “AMBOS SON UNO”. En el centro del campo, y entre las columnas de Hércules, que envuelven una cinta con las conocidas palabras latinas: “PLUS ULTRA (MÁS ALLÁ)” del océano Atlántico (simbolizado en las líneas onduladas de agua que se exhiben bajo las mismas), aparecen  dos globos terráqueos que representan a los hemisferios oriental y occidental, unidos por la corona española en la parte superior

      R.R.C.

miércoles, 28 de mayo de 2025

MONEDAS ANTIGUAS

 

     A falta de otros medios, como tenemos actualmente, las monedas fueron un invento perfecto allá por el siglo VII A. C. en el reino de Lidia, para transmitir: mensajes, propaganda política o religiosa de cualquier tipo, ideas… y también arte y esplendor. Los antiguos gobernantes fueron muy conscientes de ello, y casi desde el principio, utilizaron este práctico medio de pago que facilitó el comercio tanto local, como nacional e internacional. También se utilizaron como herramientas diplomáticas entre los países, y el prestigio que les daba tener una buena, atractiva y valiosa moneda. Simbolizaban el poder de los gobernantes y eran la envidia de los que no se la podían permitir. Algunas piezas muy valiosas circularon poco como medios de pago, y se utilizaron más como regalos a personajes importantes para ganar su confianza. Otras, las valoramos más como “pequeñas” obras de arte, ya que algún acuñador, consciente de ello, estampaba su nombre en las piezas que martilleaba, Kimon de Siracusa, por ejemplo. Aunque lo normal en la antigüedad es que la valoración de la moneda solo tenía en cuenta su peso y el material que se había empleado: oro, plata y bronce fundamentalmente.

     Hoy en día, las monedas antiguas se valoran teniendo en cuenta multitud de factores y no el valor intrínseco que tienen por ellas mismas, así que, una moneda de bronce o plata puede sumar más que una de oro del mismo peso. Una de bronce podría alcanzar un millón de euros, mientras que una de oro valdría menos. Todo dependerá de la rareza; estado de conservación; belleza; datos que se tengan sobre la misma; grado de certeza de que no es una falsificación; calidad de los cuños empleados, que se deterioraban con un uso prolongado; presencia de pátina que pueda embellecer o afear la pieza (algo que no ocurre con las de oro, ya que no se oxidan); por ser de impresión manual unas están mejor centradas que otras; información histórica que transmitan, máxime si tenemos escasez de otras fuentes; tanto oferta como demanda de la misma… En fin, muchos factores que el mundo antiguo no tuvo en cuenta, pues lo importante para ellos era su peso y el metal utilizado. Por cierto, en la antigüedad también había muchas falsificaciones de distinto tipo; desde particulares, al propio Estado. Todo lo que tiene valor si se puede falsificar se falsifica.

     Cada moneda es un pequeño trozo de historia, que si la sabemos escudriñar nos puede transmitir tanta información como un texto escrito, o confirmar una fuente histórica. También, en muchas de ellas hay arte en su impronta, es decir, en las imágenes y leyendas que aparecen en sus caras. Ambas cosas atraen a muchos compradores y museos. Aunque coleccionar monedas antiguas es un lujo muy caro, y que pocos se pueden permitir, yo desde luego no, ya que vivir de una pensión pública no te ofrece esa oportunidad, pero queda una alternativa, pues con el avance de la tecnología se pueden hacer precisas réplicas, muy parecidas a las originales por muy pocos euros en Internet, entre cinco o diez euros normalmente, por ejemplo. No es lo mismo una réplica que una moneda falsa, pues la réplica se limita a imitar la original y se vende como tal, mientras que la falsa hace pasar por original una réplica. Por último, mientras los antiguos gobernantes regalaban monedas originales a otros para agasajarlos, yo regalo réplicas a mis amistades para complacerlos.

      R.R.C.


viernes, 23 de mayo de 2025

DENARIO DE TITO


     Ante la falta de poder conseguir en Internet una moneda original en buen estado, he preferido utilizar una copia bastante exacta de las que venden a través de la red. Es un denario de plata que circuló mucho en su época, cuyo peso debe de andar por los 3.5 g y de18 a 20 mm de diámetro. Se acuñó cuando su protagonista todavía no era emperador, puesto que alcanzó este rango entre los años 79 y 81 d. C  A pesar de que la moneda lo escriba en su anverso, hay que entenderlo como un general victorioso. En ella vemos un rostro barbado de facciones duras mirando hacia la derecha con la cabeza laureada, en lo que parece ser una efigie bastante realista del personaje. A parte de la grafila de puntos que observamos por ambas caras, en la faz aparece la leyenda: Titus CAESAR IMPerator VESPASIANUS (TITO CÉSAR EMPERADOR VESTASIANO). 
     Mientras tanto, en el reverso vemos una impresionante águila, con sus alas desplegadas que ocupa gran parte del campo del denario. Se encuentra parada sobre un pedestal de piedra engalanado, como símbolo imperial de poder y fuerza. Podemos leer a su derecha y a su izquierda: COnSul V, que nos llevaría al año 76 d. C. como fecha de impresión de la misma.
       R.R.C.

jueves, 22 de mayo de 2025

El anillo del Pescador (Anulum Piscatoris)

     Es la sortija que simboliza el poder del papa y que todos vienen recibiendo desde hace unos 750 años, ya que las primeras referencias a esta pieza datan del siglo XIII, de 1265 para ser exacto. El material que se utiliza para esta obra de la orfebrería es el oro, y cada papa cuando comienza su pontificado recibe uno personal e intransferible hasta su fallecimiento, que será destruido para que no se pueda hacer un uso indebido de él. En aquellos tiempos, como se diría en el lenguaje bíblico, era habitual marcar los documentos papales con este anillo-sello, que lleva a San Pedro con las redes de pescador (Yo os convertiré en pescadores de hombre, como les dijo Jesucristo a sus apóstoles), y suele haber un hueco para las llaves del cielo que Jesús concedió a San Pedro, el primer papa y del que todos proceden de él hasta León XIV, el número 167 de la Iglesia católica descendiente directo de San Pedro (como todos los demás), y no del papa anterior como a muchos les gusta decir.

     En latín, el Anulum Piscatoris (el anillo del Pescador), también lleva inscrito, en este caso en su interior, el nombre del papa actual. El oro que se emplea para el nuevo anillo procede del anillo anterior, que se funde con el objeto de hacer el nuevo. Luego si esto se ha hecho a lo largo de siglos, el oro empleado siempre es el mismo. Así que, aunque su antecesor prefirió la plata como signo de humildad, realmente no se ahorró oro, pues el anillo de Benedicto XVI simplemente se rayó y no llegó a fundirse (excepcionalmente), pero ahí estaba.

       R.R.C.

lunes, 19 de mayo de 2025

LA TUMBA DE SAN PEDRO


      Era costumbre en el mundo antiguo fijar algún lugar en el que había ocurrido un hecho extraordinario, que sus seguidores, con la intención de que no cayera en el olvido y ante la falta de otros medios que, podríamos denominar, más modernos, levantaran algún tipo de monumento, o tratarlo con alguna significación especial de mayor o menor envergadura, según  la capacidad de los interesados para que no cayera en el olvido de las futuras generaciones. Algo así, ocurrió con la tumba del apóstol Pedro, al que Jesús mismo nombró su representante en la tierra para cuando Él no estuviera.  Además, en este caso de la tumba y restos de San Pedro, la tradición, la historia, la arqueología, la epigrafía y la antropología forense van de la mano.

     En época de Nerón, en la segunda mitad del siglo I tuvo lugar una persecución cruenta contra los cristianos en Roma, en la que se vio envuelto el propio Pedro que fue crucificado boca abajo, pues él mismo no se consideraba digno de morir como su Señor. Ejecutado en el circo, fue enterrado cerca en la colina Vaticana en una humilde sepultura en el suelo. El historiador Eusebio de Cesarea (siglos III-IV), nos transmite que en el siglo II un pequeño monumento funerario (con el objeto que ya apunté al principio), lo destacó en su tiempo el presbítero Gaio en el siglo II. A este pequeño monumento (edículo) se le conoce precisamente como “Trofeo de Gaio”, lo cual dio lugar a peregrinaciones a este lugar por parte de los antiguos cristianos.

Trofeo de Gaio (maqueta)
     Constantino I, el primer emperador cristiano, ordenó que se erigiera una basílica en el siglo IV para ennoblecer este emplazamiento tan importante para los seguidores de Cristo, de la que hoy en día no queda nada. En vista de ello, el papa del siglo VII Gregorio Magno, también hizo levantar una construcción en el mismo sitio, camuflada por otra obra en el siglo XIII por decisión del papa Calixto II. Una vez que llegamos al Renacimiento, con el papa Julio II en el siglo XVI, comenzamos a ver la actual basílica del Vaticano, y justo bajo su cúpula que inició Miguel Ángel, y acabada por sus discípulos, se levanta imponente esta edificación, bajo ella, y en el centro de la misma se encuentra la tumba del apóstol. Así que, todos los edificios que se llevaron a cabo a lo largo de la historia, respetaron desde el primer momento el sepulcro del primer papa.

     Excavaciones arqueológicas llevada a cobo en 1939, descubrieron un gran número de tumbas paganas, pero una de ellas presentaba ilustraciones cristianas, e incluso una pared coloreada de rojo en la que se había levantado el Trofeo de Cayo, ya mencionado. En fin, se iba por buen camino, pero el inconveniente era que no había restos óseos. Un hecho afortunado permitió que Margherita Guarducci, epigrafista y arqueóloga de gran prestigio, observara que sobre la pared del primitivo inmueble había unos grafitis en lengua griega, que indicaban que Pedro estaba allí, especialmente dos: “Cerca de Pedro” y “Pedro está aquí -Petros eni-”. Llegada a este punto, fue informada que con anterioridad los trabajadores habían hallado un nicho en la pared cubierto de mármol, y que habían sacado los huesos. Lo cual sugería que tenían una alta probabilidad de ser las reliquias de San Pedro. Además, el monograma que los primeros cristianos, e incluso los de hoy en día, utilizan como señal de Pedro, es decir, una llave, que es lo que da a entender una “P” y una “E” mayúsculas en el palo de la “P”.

     Por otra parte, respecto a los huesos, los cuales fueron cambiados de sitio en distintos momentos, aunque siempre cercanos al original donde se encontraban, los examinó el catedrático de antropología de la Universidad de Palermo, Venerato Correnti. Después de un concienzudo estudio, observó que los huesos tenían tierra igual que la de la tumba atribuida a San Pedro, mientras los demás huesos extraídos de la catacumba no la tenían, además de un color rojizo que provenían, probablemente, de un paño dorado y púrpura en el que fue envuelto el cadáver junto con hilos de oro. Todo indica que estamos ante un personaje importante y sus huesos fueron retirados del emplazamiento original para proteger su dignidad. Todos estos huesos pertenecen a la misma persona; robusta, de unos 60 o 70 años y vivió en el siglo I. Por último, un detalle que no podemos perder de vista, es que no había restos de los pies, lo que confirmaría la antigua costumbre romana, de aquellos que crucificaban boca abajo, como es el caso, le daban un hachazo a la altura de los tobillos para que cayeran de la cruz, que les era menos molesto que desatarlos. No me gustaría terminar, sin contar una curiosa anécdota. Resulta que junto a los huesos del apóstol aparecieron también unos huesecillos de ratón, que probablemente se coló en la tumba y después no encontró la salida.

     En consecuencia, cuando el papa está diciendo misa en el altar mayor de la Catedral de San Pedro, justo debajo, se encuentra la tumba del apóstol.

       R.R.C.

sábado, 17 de mayo de 2025

Anillo-sello de oro griego

 

       Este precioso anillo-sello de oro griego de mediados del siglo  V a. C. conservado en el Museo del Hermitage, de San Petersburgo (Rusia), fue descubierto en una necrópolis en la península de Crimea en el norte del mar Negro en 1854. Por el estilo que presenta es posible que se haya elaborado en alguna polis griega del oeste de Asia menor. La figura de un hombre persa que vemos sentada en una silla plegable sin respaldo (se denominaba δίφρος difros), con túnica drapeada sobre sus piernas, nos indica un estatus elevado que podría ser el de un noble u otro personaje de alto rango. Desde luego, el orfebre en un estilo refinado y meticuloso consigue dotar a la escena de una gran belleza, en la que el personaje revisa una flecha antes de ser utilizada, con el objeto de que no tuviese ningún inconveniente, como podría ser que la caña no continuase recta, o que la punta no esté bien sujeta. Vamos, que no quería sorpresas tras ser disparada.

     Si atendemos a la parte superior derecha, observamos que en el límite mismo de la sortija y en muy bajo-relieve, el nombre de ΑΘΗΝΑΔΗΣ, en letras griegas, que en nuestro alfabeto sería: Athenades, es decir, el nombre del orfebre  que se sentiría muy satisfecho de su obra. Otros opinan que es el nombre del propietario del anillo, pero yo creo que es del autor, ya que aparece de una manera muy discreta en la pieza, y no entorpecería su uso cuando fuese utilizada por su dueño como sello, o sea, a modo de firma.

     R.R.C.