Qué duda
cabe de que en la antigua sociedad egipcia los amuletos gozaron de una gran
popularidad, independientemente de la clase social a la que se pertenecía;
desde el faraón, hasta el más humilde siervo confiaron en estos objetos para
protegerse, o solicitar al destino: suerte, amor, riqueza, salud… en fin, un
amplio abanico de opciones eran las que ofrecían a sus confiados portadores.
Uno de mis preferidos pende de un collar
de la princesa Mereret, allá por el siglo XIX a. de C. Parecido al anterior y
del mismo significado, aunque no puedo precisar su fecha, es el que pude
fotografiar en una vitrina del Museo Metropolitano de Nueva York, y que podemos
ver en la imagen. Es un colgante compuesto por tres signos jeroglíficos
diferentes que dotaba a la persona que lo llevase de una gran protección,
además de la belleza que aportaba como adorno. Como vemos, sobre una base de
oro se introducían piedras de distintos colores que lo dotan de una gran
vistosidad. En la parte inferior se emplea un jeroglífico con forma de cesta
dividido en bandas paralelas, en donde se colocaban los minerales dispuestos en
galería, y que podríamos traducir por: “toda”. En la parte superior y en el
centro, se coloca la famosa cruz egipcia que se representa como una antigua
correa de sandalia, y hace alusión a “la vida”. A ambos lados de la misma,
aparece un conocido jeroglífico que se inspira en un salvavidas hecho de papiro,
utilizado por los barqueros del Nilo para protegerse de cualquier contingencia
inesperada. Al igual que este flotador el signo es un ideograma que se aprovecha
para expresar la idea de “protección”. Luego, el colgante completo lo podríamos
traducir por: “Toda protección en la vida”. Es poca, añadiría yo.
R.R.C.
NOTA: IMAGEN DEL AUTOR.
APÉNDICE:
MALLA FUNERARIA EGIPCIA
Expuesta en
una de las salas que el Museo Arqueológico Nacional de Madrid dedica a las
antigüedades egipcias, esta malla elaborada en fayenza de color azul, y con
unas medidas de 140 cm de alto por 51 de ancho es una de mis piezas preferidas.
Data de la Época Baja, es decir, entre los siglos VII y IV a. de C. Formaba
parte del equipamiento que la momia debía de tener para sortear la muerte e
iniciarse en la vida eterna. Engarzada a base de canutillos de cerámica
vidriada conocida con el nombre fayenza, muy apreciada y profusamente empleada
por los antiguos egipcios. Está compuesta a base de rombos y rematada en los
bordes con pequeñas cuentas policromadas, que dan un toque de minuciosidad y
elegancia a la pieza evidente, sin olvidar la bella decoración geométrica que
podemos observar en el cuello.
Por lo tanto, la malla en su conjunto
colocada sobre el cuerpo del fallecido tenía un poder mágico, que colaboraba en
su resurrección. Además, en la parte superior nos encontramos con el disco
solar alado, símbolo de la eternidad del alma; y del que pende una inscripción
jeroglífica en la que aparece el nombre del difunto, que incluye al dios Amón y
que se refiere al finado como Osiris, término habitual para aludir a los
muertos. Bajo el texto vertical nos encontramos con el típico escarabajo alado,
un potente amuleto que ayudaba a resucitar en el Más Allá, y que estaba
vinculado con el dios Jepri, símbolo de la vida eterna. A su alrededor descubrimos los cuatro hijos de Horus, cuya misión principal era preservar de la descomposición las vísceras que se habían extraído de la momia,
y que se habían depositado junto a esta en los cuatro vasos canopos y, de paso,
proteger al difunto al hallarse sobre él.
Por último, debió de pertenecer a una
persona poderosa del momento, por el alto costo que tendría un trabajo
artesanal tan meticuloso.
R.R.C.
NOTA: IMAGEN DESCARGADA DE INTERNET
APÉNDICE II:
Joya de la princesa Khnumit
Presenta una
gran belleza y una antigüedad de 3900 años, pende de un sólido collar elaborado
a base de pequeñas cuentas cilíndricas, y perteneció a la princesa Khnumit,
hija de Amenemhat II, de la XII dinastía egipcia. En la actualidad se conserva
en el Museo de El Cairo. Es un colgante compuesto por cuatro signos
jeroglíficos diferentes, que dotaba a la persona que lo llevase de una gran
protección, además de la lindeza que aportaba como complemento. Similar al
amuleto anterior, en el lado izquierdo vemos un precioso ramo de papiros que es
un ideograma del Alto Egipto.
R.R.C.
NOTA: IMAGEN DESCARGADA DE INTERNET