miércoles, 9 de julio de 2025

"Pepita", de Francisco Soria Aedo

     Nos encontramos ante un lienzo de 1929 de uno de los mejores pintores que nos ha dado el realismo español en el siglo XX. Este en particular es una obra maestra de este estilo pictórico, aunque ciertamente no es muy conocida, como ocurre con tantas otras del mismo autor, y que también obtiene una contrastada crítica. Este óleo nos presenta una hermosa joven, según los estándares de la época, con una belleza y sensualidad fuera de toda duda, que mira a su espectador sin picardía. La maestría técnica del pintor se combina con una gran sensibilidad artística y expresiva, como viene siendo habitual en otras pinturas suyas. Con una factura precisa, una riqueza cromática armoniosa, un estilo académico probado… El cuerpo femenino aparece perfectamente escenificado, todo lo cual lo convierte en un predecesor del hiperrealismo hispano.

     Evidentemente, podemos encontrar la inspiración de “Pepita” en “La maja desnuda” de Goya, que había sido el cuadro más atrevido hasta la fecha, con una representación de un cuerpo femenino de frente, aunque cambia la posición de los brazos y la expresión del rostro; menos erótica que aquella, pero manteniendo la sensualidad del bello cuerpo delicado de una mujer. También tendida entre almohadones blancos como símbolo de pureza. La Venus del espejo de Velázquez queda más lejana, el único desnudo de todo el Barroco español, además de encontrarse de espaldas al espectador.

     En la actualidad, que yo sepa, no se encuentra en un museo abierto al público, ya que estaría en manos privadas. Una lástima para los amantes del arte en general, y de Francisco Soria Aedo, en particular.

       R.R.C. 

 

martes, 8 de julio de 2025

TURBA SIN DIOS

 

     “Es mi mejor cuadro” declaró el pintor Francisco Soria Aedo, granadino y fallecido en Madrid en 1965. Presentado en la capital de España durante la II República en 1934, se vio obligado a cambiarle el nombre original, por la perturbación que causaba, llamándolo “Composición”. Menudo eufemismo, como si su nuevo título cambiara en algo lo que el espectador que se arrimaba al cuadro para su meditación, no le causara un profundo sentimiento de compasión. El mismo autor presenció la bárbara escena en una iglesia de Madrid, lo que convierte a la pintura en un documento histórico de primer orden, es una fotografía de los hechos vistos por un católico apenado,  que además tuvo que ser protegido por sus amigos después de ser liberado por una checa. Para proteger el cuadro hubo que sacarlo de España para regresar finalmente en 1972. En este contexto, viene bien recordar ante la falta de actuación o silencio de las autoridades: “Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano” llegó a decir el propio Azaña.

     Es una tela de pintura figurativa del siglo XX español, con un armonioso y rico colorido, así como una distribución de la luz que destaca el dramatismo de la escena, ante el escarnio que está sufriendo Jesucristo en la cruz, junto con otros objetos litúrgicos, como la custodia eucarística, una dalmática (vestidura litúrgica), por ejemplo, con un fondo oscuro (casi neutro), con personajes oscuros, sin la mínima expresión de empatía a todo lo que representaba el cristianismo de aquellos momentos en la sociedad española. Los dos personajes clave que producen más perturbación son: el que aparece con una gran piedra apoyando su pie en el crucificado, con el objeto de chafarle la cara y el pecho; y el que se muestra inclinado para atarle una soga, probablemente, con la intención de arrastrarlo por el suelo. Según Elisa Sáez las figuras son pintadas con “sayones de pasión, es decir, personajes que aparecen en las procesiones como los malvados (soldados romanos, verdugos, y demás sujetos desagradables).

     Resumiendo, estamos frente a un cuadro académico, ante un lección de pintura del realismo español del siglo XX, en el que el autor toma de aquí y allá de destacados artistas españoles anteriores a su tiempo, para denunciar la situación de persecución de las autoridades republicanas a los católicos de la época. Al virtuoso artista se le trató con desprecio y olvido, y de hecho, todavía no se ha expuesto al público en un museo público. Esta circunstancia tiene un nombre: Damnatio memoriae.

      R.R.C.  

sábado, 5 de julio de 2025

ESCRITURA DE LA ISLA DE PASCUA (RONGORONGO)

 

     Esta escritura tiene una antigüedad de unos quinientos años aproximadamente, y se han hallado hasta ahora 27 tablas de madera repartidas por todo el mundo, datadas por el carbono-14 algunas de ellas. La paradoja es, que no se encuentra ninguna en la isla de Pascua, de donde proceden, y los textos que aparecen en ellas son unos 17 000 glifos (los signos que vemos en la imagen superior), de los cuales 400 son únicos (recordemos que nuestro alfabeto solo tiene 26 letras). Estos signos tienen ciertos parecidos con plantas, animales, personas y a algún otro objeto, y, a veces, presentan formas muy similares que podrían inducir a un significado afín. Según afirma la profesora Silvia Ferrara, de la Universidad de Bolonia, es una escritura en la que cada signo representa un sonido, luego el rapanui, en su momento, sería la lengua que se hablaba en esta isla y el rongo rongo sería el rapanui puesto por escrito.

     Hace unos años tuve la oportunidad de pasar, precisamente, la semana de Pascua en la isla, y un nativo llamado Katipare, si no recuerdo mal, me enseñó toda la isla y me informó pletórico de su cultura. Hablaba perfectamente la lengua de sus antepasados, la cual conocían y empleaban unas 1700 personas, ya que la mayoría de los habitantes de la isla son de fuera, Pascua no alcanzaba en esos momentos los 5000 individuos y en la actualidad ya ha superado la cifra de 7500. Tuve la suerte de asistir a la misa del Domingo de Resurrección, que se celebraba en rapanui con cánticos incluidos, excepto la lectura de las Santas Escrituras, y solo se celebraba ese día cada año. Según me comunicaron otros asistentes que habían visitado otras islas polinésicas, se escuchaba bastante parecido. Por cierto, rongo rongo lo podemos traducir según Sebastian Englert, un pionero en estudiar esta cultura, por recitar, o bien leer cantando. Recuerdo que el Doctor de la Iglesia San Agustín decía que rezar cantando es como si rezáramos dos veces.

     A todo esto, el rongo rongo sigue sin ser descifrado a pesar de los esfuerzos que le han dedicado numerosos eruditos, con las técnicas más avanzadas con las que contamos hoy en día (incluidas las informáticas). Los últimos habitantes de la isla que sabían lo que decían estos textos se llevaron el secreto a la tumba. Muchos de ellos se los llevaron de su tierra a emplearlos en duros trabajos, y casi acaban con los viejos pobladores de la isla. A lo máximo que se ha llegado es a que fueron escritos empezando por la esquina izquierda inferior. La primera línea se escribía de izquierda a derecha, para después girar la tabla 180 grados para transcribir el siguiente renglón, y así sucesivamente. Parece ser, que el material que se utilizó para grabar los glifos fue la piedra de obsidiana y repasarlos con dientes de tiburón. Ferrara dice: "Estoy bastante segura de que lo que tenemos (en las tablas) son narraciones"; “Que probablemente se trata de sagas que tienen que ver con la población local, con sus rituales, sus historias"; y agrega: "Lo que sea que esté escrito ahí era muy importante para su sentido de identidad y su diferenciación de los europeos". Una vez que entraron en contacto con ellos en el siglo XVIII, claro.

     Las escasas dos mil personas pascuenses que hablan su idioma rapanui, utilizan nuestro alfabeto latino para escribirlo, incluso hay un diccionario para traducir del rapanui al español, por lo tanto, el problema lo tenemos con la escritura, no con el idioma. Y, por desgracia, una cultura que ha podido estar unos 1000 años aislada del resto del mundo, es muy improbable (yo diría imposible), que encontremos una piedra “Rosetta” que nos ofrezca las claves de estos glifos para interpretarlos y traducirlos. Para quién no sepa la piedra a la que me refiero, contiene un texto trilingüe con el mismo escrito en jeroglífico, demótico y griego antiguo. Como se conocía este último, se pudo establecer las conexiones con los otros dos relatos desconocidos, y de esta forma hoy podemos traducirlos. Para descifrar el rapanui, tendríamos que descubrir un ejemplar, al menos bilingüe, de rapanui y otro idioma conocido, tarea, creo yo, que inviable. Esperemos que la inteligencia artificial que tan de moda está ahora, con sus progresos nos dé una sorpresa algún día. 

     Por último, el 20 de noviembre de 1870 arribó a la isla el español Felipe González de Alhedo, que tomó posesión de ella en nombre de la Corona española y la denominó: San Carlos, en honor del soberano español del momento Carlos III.  Puso a tres jefes que pasaban por allí a “firmar” un documento en papel, por el cual se incorporaba a la monarquía española. Se largó y no volvió por aquel lejano lugar. Ese escrito se conserva y es el siguiente: 

         Lo he puesto en vertical, como lo podría haber puesto en horizontal, pues en esto no hay acuerdo entre los especialistas, si es que hay alguno. Se observan tres renglones: uno con 8 signos, el siguiente con 4 y el último con uno. Evidentemente, si son una especie de firmas, los rapanui no sabían lo que estaban firmando. De todas maneras para lo que sirvió. Iorana (adiós). 
 
    R.R.C.

domingo, 29 de junio de 2025

CÓMO LEER LA BIBLIA (EL PENTATEUCO)

 

     En esta entrada solo pretendo dar una simple pincelada sobre algunas cuestiones que puedan servir de ayuda a un lector de hoy que se enfrente a leer la Biblia, y más concretamente, lo que denominamos el Pentateuco, que como su propio nombre nos indica lo componen los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Deuteronomio y Números, de ese conjunto de textos que integran el libro de libros que denominamos Biblia. Por lo tanto, dejo fuera de estas líneas la Biblia hebrea o Tanaj, que es un conjunto de veinticuatro ejemplares canónicos para el judaísmo; otras obras del Antiguo Testamento católico, que contiene siete libros más no incluidos en el anterior; y, por supuesto, el Nuevo Testamento íntegro, el más importante para los cristianos, de hecho, lo podemos encontrar en las bibliotecas y librerías por separado.

     Para empezar, no se conoce ningún autor concreto con seguridad de ningún libro de la Biblia en general, y más concretamente del Antiguo Testamento en particular, aunque se le atribuya a autores concretos, y los mismos especialistas se refieren a ellos por comodidad. Por ejemplo, el libro del profeta Daniel, no lo escribió Daniel, y Dios sabe quién (permítaseme la expresión). Volviendo al Pentateuco, ya se cuestionaba su unidad y autoría desde hace muchos siglos, es decir, se discutía que hubiese sido Moisés al que, según la tradición, se le asignaba. Había cosas que no cuadraban ya desde antiguo. Según los especialistas actuales el Pentateuco, que hoy conocemos, es el fruto final de una complicada sucesión literaria, tanto escrita como oral, que se afianzó en tiempos del exilio de Babilonia, cuando el rey Nabucodonosor II llevó forzado a su país al pueblo judío en el siglo VI a. C. del 586-539,  y del período post-exilio. El Pentateuco, tal y como lo conocemos hoy, surge como respuesta a la crisis y secuelas que había producido esta situación en el pueblo hebreo. Gran parte del Antiguo Testamento se puede explicar de forma parecida. El filósofo del siglo XVII Spinoza concluye: “De todo esto se hace más diáfano que el sol de mediodía que el Pentateuco no fue escrito por Moisés, sino por alguien distinto que vivió muchas generaciones después de Moisés”. Según él, el sacerdote post- exilio babilónico Esdras fue el autor del Pentateuco. Aunque ya lo había advertido San Jerónimo unos 1300 años antes. Ibn Ezra, destacado intelectual hebreo del siglo XII, nacido en la taifa de Zaragoza, ya observó problemas para mantener la atribución del Pentateuco a una sola persona.

     Hacia el año 1000 a. C. en tiempos de  los reyes David y Salomón, en la época que empezaba a surgir una nación, sería una época propicia para buscar y definir su propia historia, y a ella nos podemos remontar para esbozar, o empezar a escribir la Biblia, y así, parte de lo que el Pentateuco decía tendría sentido. No obstante, exégetas más modernos pensaban que en tiempos de la monarquía tan solo se podría plantear algo, por tanto, había que esperar hasta el siglo VI a. C. para tener el Pentateuco como lo podemos ver hoy. Basándome en el libro ¿Quién escribió la Biblia? de R.E. Friedman, y dejando el Deuteronomio aparte, considera que los autores de los demás libros que integran el Pentateuco, los llama fuentes: J. (de Judá) E (de Israel), P (Sacerdotal), R (de Redactor) y el Deuteronomio: DTR-1, DTR-2, OTROS, E y P. Luego hablamos de fuentes en general y no de una persona en particular. Luego las partes más antiguas de la Biblia estaban muy alejadas de la supuesta fecha de Moisés, unos 1000 años como el documento J, por ejemplo. Siguiendo a W. Brueggemann (experto en tradición profética hebrea), el Antiguo Testamento es producto y la respuesta del exilio babilónico, más concretamente de la época del segundo Templo, o sea, de la fase post- exilio. Vendría a ser la autodefinición de Israel como nación y del pueblo elegido por Dios, en respuesta a la cautividad de Babilonia: “Esto es lo que somos y este es el Dios a quien adoramos”. Es más, el Antiguo Testamento no es un libro de historia o pretende tener un interés científico. Es un libro de autodefinición de un pueblo, poseedor de una religión y cultura concreta: el pueblo elegido por Dios.

     En definitiva, los actuales lectores de la Biblia, si pretenden conocer su verdadero sentido con el que fue escrita, no deberían verla como un conocimiento científico actual, tendrían que interpretarla como hacían los propios israelitas del período post-exilio. Como diría Peter Enns (Doctor en Filosofía por la Universidad de Harvard), reducir el Génesis a libro de interés científico no es solo científicamente torpe, sino que falla al no aceptar su trayectoria teológica tal y como aparece en la Biblia cristiana.

     No me gustaría acabar este artículo sin recordar algunos datos. La Biblia ha sido, y sigue siendo, el libro más leído, estudiado, publicado, traducido, comentado, discutido, vendido e influyente de toda la historia, a mucha distancia del segundo más investigado, que en mis lejanos tiempos de estudiante era la Ilíada de Homero. Ha sido sometida a los métodos de trabajo más modernos y actuales de los historiadores y exégetas, a la crítica textual y crítica histórica más exigentes.

 NOTA: En este mismo blog con fecha 11-4-2013, hay una entrada llamada PENTATEUCO, que aclara y completa la presente. Puede utilizar el buscador que aparece en la parte derecha. 

      R.R.C.

viernes, 27 de junio de 2025

ESTATERO DE SIBARIS

 

     De poco más de cien años después de la aparición de las primeras monedas en Sardes (Frigia), es este estatero de la colonia griega de Sibaris en la Magna Grecia, que podemos situar entre el 550 y el 510 a. C. La ciudad, Σύβαρις, en su nombre original griego, fue fundada hacia el año 720 a. C. por los aqueos. Es una pieza de plata de unos 8 g de peso. Sobresale una grafila en positivo alrededor, ya que en el reverso la podríamos considerar en negativo al observarla en hueco-relieve. En el exergo del anverso comprobamos lo que parece un V y una M, pero que en realidad es una sigma y una ípsilon en griego arcaico: ΣΥ (apócope del nombre de la colonia). Sobre esta línea que divide la faz nos hallamos un toro que parece que camina hacia atrás y la cabeza vuelta, que sobresale de la moneda tanto como se hunde en el campo del reverso de la misma (incuso). Así, también se aseguraba de que era plata todo el metal del que estaban hechas.

     Por último, hay que recordar que las falsificaciones monetarias, incluso por parte de los estados, era una práctica tan temprana como la aparición de la moneda misma. Lamentablemente, todo lo que se puede falsificar se falsifica.

     R.R.C.


miércoles, 25 de junio de 2025

DENARIO DE JULIO CÉSAR II


      Aquí tenemos un denario de plata del año 40 a. C. de tan solo cuatro años después de la muerte de Julio César. Un retrato bastante realista de este personaje podemos ver en su anverso, enmarcado en una grafila incompleta de puntos por ambas caras, por encontrarse un tanto descentrada la pieza. El dictador aparece mirando a la derecha con una corona de laurel (símbolo de poder) que el Senado le permitió utilizar siempre que lo considerase oportuno, lo cual le vino muy oportuno porque le permitía disimular una incipiente calvicie desde la parte anterior a la posterior, pues todos sabemos por las fuentes escritas que le gustaba presentarse en público perfectamente arreglado y un punto coqueto. La inscripción se reserva para el reverso, mientras esta faz permanece anepígrafa. Así que, la atención únicamente se centra en su efigie. 

     En el reverso leemos el nombre del magistrado monetario de la época: Q•VOCONIVS, encargado de acuñar la moneda, mientras advertimos un ternero caminando lentamente hacia la izquierda. Delante y tras él las letras S C (Senatus Consultum), o sea, con la autorización del Senado. Bajo el animal: VITVLVS•Q DESIGN (DISEÑO), precisamente, Vitulus significa ternero. Fue imprimido en la ceca de Roma y tiene un peso de unos 4 g y un diámetro medio de unos 19 mm aproximadamente, ya que no es completamente redonda. Tan solo aclarar que en la parte superior solo leemos “VOCO”, aunque la inscripción completa sería: Q•VOCONIVS, como hemos indicado más arriba. Es una pieza a tener en cuenta, porque nos muestra el tipo de monedas de esta época (final de la República) que se acuñaron en honor de Julio César.

      R.R.C.

viernes, 20 de junio de 2025

AS DE CARTAGO NOVA (CARTAGENA)


      Nos encontramos ante un as romano de la época del emperador Augusto acuñado en la ceca de Cartago Nova, la actual Cartagena en la Región de Murcia, que tiene poco más de dos mil años y presenta un buen estado de conservación. El material empleado fue el bronce, y cuenta con un diámetro próximo a los 30 cm y un peso superior a los 12.5 g, todavía podemos observar parte de una grafila que envuelve la pieza por ambas caras.
     En el anverso vemos el joven rostro de perfil de Octavio Augusto mirando hacia la derecha, con cabeza laureada y la leyenda a su alrededor: AVGVSTVS DIVI F que traducida al español manifiesta: AUGUSTO HIJO DEL DIVINO [CÉSAR]. Lo que comprobamos en la leyenda del reverso es más complicado, ya que aparece con los dos nombres propios y el cargo que ocupaban en la ciudad de forma abreviada y, precisamente, fueron los funcionarios responsables de esta emisión monetaria. Vamos a ello: C VAR FVR SEX IVL POL IIVIR Q, y traducimos como “Cayo Varo Rufo (duoviri quinquennalis); Sexto Julio Pol (duoviri quinquennalis))”. Estas magistraturas de los municipios romanos tenían la función de organizar los censos a nivel local, eran ejercidas por dos personas y tenían una duración de cinco años. En el campo del reverso vemos una serie de objetos de carácter religioso que se denominan: Aspérgilo (instrumento que se utilizaba para rociar agua bendita); símpulo (pequeño cucharón con mango vertical); segur (hacha que utilizaban los lictores romanos); y ápex (Gorro en forma de casquete semiesférico utilizado por los sacerdotes romanos).
     Bien, ahora añadiré en esta entrada otra moneda de la misma ciudad, época y caracteres que acabamos de ver, tan solo cambia el peso y el diámetro que es inferior a la anterior y se llama semis (medio as):

     No alcanza los 8 g de peso, con un diámetro de 22 mm aproximadamente, ya que no es completamente redonda.

            R.R.C.