sábado, 21 de marzo de 2015

El cartucho de Psusennes I


     De una belleza sin par es el cartucho real más bonito que he contemplado. No cabe duda de que es una pieza valiosa de la orfebrería egipcia, que en este caso se remonta a los albores del siglo X antes de J.C. Integrado en el pectoral de Psusennes I fue descubierto en su tumba por el arqueólogo francés Pierre Montet. Es una obra de arte por sí solo, como podemos observar en los signos jeroglíficos policromados que contiene, sobre un fondo dorado que contribuye a que destaquen aún más. En ellos, podemos leer el nombre de este faraón en su lengua, la más hermosa del mundo a la hora de ponerla por escrito. Otra cuestión de interés es el hecho, de que el punto de vista principal de este cartucho sea horizontal, y no en posición vertical como suele ocurrir con los demás. Visto así, lo hace más exclusivo.
     Sobre una base de oro que se deja ver como fondo, cerrada por un borde de vidrio negro, se van colocando los distintos signos coloreados hasta un total de nueve, buscando la armoniosa distribución del “cuadrado perfecto” que todo escriba tenía in mente cuando redactaba. Así, podemos ver el pato volando con cola larga en el imaginario cuadrado central, y cuatro cuidados signos a ambos lados y en sus respectivos “cuadrados”. Los materiales utilizados además de los mencionados son: feldespato, vidrio de distintos colores y algún otro componente más que no puedo identificar.
     Respecto a la traducción del cartucho, es una tarea que ya acometí en entradas anteriores y, para comodidad del posible lector, vuelvo a traer aquí:
     Debemos empezar a leer por esa gran figura central que consiste en un pato volando con cola larga. Aunque en otras ocasiones hace referencia a volar, cuando tiene un valor figurativo, en este caso se emplea como artículo definido y lo podríamos traducir por: la y sonaría Pa. Sin embargo, la estrella de cinco puntas que aparece a su izquierda sí tiene un valor figurativo y representa al mismo astro con sonido seba. El pequeño montículo con Sol naciente significa aparece y suena ja. La línea quebrada inferior la podríamos pronunciar y traducir por en. El círculo con la equis en su interior significa ciudad y suena niut. A la derecha y en la parte superior del cartucho, nos encontramos con el nombre de la divinidad Amón, representado por el junco en flor (que recuerda una pluma), el tablero con siete fichas y la línea quebrada, obtendríamos el sonido imen. Por último, la azada inferior es el verbo amar, que leeríamos mer y traducimos por: amado. Luego, ya tenemos concluido tanto su pronunciación jeroglífica: Pasebajaenniut merimen. Como su traducción al español: “La estrella que aparece en la ciudad, amado de Amón”. Este sería el nombre de cuna del soberano, conocido como Sa Ra (Hijo de Ra).
Nota: Imagen compuesta por el autor.    
      R.R.C.
  

viernes, 20 de marzo de 2015

La Bahía Culebra


     Ubicada en el océano Pacífico al noroeste de Costa Rica, en la provincia de Guanacaste, se encuentra esta preciosa e impresionante bahía de aproximadamente 24 Km. cuadrados y una profundidad máxima de 40 metros en su boca.

      Por su ubicación y orientación respecto al litoral, presenta una protección natural al oleaje, por lo tanto, son aguas tranquilas, es como una gran piscina natural, eso sí, sin olvidar las subidas y bajadas del agua del mar por efecto de las mareas. La Bahía Culebra se formó hace más de 130 millones de años debido a la colisión de montañas submarinas y sedimentación. Erupciones volcánicas y erosión la moldearon a su forma de serpiente, lo que le da su nombre.  Está formada por una serie de playas, acantilados y estuarios; y fue declarada de Interés Arqueológico Nacional en 1994, ya que posee diversos sitios que demuestran el asentamiento de poblaciones precolombinas 500 años antes de Cristo. Hay estudios que consideran que este lugar fue utilizado como zona de intercambio entre culturas del área Intermedia y Mesoamérica. Esta es una bahía bastante cerrada que contrasta con lo abierto del Golfo de Papagayo, dentro del cual se encuentra. Ningún río de importancia desemboca en dicha bahía, solamente algunos cursos de agua que en su mayoría son estacionales, por lo que la cobertura de manglar en el área es limitada. 

      R.R.C.
Nota: Fotos del autor.

domingo, 15 de marzo de 2015

El Cerro Santa Lucia en Santiago de Chile

     El cerro Santa Lucía es un pequeño montículo ubicado en el corazón de Santiago de Chile. Limita al sur con la Alameda del Libertador, posee una altura de 69 m y tiene una superficie de más 65.000 m². Es en este lugar donde Pedro de Valdivia fundó la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura, el 12 de febrero de 1541. En el siglo XIX se inició  un proceso de forestación al agregarle tierra vegetal, se plantaron árboles de distinto tipo, se crearon plazoletas, fuentes, miradores y senderos; lo cual lo convirtió en un nuevo paseo para los habitantes de la ciudad, siendo declarado monumento nacional en 1983.

     Si se tiene la posibilidad de hacerlo, vale la pena estar allí arriba a las 12 del mediodía, cuando un hecho que se repite desde la época de la independencia chilena se lleva a cabo. Se trata de un cañonazo que marca la mitad del día y que data de una época anterior; cuando Santiago era una pequeña ciudad y se anunciaba de esta manera a sus pobladores que eran las doce: que debían almorzar, ir a misa y comenzar a hacer sonar las campanas de las iglesias.

     Así pues, un paseo obligado en Santiago de Chile es el Cerro Santa Lucía, para conocer un poco de la historia del país y, por supuesto, disfrutar de una vista panorámica de la capital, con  los Andes al fondo. Todo un lujo.


      R.R.C.
Nota: Fotos del autor.

jueves, 5 de marzo de 2015

La casa de Jesús de Nazaret

     El arqueólogo británico Ken Dark y su equipo de especialistas de la Universidad de Reading, identificaron una casa en donde Jesucristo pasó su infancia con sus padres José y María hasta que alcanzó la edad para llevar una vida pública. Esta sencilla vivienda construida a base de piedra y mortero en una ladera, datada entre el siglo I anterior y posterior a Cristo, tan solo contaba con dos habitaciones, un patio, un reducido sótano (que podría servir de escondrijo) y una cisterna para agua de lluvia. En fin, el hogar de una típica familia modesta judía de la época, de una pequeña población como era entonces Nazaret.
     Este lugar ya se conocía desde 1880 pero estuvo olvidado hasta el año 2006 en el que se volvieron a reanudar las actividades. En la actualidad, se puede localizar debajo de una iglesia bizantina, erigida con el objetivo de proteger la casa, para que no acabase destruida u olvidada, ya que consideraban que fue la vivienda de Jesús cuando era niño. Por otra parte, el hecho de intentar proteger la vivienda durante varios siglos por parte de los cristianos, sería otro indicio favorable de que se trataba de un lugar muy especial. Precisamente, fueron unas monjas las que volvieron a descubrir el emplazamiento en 1880, fecha indicada más arriba.
     En el interior de la construcción se hallaron ollas de cocina, pesas para hilar y piezas de piedra caliza, de uso común por los judíos pobres de aquellos momentos. La infraestructura de la casa coincide con la de los tiempos bíblicos, según el profesor Dark. Los acabados del piso, puertas y ventanas se encuentran en perfecto estado. También nos informa, de que un manuscrito titulado De Locis Sanctis (Las Locaciones Sagradas), datado en el año 670 y escrito por un monje irlandés, recopila todos los espacios sagrados cristianos desde el apóstol Pedro. Este manuscrito precisa la exacta ubicación del inmueble que habitó Jesús y coincide con la construcción que estamos describiendo. Por último, se ha encontrado una inscripción que se ha podido descifrar como: “VII de Sanctis Locus” (lugar sagrado), lo que refuerza la idea de que se trata de la casa de Jesucristo.

Nota I: lo escrito en esta entrada es una hipótesis razonable, por lo tanto, no se puede afirmar con absoluta certeza. No obstante, Nazaret en tiempos de Jesús contaba tan solo con 35 casas, y con los indicios hallados las posibilidades de error son muy bajas.
Nota II: este descubrimiento ha sido publicado en la revista 'Biblical Arqueology Society'.

     R.R.C.

domingo, 1 de marzo de 2015

La siesta de Van Gogh

     Se trata de un óleo sobre lienzo de 73x91 cm ejecutado en 1890 por el genial pintor Vincent Van Gogh. De estilo Neo-Impresionista, lo podemos contemplar en una de las galerías del Museo de Orsay de la capital francesa. Lo pintó en uno de los momentos de lucidez que le permitía su enfermedad mental durante su estancia en Saint-Rémy de Provence, cuando estaba internado en una especie de asilo para tratar su dolencia.
     El tema y la composición lo toma de otro artista que él admiraba profundamente; de Jean-François Millet, concretamente de su obra “La meridienne” pintada 24 años antes, la cual formaba parte de una serie de cuatro trabajos. Para elaborar su lienzo, Vincent contaba con una xilografía en blanco y negro de otro autor. Invirtió la imagen con respecto al original y así la reinterpretó; que no copió. Digamos, que nuestro autor, con su estilo característico de pinceladas largas, gruesas, arremolinadas, espasmódicas… llenó de color. Como él mismo reconoce en una carta que envía a su hermano Theo: Tuve que trasladar a otro lenguaje, el de los colores, las impresiones de claroscuro y blanco y negro.
La meridienne de Millet
     Contemplamos una escena en la que vemos una pareja de campesinos franceses en su momento de descanso, después de una dura jornada matinal. Él se desprende de sus gastados zapatos que deja junto a las herramientas de labor de ambos, mientras ella, agotada, se acomoda a su lado (1). Es la Francia rural interpretada tanto por Millet como por Van Gogh. Hombres y mujeres humildes que vivían de su trabajo. Es un amable y simpático cuadro que me recuerda unas palabras que A. Hauser dedica a los cartones de Goya: El arte se hace más humano, más accesible, con menos pretensiones; para comunes mortales ya no expresa la grandeza y el poder, sino la belleza y la gracia de la vida.
     Una de las características del Impresionismo era el uso de los colores complementarios con el objeto de que destaquen más unos y otros, así, vemos sobresalir el azul con su correspondiente complementario el violeta y, especialmente, el amarillo y el naranja. Habría que recordar, que el color amarillo era para él: la vida, la luz, el calor y el color del Sol; como el propio autor comunicó a su hermano en una de las numerosas cartas que le escribió. El amarillo representaba su mundo interior, era el emblema de la felicidad que nunca tuvo. Es el color que repite en innumerables obras, e incluso su casa en Arlés estaba pintada de amarillo.  
 (1) Obsérvese que la sombra que proyecta la pareja se consigue oscureciendo el color, conforme a las nuevas normas que sugiere el estilo Impresionista.

       R.R.C.