lunes, 3 de junio de 2019

NOCTÁMBULOS de Edward Hopper


     Es la obra más conocida del pintor neoyorquino fallecido en 1967 Edward Hopper, que abrazó el estilo Realista americano en pleno siglo XX. Este cuadro pintado en óleo sobre lienzo de mediano tamaño: 84 cm x 1,52 m, se encuentra expuesto en el Instituto de Arte de Chicago. Su título original en inglés Nighthawks, lo podemos traducir por “Halcones de la noche”, pero he preferido optar por la denominación con la cual es conocido en español: Noctámbulos.
     Observamos una construcción típica norteamericana conocida como Diner: o restaurante prefabricado; una especie de bar; casa de comida rápida…, que el artista pudo ver en su barrio natal de Manhattan, un establecimiento desaparecido en la actualidad. La tela es de 1942, muy poco después de la perturbación y desconcierto que provocó el bombardeo de Pearl Harbor en la población estadounidense. Llama la atención el uso magistral que hace de la luz, con esa iluminación fría típica de los tubos fluorescentes, que se presentaron al mundo por primera vez durante la Feria Mundial de Nueva York en 1939, ejercieron su influencia en el pintor. La calle y el edificio de enfrente que permanecen oscuras, se iluminan gracias a la intensa luz que deja pasar la enorme vidriera curvada que cierra el Diner del exterior. Nada hay en el espacio urbano que desvíe nuestra atención, ya que se encuentra completamente vacío. Salvo una caja registradora que podemos ver en la construcción de enfrente, con persianas medio bajadas que no permiten divisar su interior.
     Si nos centramos ahora en el habitáculo del bar vemos a los que, posiblemente, serían los últimos clientes del día, ya avanzada la noche, de ahí el título del cuadro. En primer lugar, el camarero vestido con uniforme blanco afanado en los últimos quehaceres de la jornada, y al igual que los pocos consumidores que todavía se mantienen en el establecimiento, absorto en su propio pensamiento. Nadie habla, nadie gesticula, nadie expresa nada. El aislamiento de los personajes es total, incluso la elegante pareja que vemos al fondo están juntos, pero cada uno embelesado en lo suyo. No vemos el rostro del cliente que aparece de espaldas al espectador, pero le podemos presuponer sin riesgo a equivocarnos, la misma actitud que a la pareja anterior. Se encuentran en un espacio sin salida, tanto el camarero que no tiene abertura para abandonar su lugar de trabajo, como los clientes, pues lo único que observamos es una puerta interior del local.
     El autor siempre se ha mostrado reacio a opinar sobre sus cuadros, como les pasa a otros artistas, Picasso, por ejemplo. "La respuesta a todo está en el lienzo..." dijo Hopper cuando le preguntaron por sus obras. La soledad y la falta de empatía del hombre moderno en la gran ciudad es lo que parece que nos quiere transmitir. Cuanto más pobladas estén nuestras urbes, más solos y necesitados de esa empatía se sentirán sus pobladores. La falta de comunicación entre ellos será total, como podemos comprobar, no solo en este, sino en otras obras del pintor.
     Por último, y guardando la prudente distancia entre este autor y el Expresionismo de Edvard Munch, ambos manifiestan una intensa preocupación por el hombre en el espacio urbano, cada vez más aislado cuanto mayor es el avance de la civilización y el tamaño de las ciudades. Aunque el pintor noruego hace hincapié en el miedo, en la enfermedad, e incluso, en la muerte.
        R.R.C.