lunes, 22 de julio de 2024

La mujer del César…

 

     Las informaciones abrumadoras que todos los medios de información nos están ofreciendo estos últimos meses, mañana, tarde y noche, sobre el comportamiento de familiares de políticos y especialmente de la mujer del presidente del Gobierno español, en cuya actividad no entraré ni me corresponde a mí juzgar, para eso están los tribunales de justicia, me ha hecho recordar la famosa frase que se le atribuye a Julio César, aunque él no la dijo, pero sí se le asigna: “Mi esposa no solo debe ser honrada, sino también  parecerlo”. Me explico:

     Todos los años se celebraba en Roma una fiesta a la que solo podían asistir mujeres acomodadas, y la presencia masculina estaba totalmente prohibida, dedicadas a la diosa Bona Dea (Buena Diosa), asociada a la castidad y fertilidad femenina. En el año 63 a. C. Cayo fue elegido Pontífice Máximo, cargo que le otorgaba un gran prestigio e influencia, por lo que al año siguiente su mujer Pompeya fue la anfitriona para que esos rituales festivos y religiosos se celebrasen en su casa en el centro de Roma. Pero siempre hay alguien dispuesto a fastidiarla, y un aristócrata llamado: Publio Clodio Pulcro, un imbécil en toda regla, se infiltró disfrazado de mujer, posiblemente, con la intención de seducir a la anfitriona. Solo tuvo que hablar para que su voz masculina le delatara. Se le juzgó y salió absuelto, ya que ni el propio César presentó acusación alguna contra él.

     No obstante, aunque el marido sabía que su mujer (casado con ella desde el año 68 a.C.) no cometió infidelidad alguna se separó de ella, por si le pudiese perjudicar en su ambiciosa carrera política que tenía por delante (evidentemente, una decisión injusta donde las haya). Según nos transmite Plutarco, César afirmó: "Mi mujer debe estar por encima de toda sospecha". Fue Marco Tulio Cicerón, gran político, orador y escritor romano de ideología conservadora, quién terminó dando la forma definitiva a la famosa frase que hemos leído al principio de esta entrada: “Mi esposa no solo debe ser honrada, sino también parecerlo”. Hoy en día, cabe destacar que el concepto que sobrevuela la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sugerida a los jueces goza de este mismo espíritu: “La percepción de imparcialidad es tan importante como la imparcialidad misma”. Por último, las infidelidades de César fueron una constante toda su vida, no era de esos políticos de la antigua Roma, que para que un acuerdo entre ellos quedara sellado definitivamente se acostaba el uno con la mujer del otro.

      R.R.C.


miércoles, 3 de julio de 2024

DENARIO DE MARCO ANTONIO Y CLEOPATRA

 

     Pese a que la efigie de Marco Antonio ocupe el anverso de la moneda, que como sabemos es la cara principal: el peso político, la habilidad diplomática, el poder de persuasión, la personalidad e inteligencia de Cleopatra bien hubiera merecido ocupar el primer lugar*. El general romano aparece de perfil mirando a la derecha con cabeza desnuda y con cabello a mechones, mentón prominente y un largo y robusto cuello, rodeado con la leyenda: ANTONI•ARMENIA•DEVICTA, que una vez traducida del latín leemos “Armenia conquistada por (Marco) Antonio”. Una grafila de puntos pone fin a esta faz. Mientras en el reverso observamos también de perfil el busto de la reina Cleopatra, con diadema y el pelo en pequeñas trenzas recogido en un moño en la parte de atrás, con un esbelto cuello y facciones duras. Entra la grafila y su imagen la inscripción latina: CLEOPATRAE•REGINAE•REGVM•FILIORVM•REGVM,  que  podríamos traducir como “Cleopatra reina de reyes y de (sus) hijos reyes”.

     Es el típico denario romano de plata de unos 18 mm de diámetro y escasos 4 g de peso acuñado, probablemente, en el propio Egipto en el año 32 a. C. No obstante, se detecta influencia helenística a la hora procurar que la imagen de los personajes no queden distantes. Pero este denario tiene más historia, pues hay que situarlo en el contexto que fue emitido. Ya que supuso toda una declaración de intenciones de la pareja nada pacíficas para con Roma, la patria de Marco  Antonio. Por lo que aumentó las tensiones entre el triunviro y Octavio, que junto con el senado, lo interpretaron como una declaración de guerra. 

      Para empezar se casó con Cleopatra cuatro años antes, cuando todavía estaba casado con Octavia, hermana del futuro emperador Augusto, de la cual se divorciaría un par de años después, en el contexto de lo que se conoce como “Las donaciones de Alejandría”, en las que reparte tanto territorios romanos de oriente, como otras superficies aún sin conquistar a los hijos de Cleopatra, nombrada ella misma reina de Egipto y “Reina de Reyes”, como ya vimos en la leyenda de la moneda. Cuando expiraba el triunvirato en el año 33 a. C. no se renovó. Desheredó a Octavia y sus hijas, algo ilegal en el Derecho Romano. Además, reconoció a Cesarión (el hijo de Cesar con Cleopatra) como único heredero legítimo de Julio César. La guerra estaba servida.

     Por último, monedas como esta y algún busto se han utilizado para saber cómo era el verdadero rostro de Cleopatra VII. Egipto deja de ser un reino independiente para convertirse en una provincia romana. Por cierto, también hay monedas de Augusto que conmemoran este hecho, aquellas en las que aparece la leyenda: “Egipto capturado”.

*Según al especialista que se consulte no está claro cuál es el anverso y el reverso de esta moneda: Seaby y Sear, por ejemplo, colocan a Cleopatra en el anverso; y Babelon y Sydenham en el reverso. Yo seguiré a estos últimos por encontrarse la leyenda en latín, y no dar preferencia al griego, la lengua utilizada en la parte oriental del Mediterráneo, donde fue martilleada la moneda.

        R.R.C.

NOTA: Imagen moneda obtenida de Internet.

NOTAII: Foto cabeza de Cleopatra del autor.