Este manuscrito descubierto recientemente en la biblioteca de Hamburgo
(Alemania), en el que aparece un pequeño fragmento del evangelio de la infancia
Tomás escrito en el siglo II, es de los siglos IV o V, el más antiguo de los
conservados hoy en día, al igual que ocurre con tantos otros textos cristianos
canónicos como no canónicos que son del
siglo XI en adelante. La relevancia del descubrimiento, más que por lo
que apunta, (que se conocía), es que a partir de los siglos IV o V ya se
copiaban para aprender a escribir textos cristianos, en lugar de los
habituales manuscritos de filósofos o
literatos griegos, que era lo acostumbrado en los siglos anteriores, en opinión
del catedrático Antonio Piñero. Por otra parte, es evidente que no fue un
escritor consagrado por la falta de rigor o torpeza tanto en la caligrafía como
en la presentación irregular del texto. En conclusión, el cristianismo ya
estaba siendo bien aceptado en las clases dominantes e intelectuales de la
época.
En lo poco que aporta el pasaje hace referencia a la infancia de Jesús,
y más concretamente a un milagro que realizó en sábado, día santo para los judíos que no podían hacer nada, solo
dedicarlo a Yahweh el dios de Moisés. José, el padre de Jesús niño, le reprende
haber hecho doce pajarillos de arcilla precisamente ese día, y como respuesta
Jesús da una palmada y salen todos volando. Este papiro hallado en Egipto mide
unos 11X5 cm y letras escritas en griego, en renglones muy incompletos. Por
tanto, el texto original de este evangelio de la infancia de Jesús, nos lleva a
concluir que estaba manuscrito en esta misma lengua.
R.R.C.