Esta preciosa
moneda de oro denominada Electrum porque está elaborada con oro (en mayor
proporción) y plata, posiblemente acuñada en Cartago (en la actual Túnez), es anepigráfica
por no mostrar leyenda alguna en sus caras. En el anverso exhibe un delicado
rostro femenino de perfil atribuido a la diosa más importante de los
cartagineses, Tanit, equivalente a la fenicia Astarté, divinidad de la luna, la
fertilidad y la guerra, mirando hacia la izquierda y portando una corona de
trigo sobre su cabeza, pendientes y collar con colgantes. Rodeada de una
grafila perlada que aparece en ambas caras de la moneda, debe de ser de la
segunda mitad del siglo IV o principios del III a. C. y conservada en el Museo
Británico de Londres.
De
estas monedas llamadas siclos hubo una gran producción durante este período. En
el reverso aparecía el caballo de la diosa con una gran elegancia y estático,
es decir, con las cuatro patas posicionadas en el suelo, en una especie de
línea de exergo que aparece vacío. Probablemente, el equino simbolizaba la
capital del Imperio cartaginés, aunque también hay quien apunta otras opciones,
a manera de la leyenda en la que se indicaba que la ciudad de Cartago se
levantaría donde los fenicios descubrieran una cabeza de caballo en el suelo,
como recoge la Eneida de Virgilio. Por otra parte la efigie de Tanit en el
anverso está claramente inspirada en los decadracmas de Siracusa que acuñaba Euainetos,
un auténtico maestro en el mundo de la impresión monetaria, con la efigie de la
ninfa Aretusa.
R.R.C.
NOTA: Imagen tomada de Internet