viernes, 29 de septiembre de 2023

¿SABÍAN LOS ANTIGUOS EGIPCIOS LA EXISTENCIA DE LOS ESPERMATOZOIDES?


       La respuesta es no. No podían verlos porque el descubrimiento de lo que podríamos considerar un microscopio rudimentario no fue hasta 1595. Hubo que esperar hasta 1667 para que el científico Anton van Leeuwenhoek examinando su propio semen con un microscopio más preciso que el del siglo anterior describiese un espermatozoide.

     Situado en el corazón de la antigua Tebas, la actual Luxor, se alza glorioso frente al Nilo, desde las dinastías XVIII y XIX en la segunda mitad del segundo milenio antes de nuestra era un magnífico templo. Los grandes faraones Amenhotep III y Ramsés II fueron sus constructores, dedicado al dios Amón bajo sus dos aspectos de Amon-Ra. Además de estos dos iniciadores, otros muchos faraones  agrandaron el recito con construcciones suplementarias, añadieron motivos de decoración y otros cambios. Hasta los tiempos de Alejandro Magno en el siglo IV antes de J.C. se estuvo interviniendo en esta monumental obra.

     La escena en cuestión que ha dado lugar a controversias y todavía hoy muchos aficionados a la egiptología, la encontramos en la capilla de Alejandro Magno, en la que vemos representado en bajo relieve a Min, dios de la fertilidad, de la vegetación, de la lluvia… entre otras atribuciones. En definitiva, de la fuerza generadora de la naturaleza y siempre aparece con el pene en plena erección (así lleva miles de años, es una pequeña broma). Frente a él nos encontramos con Alejandro Magno como faraón haciendo una libación, o un acto de purificación. Por cierto, los dos representados al mismo tamaño, lo cual indica el rango divino otorgado al célebre conquistador. Ahora viene lo sorprendente y que tanto gusta a los guías mostrar a los turistas, aunque yo tuve la mala suerte que el guía que me dirigió por el templo no consideró necesario enseñarnos esta escena: una eyaculación parece salir del pene del dios, en la que aparentemente se cruza un espermatozoide. No es más que un trampantojo (entendido como una ilusión óptica del observador, no como un engaño). Veamos:

     Lo que parece una eyaculación solo es un cuerno de toro que encontramos como F16 en la lista de jeroglíficos de Gardiner. Lo que parece la cabeza del espermatozoide es una jarrita redondeada la W24 de la misma lista. La onda de agua que sale de ella que se ve como línea quebrada es la N35. Todo en su conjunto, la jarra vertiendo agua sobre un cuerno es el jeroglífico F17de Gardiner que se pronuncia bu y hace alusión a la limpieza.

     Por último, la columna jeroglífica que observamos a la derecha de la pierna de Alejandro se puede traducir: Yo hago una purificación con cinco granos de incienso al sur. No hay más que decir.

        R.R.C.

NOTA: Imágenes descargadas de Internet.