viernes, 6 de septiembre de 2024

EL DIAMANTE

 

Es posible que un diamante sea la cosa más antigua que una persona pueda tener en la mano. Su origen se remonta a cientos de millones de años, cuando en el interior de la Tierra, a profundidades que superan los 100 Km se unieron dos fuerzas elementales: el calor y la presión, que al unísono, actuaron sobre carbón común dando lugar a un proceso de cristalización que culminó en la formación del rey de las gemas. Alcanzó la corteza y la superficie terrestre transportado por el fuego de las erupciones volcánicas; de esta manera, la naturaleza lo ha puesto en las manos del hombre, que sólo se ha tenido que preocupar de quitarle lo que le sobra y admirar la belleza, el fuego y la luz que se encuentra en el interior de cada una de estas piedras.

     El diamante se conoce desde antiguo, pero el hombre no sabía qué hacer con él; precisamente procede del griego adamas que significa indomable, invencible. Prácticamente hasta el siglo XIX no se pudo tallar con arreglo a unas proporciones minuciosamente estudiadas para que estas piedras se manifiesten en todo su esplendor. No obstante, desde algunos siglos anteriores ya empezaron a utilizarse como adornos, pero era un privilegio de la realeza y de los hombres. Hay que esperar a 1477 para que el Archiduque Maximiliano de Austria le regale a una mujer, María de Borgoña, una sortija de diamantes.

      Un  diamante es un elemento químico, el sexto de la tabla periódica, carbono puro cristalizado en el sistema cúbico, si estuviese en el hexagonal sería grafito, la punta de nuestros lápices, que en nada se parece al diamante, salvo que ambos son átomos de carbono cristalizado en estado sólido.

     El diamante tiene una serie de cualidades físicas y ópticas que lo convierten en algo especial. Su dureza y durabilidad no tienen parangón; su fulgor excepcional, si se consigue una perfecta conjunción de la vida (luminosidad) y el fuego (destellos) a la hora de tallarlo; la lisura de sus caras; la viveza de sus aristas. En definitiva, un nivel de perfección imperturbable que no se puede alcanzar en ninguna otra piedra natural o artificial.

     Los diamantes son piedras únicas, no hay dos iguales. Los hay más grandes y más pequeños; más blancos y más amarillentos, también los hay de colores: azules, amarillos, verdes..., e incluso negros; los hay prácticamente puros y otros menos puros que presentan inclusiones de otros minerales; y a la hora de tallarlos se puede hacer de distintas maneras,

     El peso de los diamantes y las piedras preciosas en general se expresa en quilates o puntos; 1 quilate equivale a la quinta parte de un gramo (200 mg), luego un diamante que tenga el peso de 1 gramo será de 5 quilates. Cuando bajamos del quilate podemos hablar de puntos o partes de quilate (1 quilate = 100 puntos). Por ejemplo, un diamante que pese 50 mg tendría 25 puntos o un  ¼  de quilate. Como es sabido, el peso está relacionado con la densidad; la del diamante es poco más de tres veces y media la del agua; luego tiene un peso elevado si tenemos en cuenta que el carbono es un elemento ligero, lo cual indica que nos hallamos ante una piedra muy compacta.

     Por último, habrá observado el lector, que los quilates de los diamantes no tienen nada que ver con los quilates en el oro, o metales preciosos. Mientras en los primeros significan peso, en los segundos están relacionados con el porcentaje de metal noble que contiene la pieza, por ejemplo: 18 quilates de una joya de oro, quiere decir, que es una aleación de dos o más metales con un 75% de oro, ya que el oro puro se considera que tiene 24 quilates.

     La talla más conocida de todas es la redonda con 57 facetas. A esta talla se la denomina brillante (luego, el diamante es la materia prima, Carbono 12, y brillante es la forma redonda que le damos al diamante). Como su nombre indica es la que más brilla de todas, y se llegó a ella después de elaborados cálculos matemáticos para que se aprovechasen las óptimas cualidades físicas del diamante. Si variamos las proporciones derivadas de dichos cálculos, el recorrido que sigue la luz dentro de la piedra lo variaremos y no saldrá por la corona (la parte superior) la luz que penetra, sino que parte de ella se perderá por la culata (la parte inferior). Además de la talla brillante existen otras, aunque brillen menos.

     A los diamantes de una cierta envergadura es normal conocerlos con un nombre propio. Entre los más conocidos del mundo podemos citar el Cullinan que es el de mayor tamaño, en bruto pesó 3106 quilates y del que se obtuvieron varias piedras talladas de distintos tamaños; la mayor de ellas engastada en el cetro del rey británico Eduardo VII tallada en forma de pera, de una gran pureza y blancura dio un peso de 530.20 quilates, el mayor del mundo y conocido con el nombre de Estrella de África o Cullinan I.

     El diamante de la imagen ha sido hallado recientemente en Botswana, país situado en el continente africano, con un peso de 2492 quilates en bruto, es el segundo más grande de la historia. Según cuentan los expertos es de alta calidad. Botswana, también ocupa el segundo lugar en producción de diamantes del mundo. Viendo esta hermosa piedra y la forma que tiene, un tallador excepcional sabrá ver en ella el diamante tallado que se “encuentra” dentro, igual que el gran escultor Miguel Ángel veía en el bloque de mármol que tenía delante, la escultura que dormía en su interior, y según decía el mismo se limitaba a quitar el material que sobraba para darle vida a la figura que portaba. Así que, ¿se podría obtener un diamante tallado mayor que el Cullinan I? Quién sabe.

      R.R.C.

NOTA: Imagen bajada de Internet.

miércoles, 28 de agosto de 2024

LAS ESPINTRIAS

 

     Sprintia en sigular y spintriae en plural si lo escribimos en latín, el nombre de estas fichas-monedas que se acuñaron hace unos dos mil años en el antiguo Imperio romano, más concretamente entre los años 22 y 37 d. C. cuando gobernaba el emperador Tiberio, sucesor de Augusto. Están acuñadas en bronce o en latón, de unos 2 cm de diámetro y unos 4 g de peso, no eran monedas propiamente dichas y, menos aún, de curso legal. No se han encontrado muchas de estas piezas, pues se hicieron en un breve período de tiempo solo en Roma, aunque se han hallado por todo el Imperio, normalmente bien conservadas, por lo que se venden en el mercado por un valor relativamente alto de varios miles de euros, a pesar de que no se sabe bien su utilidad o para que se utilizaron en su momento, ya que se han expuesto diversas teorías y ninguna de ellas satisfactoria. No sabemos si alguna vez sabremos de forma concluyente cual fue su propósito.

     En su anverso muestran actos sexuales explícitos de carácter realista que no dejan nada a la imaginación. Mientras en su reverso presentan un numeral romano del uno al dieciséis, rodeado de una grafila de puntos y una corona. Son anepígrafas por ambas caras. Personalmente creo que se usaban como un regalo, digamos, “picante” o como fichas para algún juego que hoy desconocemos. Descarto que se utilizasen en prostíbulos como medios de pago, pues no se ha encontrado ninguna de ellas en los numerosos lupanares repartidos por todo el Imperio que se han excavado.

     El biógrafo romano Suetonio utiliza este término por primera vez para referirse a jóvenes que practicaban la prostitución en su capítulo 43 de la vida de Tiberio. Mientras Marcialal (poeta romano del siglo I d. C.) prefiere llamarlas “lasciva numismata”, término muy acertado. En mi opinión, claro.

    R.R.C.


martes, 13 de agosto de 2024

ESCARABEO EGIPCIO EN ESPAÑA

 

     ¿Qué hace un escarabeo egipcio en una tumba de mujer en la necrópolis ibérica de Alcobillas en la provincia de Ciudad Real? Pues a esta pregunta tratan de dar respuesta los arqueólogos que hicieron este descubrimiento, ya que estos escarabajos no son frecuentes hallarlos fuera de Egipto. Una posible hipótesis es, que comerciantes fenicios o griegos lo hubiesen traído hasta aquí desde su país de origen. El material con el que está elaborado no es de buena calidad si lo comparamos con uno de lapislázuli, turquesa, cornalina… pues se trata de pasta vítrea para llevarlo como un colgante, como demuestra el agujero que atraviesa la pieza de lado a lado para introducir un cordón.            

     En la base podemos encontrar una inscripción jeroglífica muy útil para su datación, ya que traducida al español podemos leer el Nombre de Nacimiento (SA- RA) de tres faraones de la XXVI dinastía llamados: Psamético I y su nieto Psamético II, que gobernaron entre finales del siglo VII y principios del VI a. C. También podría referirse a Psamético III* que solo reinó 6 meses entre el 526 y 525 a. C. 

     Hay que tener presente que el “Scarabaeus sacer” en el Antiguo Egipto era un potente amuleto de protección para su portador, entre otras muchas propiedades que tenía. La mayoría de los egipcios tendían a comprarse uno según sus posibilidades económicas a lo largo de los distintos períodos de la época faraónica.

*Puede verse "La batalla de Pelusio" en este mismo blog.

      R.R.C.


lunes, 22 de julio de 2024

La mujer del César…

 

     Las informaciones abrumadoras que todos los medios de información nos están ofreciendo estos últimos meses, mañana, tarde y noche, sobre el comportamiento de familiares de políticos y especialmente de la mujer del presidente del Gobierno español, en cuya actividad no entraré ni me corresponde a mí juzgar, para eso están los tribunales de justicia, me ha hecho recordar la famosa frase que se le atribuye a Julio César, aunque él no la dijo, pero sí se le asigna: “Mi esposa no solo debe ser honrada, sino también  parecerlo”. Me explico:

     Todos los años se celebraba en Roma una fiesta a la que solo podían asistir mujeres acomodadas, y la presencia masculina estaba totalmente prohibida, dedicadas a la diosa Bona Dea (Buena Diosa), asociada a la castidad y fertilidad femenina. En el año 63 a. C. Cayo fue elegido Pontífice Máximo, cargo que le otorgaba un gran prestigio e influencia, por lo que al año siguiente su mujer Pompeya fue la anfitriona para que esos rituales festivos y religiosos se celebrasen en su casa en el centro de Roma. Pero siempre hay alguien dispuesto a fastidiarla, y un aristócrata llamado: Publio Clodio Pulcro, un imbécil en toda regla, se infiltró disfrazado de mujer, posiblemente, con la intención de seducir a la anfitriona. Solo tuvo que hablar para que su voz masculina le delatara. Se le juzgó y salió absuelto, ya que ni el propio César presentó acusación alguna contra él.

     No obstante, aunque el marido sabía que su mujer (casado con ella desde el año 68 a.C.) no cometió infidelidad alguna se separó de ella, por si le pudiese perjudicar en su ambiciosa carrera política que tenía por delante (evidentemente, una decisión injusta donde las haya). Según nos transmite Plutarco, César afirmó: "Mi mujer debe estar por encima de toda sospecha". Fue Marco Tulio Cicerón, gran político, orador y escritor romano de ideología conservadora, quién terminó dando la forma definitiva a la famosa frase que hemos leído al principio de esta entrada: “Mi esposa no solo debe ser honrada, sino también parecerlo”. Hoy en día, cabe destacar que el concepto que sobrevuela la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sugerida a los jueces goza de este mismo espíritu: “La percepción de imparcialidad es tan importante como la imparcialidad misma”. Por último, las infidelidades de César fueron una constante toda su vida, no era de esos políticos de la antigua Roma, que para que un acuerdo entre ellos quedara sellado definitivamente se acostaba el uno con la mujer del otro.

      R.R.C.


miércoles, 3 de julio de 2024

DENARIO DE MARCO ANTONIO Y CLEOPATRA

 

     Pese a que la efigie de Marco Antonio ocupe el anverso de la moneda, que como sabemos es la cara principal: el peso político, la habilidad diplomática, el poder de persuasión, la personalidad e inteligencia de Cleopatra bien hubiera merecido ocupar el primer lugar*. El general romano aparece de perfil mirando a la derecha con cabeza desnuda y con cabello a mechones, mentón prominente y un largo y robusto cuello, rodeado con la leyenda: ANTONI•ARMENIA•DEVICTA, que una vez traducida del latín leemos “Armenia conquistada por (Marco) Antonio”. Una grafila de puntos pone fin a esta faz. Mientras en el reverso observamos también de perfil el busto de la reina Cleopatra, con diadema y el pelo en pequeñas trenzas recogido en un moño en la parte de atrás, con un esbelto cuello y facciones duras. Entra la grafila y su imagen la inscripción latina: CLEOPATRAE•REGINAE•REGVM•FILIORVM•REGVM,  que  podríamos traducir como “Cleopatra reina de reyes y de (sus) hijos reyes”.

     Es el típico denario romano de plata de unos 18 mm de diámetro y escasos 4 g de peso acuñado, probablemente, en el propio Egipto en el año 32 a. C. No obstante, se detecta influencia helenística a la hora procurar que la imagen de los personajes no queden distantes. Pero este denario tiene más historia, pues hay que situarlo en el contexto que fue emitido. Ya que supuso toda una declaración de intenciones de la pareja nada pacíficas para con Roma, la patria de Marco  Antonio. Por lo que aumentó las tensiones entre el triunviro y Octavio, que junto con el senado, lo interpretaron como una declaración de guerra. 

      Para empezar se casó con Cleopatra cuatro años antes, cuando todavía estaba casado con Octavia, hermana del futuro emperador Augusto, de la cual se divorciaría un par de años después, en el contexto de lo que se conoce como “Las donaciones de Alejandría”, en las que reparte tanto territorios romanos de oriente, como otras superficies aún sin conquistar a los hijos de Cleopatra, nombrada ella misma reina de Egipto y “Reina de Reyes”, como ya vimos en la leyenda de la moneda. Cuando expiraba el triunvirato en el año 33 a. C. no se renovó. Desheredó a Octavia y sus hijas, algo ilegal en el Derecho Romano. Además, reconoció a Cesarión (el hijo de Cesar con Cleopatra) como único heredero legítimo de Julio César. La guerra estaba servida.

     Por último, monedas como esta y algún busto se han utilizado para saber cómo era el verdadero rostro de Cleopatra VII. Egipto deja de ser un reino independiente para convertirse en una provincia romana. Por cierto, también hay monedas de Augusto que conmemoran este hecho, aquellas en las que aparece la leyenda: “Egipto capturado”.

*Según al especialista que se consulte no está claro cuál es el anverso y el reverso de esta moneda: Seaby y Sear, por ejemplo, colocan a Cleopatra en el anverso; y Babelon y Sydenham en el reverso. Yo seguiré a estos últimos por encontrarse la leyenda en latín, y no dar preferencia al griego, la lengua utilizada en la parte oriental del Mediterráneo, donde fue martilleada la moneda.

        R.R.C.

NOTA: Imagen moneda obtenida de Internet.

NOTAII: Foto cabeza de Cleopatra del autor.

jueves, 6 de junio de 2024

La firma de Cleopatra, la última reina de Egipto

 

     De los poquísimos documentos que tenemos firmados de la antigüedad es este uno de ellos. Descubierto a principios del siglo XX y conservado en la capital alemana, tuvo que esperar al primer año del siglo siguiente para ponerlo en valor (como tanto les gusta decir a políticos y periodistas de hoy en día), pues contiene al final del texto y de manera separada, el visto bueno escrito a puño y letra de la mismísima Cleopatra VII, la última reina de Egipto, amante de Julio César y Marco Antonio, ya que ambos estaban casados con las romanas Calpurnia y Octavia.

     Tanto el texto como lo que podríamos considerar su firma aparecen en griego. El primero por un funcionario de la corte con letra claramente distinta a lo que sería su refrendo, para evitar falsificaciones. La información que nos transmite el papiro es una serie de exenciones de impuestos a un amigo muy cercano a Marco Antonio, sin más información relevante. Fue escrito a principios del año 33 a. C. cuando ya estaba próxima la batalla de Accio que puso fin a la vida de ambos amantes.

     En el escrito podemos ver remarcado en rojo en la parte inferior la palabra en griego γινέσθω,ι que anotada con el alfabeto latino sería: ginésthōi, y una vez traducida al español: “Hágase”, lubricado a puño y letra por la propia reina.

       R.R.C.


LA MONEDA DE PONCIO PILATO

 

     Esta pequeña moneda de bronce, y de escaso valor en la época, fue mandada a acuñar por el gobernador romano en Judea Poncio Pilato, junto a otra pieza en los años 30 y 31. Hay que advertir que en alguna moneda de Pilato se ha encontrado un problema ortográfico. Aunque su residencia estaba situada en Cesarea, las monedas fueron acuñadas en bronce en Jerusalén y circularon por toda Judea, e incluso más allá, hasta 40 años después de su impresión.

     En el anverso observamos un lituus* que era un instrumento que podría ser de madera, muy importante para los sacerdotes romanos (augures) que ocupa todo el campo de la moneda, rodeado de una inscripción escrita en griego que dice: TIBЄPIOY KAICAPOC (Tiberio César).  La leyenda asegura que Rómulo utilizó este utensilio para la fundación de Roma allá por el 753 a. C. En el reverso vemos unas espigas de cebada que podrían tener un carácter decorativo, aunque no puedo descartar algún otro significado, y su año de fabricación L IZ = Año 30 d. C (L es abreviatura de año).

*Con forma de callado es un signo jeroglífico como atributo de poder denominado Heqa en el Antiguo Egipto, y que podríamos traducir como gobernante. Más tarde en la religión cristiana se convierte en el báculo de los obispos simbolizando el artefacto de un pastor que guía a sus ovejas.

       R.R.C.

NOTA: Aunque en la moneda vemos una UZ, realmente es una L IZ que al juntarse la L con la I en la impresión de la pieza dan lugar a una U. Por otra parte, Tiberio es emperador de Roma desde septiembre del año 14 d. C., luego L es la abreviatura de año como ya sabemos, e IZ se corresponde con el año 17 de Tiberio, que nos lleva en nuestro calendario al año 30 d. C.

NOTAII: Imagen descargada de Internet

miércoles, 5 de junio de 2024

LOS GATOS DEL HERMITAGE

 

     El 8 de agosto es el Día Internacional del Gato (aunque tiene otros días más), lo cual me ha hecho recordar a unos residentes muy particulares del Museo del Hermitage de San Petersburgo en Rusia, que es uno de los mayores y más prestigiosos museos del mundo, comparable a las galerías del Louvre, British* o Metropolitano de Nueva York. Ya desde el siglo XVIII se vio la necesidad de que estos felinos deambularan por allí, y en la actualidad unos 65 gatos habitan en sus sótanos atendidos por cuidadores, con el fin de ahuyentar a roedores que podrían dañar miles de obras de arte que allí se depositan. Salvo el paréntesis de la II GM (en el que murieron todos), estos animales han estado presentes en los subterráneos y alrededores del museo desde su fundación. Son gatos procedentes de la calle, y cuando tienen excedentes les encuentran familias dispuestas a acogerlos; eso sí, con un certificado que les garantiza que han sido gatos custodios del Hermitage. Todo un lujo.

     Fue la emperatriz Catalina la Grande la que concedió a los felinos el estatus de “guardianes” del museo, que ella misma creó hace poco más de 250 años. “Los gatos se han convertido en protagonistas importantes de la vida del museo, forman parte de la leyenda e historia del Hermitage”, afirma su director. Los dos preciosos gatos que podemos ver tanto en su exterior como en interior son de ellos. 

*El gato Mike nacido en 1909 colaboró a proteger la entrada principal del museo Británico durante 20 años.

          R.R.C.


CERVEZA TUTANKHAMUN

 

     En el templo del Sol mandado a construir por Akenatón, el cual contaba con una cervecería, un arqueólogo de Cambridge descubrió una receta en 1990 para la elaboración de la cerveza. Posteriormente y siguiendo sus indicaciones, una fábrica escocesa se encargó de producir lo que presentaron como la cerveza más antigua del mundo: Tutankhamun. Se ofrecía en una bonita caja de madera que simbolizaba un sarcófago. En la parte frontal y en vivos colores se nos muestra el nombre de trono y el nombre de pila del faraón en sus correspondientes cartuchos. En la zona inferior podemos traducir del jeroglífico: “Cerveza para su Majestad”. Y para quién pudiera pagársela, añadiría yo. Solo se fabricaron 1000 botellas.

      R.R.C.


TUBO DE KHOL DEL ANTIGUO EGIPTO

 

     De la 18 dinastía del Antiguo Egipto, concretamente del siglo XIV a. C., es este tubo de Khol de Satimón (La hija de Amón, en español), como vemos en el cartucho inferior, hija del faraón Amenofis III, aunque en este caso la escritura jeroglífica que aparece encima nos la presenta como Gran Esposa Real de su padre. También sabemos por otras fuentes, e incluso por algún tubo similar, que este título lo ostentaba principalmente Tiy, la madre de Amenofis IV. En la parte superior nos encontramos con el cartucho de Amenofis III, que traducido al español significa: “El señor de la justicia es Ra”, al cual se le presenta como el buen dios. Mientras a ella se le desea larga vida.

     Lo podemos ver en el Museo Metropolitano de Nueva York, y está elaborado en loza, para contener un cosmético llamado Khol que utilizaban mayoritariamente las mujeres, pero también sabemos de su uso por parte de los hombres en la antigüedad, no solo en Egipto, igualmente se empleaba en otros lugares. Servía para ennegrecer los ojos aunque también se le suponía propiedades terapéuticas.

       R.R.C.

NOTA: Imagen bajada de Internet

Shekel de la primera gran revuelta judía contra los romanos

 

     La moneda que vemos en la imagen de una calidad excelente está acuñada en la ceca de Jerusalén, una vez empezada la primera revuelta de los judíos contra la dominación romana, más concretamente en el año 69 de nuestra era. El material utilizado fue la plata y debe de andar en torno a los 14 g de peso y 2.5 cm de diámetro. Esta primera guerra contra Roma comenzó en el año 66 y finalizó con la destrucción y saqueo del templo de Jerusalén y la toma de Masada en el 73 d. C. El emperador Vespasiano  emitió monedas que celebran las victorias obtenidas en Judea.

     En su anverso vemos un típico cáliz judío de borde perlado con la leyenda en hebreo “shekel de Israel”. Mientras que en el reverso aparece en el mismo idioma “Jerusalén la Sagrada” y se muestran tres granadas saliendo de un mismo tallo. La granada, como alegoría de la fertilidad, era un símbolo de Judea, además de otros pueblos mediterráneos, también las utilizaban los sacerdotes para decorar el Templo, según nos informa Flavio Josefo. En ambas caras lo que vemos son símbolos bíblicos, lo cual nos indica el peso de la religión en la sociedad judía de la época. Una grafila bien centrada corrobora igualmente la calidad de esta pieza.

     Tan solo recordar que el hecho de emitir una moneda de plata, y más de estas dimensiones, era una declaración de guerra a la autoridad romana, pues no estaban autorizados para ello.

       R.R.C.

NOTA: Imagen descargada de Internet

EL ÓBOLO DE LA VIUDA

 

     Llamando Jesús a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más en el gazofilacio que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba; ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento (Marcos, 12). Luego, se convirtió para Jesús en la moneda más valiosa de todas, pese a que todos sabemos la aversión que Él sentía por el dinero, cuando pidió que le mostrasen un denario con la cara del césar, para no tener que tocarlo. Siguiendo dicho evangelio, Jesús se encontraba en el Atrio del Templo descansando cuando observó que la pobre viuda se acercó al gazofilacio (en España le llamamos cepillo) y depositó dos pequeñas monedas, las de menor valor que circulaban en ese momento por Jerusalén.

     Se ha especulado mucho sobre cuáles podrían ser, y se ha llegado a la conclusión mayoritaria de que se trataba de dos leptones, que equivalían a un prutah (óbolo). Todas aquellas monedas que el Templo no aceptaba como limosnas quedan eliminadas, lo cual allana el camino para pensar que se trataba de estas piezas, aunque fuesen muy antiguas, ya que tendríamos que remontarnos a los tiempos del rey y sumo sacerdote Alejandro Janneo, que vivió entre el 127 (rey de Judea desde el 103) y el 76 a.C., el que mandó acuñar estas monedas en la ceca de Jerusalén.

     En lo que me parece el anverso observamos con cierta claridad un ancla invertida con una leyenda en griego rodeándola. Respecto al reverso, vemos una estrella de ocho puntas en el interior de una diadema con una inscripción en hebreo. El material empleado era el bronce y su diámetro de poco más de un centímetro, aunque no eran completamente circulares.

P.D. (13-6-2024) Realmente la moneda denominada  óbolo, ὀβολόι en griego que significaba broche, fue una pieza de plata muy pequeña y que empezó a utilizarse en el  mundo heleno desde el siglo VI a. C., y equivalía a la sexta parte de un dracma (3.5 g de plata), luego no alcanzaba los 0.6 g de este mismo metal. Sin embargo, en el Nuevo Testamento la gente habla del óbolo de la viuda, pero hay que darle el sentido de una pequeña cantidad de dinero que los fieles depositaban como limosna en el gazofilacio del Templo, en el caso que nos ocupa serían dos leptones, que eran las monedas ( incluso a veces mal acuñadas), que hacían los judíos.

   R.R.C.

NOTA: Imagen descargada de Internet