viernes, 15 de junio de 2018

EL CÁLIZ DE VALENCIA ¿EL SANTO GRIAL?


     Se han propuesto más de 200 cálices como candidatos al que utilizó Jesús en la Última Cena, pero ¿podría ser uno de ellos el verdadero? Es posible. Antonio Beltrán* (el que fue catedrático de Arqueología de la Univ. de Zaragoza) llevó a cabo una concienzuda investigación sobre la copa conservada en la catedral de Valencia. Partiendo del más absoluto escepticismo, llegó a la conclusión de que, si no era posible afirmar con rotundidad de que dicha copa era el Santo Grial, tampoco se podía oponer una prueba científica de que no lo era. San Jerónimo, que vivió en los siglos IV-V, nos habla de la existencia de dos copas sobre la mesa de la Última Cena: una grande no utilizada como copa de consagración por su gran capacidad; y otra más pequeña de piedra, que coincide con la que estamos tratando y que se utilizó para la consagración del vino. Solo la parte superior que consiste en un cuenco de ágata múrrino (pulido con mirra) que se puede datar en el siglo I, o II a. de C. de unos 9 cm de diámetro y 7 de altura sería el verdadero cáliz, ya que el resto de la copa es una añadidura de orfebrería medieval de una gran calidad artística que hace de relicario, compuesta por oro, perlas y piedras preciosas, concretamente, dos esmeraldas y dos rubíes y, por lo tanto, quedaría descartada. Este tipo de tazón era el que se utilizaba en la Pascua judía (Séder de Pésajen Jerusalén en época de Cristo. Pudo ser elaborada en Egipto, Siria, e incluso, en el propio Israel.

     Los primeros papas hasta Sixto II (mediados del siglo III) utilizaban esta copa, cuando en su plegaria eucarística decían: ET HUNC PRAECLARUM CALICEM (este cáliz glorioso) tomó en sus santas y venerables manos. Y para salvarlo de la persecución del emperador Valeriano lo confió a su diácono Lorenzo, que lo envió a su tierra natal en Huesca para ponerlo a salvo. A partir de aquí, y de cómo llegó a la catedral de Valencia de manos de Alfonso V el Magnánimo en 1437, y se mantuvo hasta nuestros días, la historia de esta pieza es muy extensa y sobrepasa esta pequeña reseña. Solo indicaré que el Viernes Santo de 1744, un canónigo de la Seo tuvo la mala fortuna de que se le cayera el cuenco durante la celebración de la misa. Este hecho provocó un gran impacto entre los asistentes al acto religioso, pero enseguida se requirió la presencia de un gran artesano, que llevó a cabo un magnífico trabajo reparador de los desperfectos provocados por la caída. Por otra parte, tenemos que descartar la idea de que el Santo Grial era de cerámica, madera u otro material modesto, como el que encuentra Indiana Jones en su famosa película, con el absurdo argumento de que así sería la copa de un carpintero.

     Aunque la Iglesia católica no se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de esta copa, los dos papas que visitaron Valencia no hace muchos años, me refiero a Juan pablo II y a Benedicto XVI, celebraron la eucaristía con este cáliz, e incluso el primero de ellos llegó a decir: que era un “vestigio del paso de Cristo por la tierra”. En cierto modo es un reconocimiento de que nos encontramos ante el cáliz de la Última Cena.

     Por último, recordar, que le ha salido un serio competidor a esta reliquia, y que se conserva en San Isidoro de León, me refiero al Cáliz de Doña Urraca, que cedió sus joyas para embellecerlo, y, de ser auténtico, también sería la parte superior consistente en un cuenco de ónice. Sin embargo, el investigador Luis Molina mantiene que la traducción que han aportado de unos documentos árabes medievales los dos autores principales** en favor de la reliquia de León, es totalmente incorrecta y, por consiguiente, habría que descartar la prueba crucial que exhiben en su investigación. Así que, al igual que Indiana Jones tuvo que elegir, las opciones están abiertas. Yo también he elegido, y considero que el Cáliz de Valencia acumula datos fundados para ser el SANTO GRIAL.

*El único autorizado por la autoridad eclesiástica para desmontar el cáliz y realizar un estudio completo.
**En un libro publicado en el 2014.

NOTA I: Séder de Pésaj, es decir, la Cena de Pascua judía se celebraba el día 14 del mes de Nisán, primer mes del calendario hebreo bíblico, que recuerda la salida de sus antepasados de Egipto dirigidos por Moisés. Se empleaban cuatro copas de vino durante el ritual, y la que Cristo utilizó para la consagración del pan y el vino fue la tercera. Después abandonó el lugar con sus discípulos sin hacer uso la cuarta copa, con la que finaliza el rito pascual. Una vez crucificado Jesús manifestó que tenía sed, le acercaron una esponja empapada en vinagre y después de probarlo dijo: "Todo se ha cumplido" y entregó su espíritu. Podríamos deducir que la cuarta copa la bebió en el Calvario.
     
NOTA II: “La investigadora Ana Mafé García está segura al 99,9% de que el cáliz de Valencia es el que Jesucristo utilizó en la Última Cena. La búsqueda eterna del Santo Grial terminaría precisamente en la ciudad del Turia. Así lo argumenta en su tesis esta doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valencia”. Según informa el diario ABC.

NOTA III: Tazas romanas de calcedonia similares a la que nos ocupa, datadas entre el año 1 y el 50 después de Cristo. Están expuestas en una vitrina del Museo Británico. Foto tomada por mí.            
      R.R.C.