jueves, 31 de enero de 2019

REPOSACABEZAS DE TUTANKAMÓN


     Reposacabezas (uere, en su idioma) de Tutankamón de la XVIII dinastía egipcia, con una antigüedad superior a los 3300 años. En la actualidad se encuentra en el Museo de El Cairo. Consta de tres partes: base, pilar en el centro y una parte curva para apoyar la cabeza. Con un hermoso color azul cobalto, y decorado con pintura dorada que produce un bello contraste, destaca un texto jeroglífico que recorre en vertical esta maravillosa obra. Dice lo siguiente: "El buen dios viviente Señor de las Dos Tierras (Egipto), Señor de los ritos: -El Señor de las manifestaciones en Ra- (Tutankamón), que sea dotado de vida como Ra eternamente".
     Estos “ueres”, como casi todo en el Antiguo Egipto, estaban dotados de poderes mágicos, que libraban a sus dueños de amenazas invisibles mientras descansaban. Por último, la comodidad de utilizar estos objetos, no la veo por ninguna parte.
       R.R.C.
NOTA: Imagen bajada de Internet.

jueves, 24 de enero de 2019

EL ANILLO DE SA-NEIT


     Este magnífico y robusto anillo de oro con inscripciones jeroglíficas en forma de sello oval procede del país de los faraones. De la XXVI dinastía egipcia y con una antigüedad aproximada de 2600 años, perteneció a un importante sacerdote que, probablemente, vivió en la ciudad de Letópolis (Jem, en egipcio) en el sur del delta del Nilo, que entre otros títulos se refiere a él como Señor de esta localidad, tal y como podemos leer en la inscripción. Miles de años después fue propiedad de un urólogo de la Ciudad Condal, que se pudo permitir el lujo de lucirlo habitualmente en un dedo de su mano y, tras dejarlo a sus herederos, el Museo Egipcio de Barcelona lo adquirió para exponerlo en una de sus vitrinas dedicada a joyas del Antiguo Egipto. Sortijas como esta existen unas seis más.
     El nombre de su antiguo dueño lo podemos ver en la parte inferior derecha: un pato que se transcribe por Sa, y sobre el ave dos arcos atados en un paquete rectangular, o sea, el ideograma de la diosa Neit, o Net, una antigua divinidad egipcia de la guerra y la caza. Entre sus títulos figura el de directivo de las capillas de la nombrada diosa; sacerdote del dios Horus… Y otras menciones. En fin, otra pieza más que nos indica el grado de calidad y perfección técnica que alcanzaron los orfebres egipcios de aquella lejana época.
       R.R.C.

MALLA FUNERARIA EGIPCIA


     Expuesta en una de las salas que el Museo Arqueológico Nacional de Madrid dedica a las antigüedades egipcias, esta malla elaborada en fayenza de color azul, y con unas medidas de 140 cm de alto por 51 de ancho es una de mis piezas preferidas. Data de la Época Baja, es decir, entre los siglos VII y IV a. de C. Formaba parte del equipamiento que la momia debía de tener para sortear la muerte e iniciarse en la vida eterna. Engarzada a base de canutillos de cerámica vidriada conocida con el nombre fayenza, muy apreciada y profusamente empleada por los antiguos egipcios. Está compuesta a base de rombos y rematada en los bordes con pequeñas cuentas policromadas, que dan un toque de minuciosidad y elegancia a la pieza evidente, sin olvidar la bella decoración geométrica que podemos observar en el cuello.
     Por lo tanto, la malla en su conjunto colocada sobre el cuerpo del fallecido tenía un poder mágico, que colaboraba en su resurrección. Además, en la parte superior nos encontramos con el disco solar alado, símbolo de la eternidad del alma; y del que pende una inscripción jeroglífica en la que aparece el nombre del difunto, que incluye al dios Amón y que se refiere al finado como Osiris, término habitual para aludir a los muertos. Bajo el texto vertical nos encontramos con el típico escarabajo alado, un potente amuleto que ayudaba a resucitar en el Más Allá, y que estaba vinculado con el dios Jepri, símbolo de la vida eterna. A su alrededor descubrimos los cuatro hijos de Horus, cuya misión principal era preservar de la descomposición las vísceras que se habían extraído de la momia, y que se habían depositado junto a esta en los cuatro vasos canopos y, de paso, proteger al difunto al hallarse sobre él.
     Por último, debió de pertenecer a una persona poderosa del momento, por el alto costo que tendría un trabajo artesanal tan meticuloso.
        R.R.C.

BRAZALETE FLEXIBLE DE TUTANKAMÓN

     Nos encontramos ante una de las joyas que aparecieron en la tumba de este faraón, concretamente en el brazo derecho de la momia cuando fue descubierta en 1922 por H. Carter en el Valle de los Reyes. Un brazalete flexible de cuentas elaborado a base de oro, cornalina, loza y piezas de vidrio, que lo dotan de un gran colorido y vistosidad. Asimismo, un espectacular cierre rojizo con forma de ojo de Horus, el Udyat (el que está completo), símbolo que protege y da estabilidad a su portador. Uno de los amuletos mágicos más potentes y utilizados en el Antiguo Egipto.
     En el reverso del cierre nos encontramos con la frecuente inscripción jeroglífica que suelen llevar estas obras maestras de la orfebrería egipcia; entre la que podemos observar el cartucho de Tutankamón, el cual hace referencia a él como gobernante. Además, también se refiere al faraón como Señor de las dos Tierras (Egipto); imagen de Ra; y que sea dotado de vida eternamente y para siempre. En fin, las habituales dedicatorias que los orfebres y artistas egipcios reservaban a sus monarcas.
NOTA: “eternamente” hace referencia a la eternidad cíclica en la que interviene la tierra; mientras que “para siempre” hace referencia a la “eternidad luminosa” en la que interviene el Sol. De ambas maneras los antiguos egipcios se pronunciaban sobre la eternidad.
        R.R.C. 
NOTA II: Imagen bajada de Internet